(Minghui.org) Han pasado 20 años desde que comencé a practicar Falun Dafa y me he beneficiado enormemente por ello. Me gustaría referirme a dos de los momentos más críticos de mi cultivación.

¿Qué hay que temer teniendo a Shifu con nosotros?

Un practicante y yo fuimos en abril de 2016 a las afueras para aclarar los hechos sobre Falun Dafa y distribuir materiales informativos. Cuando volvíamos a casa, se encendió la luz de reserva de la motocicleta, así que fuimos a llenar el depósito.

Mi compañero conducía la motocicleta y me di cuenta de que nos estábamos saliendo de la carretera. Cuando nos aproximábamos al pueblo, la motocicleta frenó repentinamente.

Caí al suelo y me desmayé. Sentí como si mis órganos se hacían añicos. Entonces, tuve un pensamiento: "Yo soy una practicante de Dafa bastante conocida en el condado. Mi accidente no puede tener ningún efecto negativo en salvar a la gente". Tras ese pensamiento, recuperé la conciencia, aunque no pude moverme.

Mi compañero practicante preguntó: "¿Estás bien?". Le dije: “Si", mientras recordaba el párrafo: "Lo bueno o lo malo surgen de un pensamiento". (Zhuan Falun)

De hecho, tenía un dolor insoportable. Mi compañero fue a buscar ayuda mientras yo yacía en el suelo recitando el Fa y enviando pensamientos rectos.

Sentí como si hubieran pasado años hasta que llegó la asistencia. Alguien me ayudó a levantarme y el dolor se alivió. Querían llamar a un taxi pero me negué. Les pedí acercarnos con la motocicleta a casa de una practicante que vivía cerca del sitio del accidente.

Llegamos a su casa, y vomité. La practicante me examinó y se dio cuenta que mi espalda se había dislocado. Después pude apreciar cómo muchas costillas estaban rotas y tenía vértebras dislocadas.

Pensé: "Soy una discípula de Dafa. No puedo hacer que la gente se preocupe por mi. Debería volver a casa”.

El tercer día regresé a casa. Quise enviar pensamientos rectos pero no podía sentarme derecha, ya que era muy doloroso. Algunos compañeros practicantes vinieron a visitarme y estudiamos el Fa y enviamos pensamientos rectos juntos al mismo tiempo que me daban aliento. Aun así, yo sabía que solo Shifu podía salvarme.

Una semana más tarde, le pedí ayuda a Shifu. “Shifu, quiero usar mis pensamientos rectos. Por favor, que me fortalezca para poder levantarme. No puedo permitir que mis familiares piensen negativamente”. Seguidamente me levanté para cocinarle a mi marido. Tenía un dolor insoportable, y volví a la cama por un espacio de tiempo para luego levantarme de nuevo.

Dos semanas más tarde, caminé hasta la casa de un compañero practicante para recoger algunos materiales de clarificación de la verdad. El dolor en mi espalda era desgarrador.

El cumpleaños de Shifu fue el día después del accidente. Sentí cómo mejoraba mi condición en los días siguientes. Recientemente, mi espalda parece estar normal. Sabía que el accidente amenazó mi vida, pero ¿qué hay que temer, teniendo a Shifu y al Fa?

Creencia firme

Tengo dos nietas gemelas que nacieron por cesárea a los siete meses y medio de gestación. A las dos semanas de nacer, una fue diagnosticada con parálisis cerebral, cardiopatía congénita, infección pulmonar y otras diferentes afecciones. Su condición era tan crítica que solo Shifu podía salvarla. Con el consentimiento de sus padres, cuidé de la bebé a solas mientras sus padres atendían de su hermana gemela.

Siempre que enfermaba, le ponía la lección de Shifu pidiendo que la ayudara. Sin ayuda de medicamentos ni médicos, ahora ya tiene cuatro años y medio.

Al principio, era muy espantoso verla enferma, sin embargo, mis pensamientos negativos le traerían malas consecuencias.

El 20 de marzo de 2017 tuvo un atracón de albóndigas y al amanecer, con una fiebre alta, su estado empeoró. Tenía delirios y emitía sonidos . Mientras preparaba comida por la mañana, escuché un ruido fuerte. Entré en el dormitorio y la encontré con espasmos y los ojos bien abiertos. Grité: "Shifu, ¡por favor, rescata a tu pequeña discípula!”. Le pedí a mi esposo que trajera rápidamente las conferencias de Shifu y susurré en sus oídos: "Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Ella asintió con la cabeza. Pedí a Shifu que la fortaleciera y gradualmente se recuperó.

Dejó de tener espasmos, pero comenzó con una tos al día siguiente que apenas la dejaba respirar. No se encontraba bien, pero yo no tenía miedo.

"No temas", le dije. "Shifu está cuidando de ti. Sólo es un poco de qi negro que debe salir. Estarás bien después”. Solo pensé en enviar pensamientos rectos y dejar que la niña escuchara las lecciones de Shifu.

Estuvo escuchando durante un tiempo, pero días después tuvo una nueva recaída. Tenía un sudor frío, su temperatura era baja y su ritmo cardíaco lento. La condición pulmonar se mantuvo igual para luego empeorar. Estaba completamente fría. No podía sentir su pulso ni sus latidos cardíacos. Su rostro cambió de color. Tuve miedo y pensé: "Incluso si alguien quisiera llevarla a un hospital, no me opondría".

Ese pensamiento me llamó la atención y me avergoncé por ello, “No debería tener tal pensamiento. Debemos tener pensamientos rectos y acciones rectas. Tenemos a Shifu y al Fa, así que ¿por qué llevarla a un hospital?”.

Al final de la semana, se levantó y empezó a comer. Estaba muy débil, pero todos sus síntomas habían desaparecido. Regresó a su clase de jardín de infantes después.

Durante aquellos difíciles siete días estuve tratándola y me enfrenté a la presión de familia y parientes. Si no fuera por Shifu y Dafa, ¿cómo podría haber sobrevivido? Pasar la prueba es más difícil que subir al cielo.

Mientras creamos en Shifu y en el Fa y mantengamos pensamientos rectos, no hay prueba que no podamos pasar.