(Minghui.org) Mientras una mujer de negocios, en la ciudad de Shijiazhuang, fue encarcelada por su fe, su esposo que padece problemas de salud y que dependía de su cuidado desde hacía muchos años, quedó tan traumatizado al conocer la noticia que su presión arterial se disparó hasta el punto de tener que ser sometido a un tratamiento con stent (endoprótesis vascular). Todavía se encuentra hospitalizado en el momento de escribir este artículo.

La Sra. Hu Yanxia, de 54 años, fue detenida el 15 de noviembre de 2013 por negarse a renunciar a Falun Gong, una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino. Más tarde fue puesta en libertad bajo fianza, debido a su precario estado de salud. Ella compareció ante la corte del distrito de Qiaoxi el 12 de octubre de 2015. Fue sentenciada a tres años de prisión el 6 de julio de 2016.

La corte intermedia de Shijiazhuang rápidamente rechazó su apelación sin comunicárselo a su abogado, ni celebrar audiencia alguna. Como su estado de salud no cumplía con los requisitos de admisión en la prisión, se le concedió libertad condicional, aunque la duración de la libertad condicional nunca se determinó.

La jueza Zheng Lijun del tribunal del distrito de Qiaoxi llamó a la Sra. Hu el 14 de febrero de 2017, pidiéndole que se presentara en el juzgado para firmar algunos documentos, con el objetivo de convertir su libertad condicional en "tiempo de servicio fuera de la cárcel".

Fue al día siguiente, y Zheng (la jueza) la envió al segundo centro de detención de Shijiazhuang para que le realizaran un examen médico "como parte del procedimiento normal". Su presión arterial se registró en 180/130. Horas después, Zheng dijo que ya era hora de enviarla a casa, en cambio, la trasladó directamente a la prisión de mujeres de la provincia de Hebei.

El 1 de marzo, el esposo de la Sra. Hu recibió una llamada telefónica de la prisión, pidiéndole que enviara dinero para comprar medicamentos para tratar la hipertensión de su esposa. Su esposo depositó 500 yuanes hace solo unas semanas, preguntándose dónde acabaría aquel dinero, y si la salud de su esposa se habría deteriorado aún más. Pidió ver a su esposa, pero le denegaron su petición.

La prisión volvió a llamar dos días después, pidiendo más dinero. El esposo de la Sra. Hu se preocupó, aún más, por el estado de salud de su esposa. Fue a la prisión el 9 de marzo, durante un “día de puertas abiertas” en el que las visitas familiares se aceptaban sin reservas, pero los guardias lo rechazaron.

La preocupación por su esposa afectó su salud. Siempre había padecido problemas de salud y había dependido del dinero y los cuidados de su esposa. En diciembre, de repente, su presión arterial subió a niveles peligrosamente altos, y sus médicos le realizaron una intervención con stent (endoprótesis vascular). En el momento de escribir estas líneas aún sigue hospitalizado.