(Minghui.org) Tengo 66 años, soy directora de una escuela y he estado practicando Falun Gong durante 19 años.

Mis vecinos y amigos a menudo comentan sobre mi apariencia juvenil, diciendo: "¿Cómo es que parece que estás rejuveneciendo?”.

Increíble recuperación

Durante 47 años sufrí de asma bronquial, una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias que causa tos, sibilancias y falta de aire.

Mi mamá me dijo que casi moría cuando era joven, debido a una inflamación pulmonar grave. Cuanto más mi condición empeoraba, más se preocupaba por mí.

Por desesperación, pidió a un médico que me realizara un procedimiento experimental, a pesar de los riesgos. "Inyectarla con esta droga", dijo el médico; ”es la última oportunidad para salvarla".

Afortunadamente, me las arreglé para que no me hicieran la prueba. Sin embargo, desarrollé un caso severo de asma bronquial porque el tratamiento se había retrasado.

En 47 años no recuerdo haber tenido un solo buen día. Mi apariencia era vieja y frágil y tomaba todo tipo de medicina. Recibí muchas inyecciones muy dolorosas, tantas que, desarrollé moretones rojos y duros alrededor de los lugares donde me inyectaban. Después me conectaron a un suero de goteo vía intravenosa.

Puesto que el qigong era popular en los años 80, decidí inscribirme en algunas escuelas de qigong. Pero no vi ninguna mejoría en mi estado, y dejé de practicarlos.

El 8 de abril de 1998, alguien me enseñó Falun Gong. A los pocos días de la práctica, noté que me sentía mejor.

Entonces empecé a leer Zhuan Falun, el libro principal de Falun Gong. Finalmente entendí cómo los seres humanos llegaron a ser seres humanos, a dónde van cuando mueren, el propósito de la existencia humana, por qué la gente se enferma, y cómo ser una buena persona.

Después de leer el libro y practicar los ejercicios por unos días mi lucha de 47 años con el asma de bronquitis finalmente terminó.

Manejando mi escuela demanera recta

Pensé que sería muy bueno si todos conocieran los principios de Falun Gong. Así que transmití la serie de conferencias en vídeo del Maestro Li en mi oficina y les pedí a los maestros que la miraran durante su hora de almuerzo. Poco después, tres profesores decidieron practicar.

Siempre me he guiado por Verdad-Benevolencia-Tolerancia en el trabajo. Aunque tenemos grandes diferencias entre los profesores, como la edad, la experiencia, el carácter y el entorno familiar, siempre tomaba en cuenta las fortalezas de cada profesor.

Cada vez que tenían problemas en el trabajo o en casa, traté con ellos de forma sincera, bondadosa y apoyándolos.

Por ejemplo, una profesora joven se deprimió mucho después de enterarse que su clase tenía el puntaje académico más bajo en nuestro distrito. Dado que tenía un impacto negativo en la escuela y en mi reputación personal, algunos maestros se preocuparon pensando que la penalizaría.

Pensé: "Soy una practicante y necesito mirar hacia adentro siempre que exista un problema. Soy parcialmente responsable de su pobre rendimiento en clase. Quizás no le di suficiente dirección personal”.

En la próxima reunión de maestros, me abstuve de señalarle y alabé sus fortalezas y la alenté. Todos los presentes confiaron en lo que yo decía y se sintieron seguros de que las cosas mejorarían muy pronto.

Cuando dos jóvenes maestros de mi escuela fueron a ayudar a calificar los trabajos finales de todos los estudiantes de nuestro distrito, notaron que algunos maestros de otras escuelas habían alterado las calificaciones de sus estudiantes, dándoles una mejor calificación.

Cuando estos dos maestros me hablaron del incidente, se indignaron. Sugirieron que nuestra escuela adoptara un comportamiento similar para que nuestra clasificación académica en el distrito no se quedara atrás, y así no perjudicar la reputación de la escuela.

Mientras los escuchaba hablar, permanecí tranquila en mi corazón. El Maestro nos pide que sigamos Verdad-Benevolencia-Tolerancia y que no usemos los estándares de la gente común para juzgar las cosas.

En la próxima reunión de maestros, dije: "Los residentes locales, los padres y la sociedad en general esperan que guiemos y eduquemos genuinamente a nuestros niños. Es nuestra responsabilidad ayudar a sacar a relucir los talentos de cada uno de ellos.

"Si cambiamos los resultados de las pruebas de los estudiantes para nuestro beneficio, ¿dónde está nuestra conciencia? No importa lo que otros hagan, debemos ser francos y sinceros en lo que hacemos”.

“Tengan la seguridad de que la deshonestidad nunca prevalecerá sobre la verdad. ¡Mientras trabajemos duro, seremos recompensados!”.

En poco tiempo, las calificaciones de los exámenes finales de nuestros estudiantes estuvieron en los primeros o segundos lugares de nuestro distrito. Como resultado, muchos padres querían inscribir a sus hijos en mi escuela.

Guiados por los principios correctos, los profesores trabajaron muy duro. Algunos recibieron numerosos premios de enseñanza e incluso se les pidió que dieran conferencias sobre sus métodos de enseñanza exitosos.

Entre los 15 maestros de mi escuela, cinco fueron promovidos a ser directores en otras escuelas, y uno se convirtió en el jefe del departamento de gestión en mi ciudad.