(Minghui.org) Nguyen Hoang Uyen aún no se había graduado de la facultad de derecho cuando tomó la decisión de convertirse en monja budista. Un año después, le diagnosticaron cáncer de estómago.

Mientras se preparaba silenciosamente para sus últimos días, ocurrió un milagro.

Nguyen Hoang Uyen cuenta su historia.

Estudiante universitaria se convierte en monja

Dejé la facultad y la familia para hacerme monja.

Decidí convertirme en una monja budista cuando tenía 26 años. Tomé esta decisión después de que mi abuela, también monja, falleció.

Se convirtió en monja cuando tenía más de 60 años y murió de cáncer a la edad de 78 años. Su actitud hacia una enfermedad tan mortal me hizo admirarla. No se quejó cuando se enfrentó al dolor causado por el cáncer. Solo rezó hasta el último minuto cantando el nombre del Buda.

Tres días después de su muerte, nuestra familia organizó un gran funeral para ella. Muchos monjes famosos y prestigiosos vinieron a su funeral. El funeral fue costoso y más allá de la capacidad financiera de mi familia. Todos los gastos fueron pagados con las contribuciones de los monjes.

Después del funeral de mi abuela, encontré un monasterio y le pedí a un monje que me llevara como monja. Cuando me afeité la cabeza, estaba en el cuarto año de mis estudios universitarios. Mi familia se opuso a la idea, pero decidí seguir adelante de todos modos y así empecé mi nueva vida.

Nguyen Hoang Uyen.

La realidad de una joven monja

La vida en el monasterio no era tan fácil como yo pensaba. Veía a monjas y monjes atrapados en la lujuria, algunos tenían resentimientos hacia otros. ¿Cómo podría una persona cultivarse e iluminarse en tal ambiente? También tenía que cocinar para 250 monjas y monjes todos los días en el monasterio.

Me sentía atrapada en este ambiente, no sabía cómo salir. Todo lo que podía hacer era rezar a las estatuas de Buda y Bodhisattva día y noche, esperando que algún día me encontrara con un maestro genuino, rogando que pudiera encontrar a un maestro que me llevara a la iluminación. Como tal, esperaba en un estado desesperado.

Buscando un camino verdadero

Un año después de convertirme oficialmente en monja, me diagnosticaron cáncer de estómago. El cáncer se había extendido a mi intestino y útero. Incluso levantarme era muy doloroso. Aún así intenté hacer lo mejor para completar mis tareas rutinarias. Cuando me volví demasiado débil, tuve que ir a casa para el tratamiento.

Una amiga me sugirió que probara diferentes tipos de tratamiento y me ofreció acompañarme. En un último intento, fuimos a ver a todos los doctores y maestros del qigong que tenían fama de tratar el cáncer. Pero mi enfermedad se volvía aún más grave. No temía a la muerte, pero estaba preocupada por mis padres y por cómo sufrirían si yo muriera tan joven.

Cuando estaba por quedarme sin esperanza, una amiga me recomendó una poderosa práctica de cultivación llamada Falun Dafa. Me dijo que fuera al parque para conocer a otros practicantes de Falun Dafa que podrían enseñarme la práctica.

Al principio, fui muy reticente, pero ella fue muy buena conmigo e insistió en que buscara todos los caminos para sobrevivir. Me contó información sobre Falun Dafa y los tipos de beneficios mentales y físicos que los practicantes de Falun Dafa experimentan cuando practican. Sus palabras de sinceridad me conmovieron y decidí intentarlo.Me sorprendió que después de solo un mes de practicar con otros en el parque, mi dolor se redujo y mi salud regresó. 


Nguyen Hoang Uyen lee un libro de Falun Dafa.

Regresé al monasterio, y por la noche leía Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa, y practicaba los ejercicios en secreto, ya que no quería que otros supieran que estaba en un nuevo camino.

Practicando la cultivación en el mundo secular

Decidí dejar el monasterio un mes después para comenzar una nueva vida, una vida de cultivación en la sociedad normal.

Falun Dafa es una práctica de cultivación de la escuela de Buda, pero anima a los practicantes a cultivarse en la sociedad cotidiana, y a mejorar en este complejo entorno, manteniendo al mismo tiempo un trabajo normal y una vida familiar.

Enfrenté muchas críticas cuando tomé esa decisión. La abadesa me interrogó y finalmente accedió a dejarme ir.

Mi familia esperaba que me convirtiera en abadesa como mi tía. En sus ojos, tenía el "potencial" para ser promovida. En ese momento, ellos consideraban un ascenso como algo más importante que la elevación espiritual.

Pero estaba tan decidida que nadie podía detenerme. No solo porque la cultivación en Falun Dafa me ayudó a superar mis enfermedades, sino porque sabía que era la verdadera forma de cultivación que estaba buscando.

Me sentí iluminada cuando leí “Zhuan Falun”, porque era un libro de cultivación genuino. Todo lo que no podía entender acerca de la vida, el yeli (karma) y la cultivación, estaba explicado de una manera clara y sencilla en el libro, y resonó muy profundamente en mi corazón.

Cuando practiqué el primer ejercicio de Falun Dafa, sentí una oleada de energía caliente corriendo a través de mi cuerpo, lo que me hizo sentir en un estado maravilloso. He experimentado un magnífico cambio en mi mente y cuerpo. Apenas seis meses después de empezar el nuevo camino de practicar Falun Dafa, me recuperé de todas mis enfermedades.

En la actualidad, estoy totalmente sana y me gano la vida como profesora de inglés. Después de cada clase, mis estudiantes y yo nos sentamos juntos para leer “Zhuan Falun”. Después de escuchar que pude recuperarme del cáncer gracias a esta poderosa práctica de meditación, los padres de mis estudiantes querían que sus hijos practicaran Falun Dafa.

Nguyen Hoang Uyen lee Zhuan Falun junto a sus estudiantes.

Recuerdo los primeros días cuando dejé el monasterio y tuve que enfrentarme a muchos problemas. No tenía dinero, trabajo o lugar para vivir. Ahora, cuando estoy entre practicantes de Falun Dafa que son cálidos, sinceros y puros me hace feliz de haber tomado la decisión correcta. Sé que avanzaré diligente y firmemente cuando me enfrente a dificultades y desafíos. Creo que puedo vencerlos porque el camino que tengo por delante es el camino recto.

Mis padres ahora me apoyan en la práctica de Dafa. Cuando ven que estoy sana y en paz, son muy felices. Sé que mi tía quiere que vuelva al monasterio, pero como le dijo la abadesa de mi antiguo monasterio: "No la busques. Ahora camina por el camino correcto".

Estoy agradecida a los compasivos dioses que escucharon mis oraciones y me llevaron a cultivarme en Falun Dafa. Tal vez solo aquellos que han enfrentado la muerte y experimentado el sufrimiento entenderán cuánta alegría tengo, y cuán profundamente aprecio tener buena salud y caminar un camino recto.

Creo que todo sucede por una razón y está predestinado. Si lees mi historia, espero que te inspire y te beneficie.