(Minghui.org) En el mercado de agricultores, siempre trato de aclarar los hechos sobre Falun Gong, también conocido como Falun Dafa.

Un día allí, compré algunos rabanitos en un estand de vegetales y le dije al vendedor: “Hay una buena noticia sobre renunciar al partido comunista chino (PCCh) para tener un futuro seguro”.

El hombre escuchó en silencio mientras le contaba que La farsa de la auto-inmolación de la plaza Tiananmen había sido una puesta en escena, sobre el poder curativo de Dafa y que enseña a la gente a ser buena. Le aconsejé renunciar al PCCh y a sus organizaciones afiliadas.

Renunció al partido cuando entendió la verdad sobre Falun Gong. Luego le di algunos materiales de Dafa para que lea.

Un anciano cerca, que vendía productos secos, me miró fijamente y manifestó: “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno! ¡Si tú piensas bien de Dafa, serás recompensado con felicidad y seguridad!”.

“Sí”, afirmé, estoy de acuerdo, “¡Lo que dijo está muy bien!”.

Sacó un amuleto de Dafa de su bolsillo y expresó: “Me diste este amuleto hace dos años. Lo guardé en mi bolsillo desde entonces. También me ayudaste a renunciar al PCCh, y sinceramente recité esas sagradas palabras”.

Me percaté que este hombre, dos años antes, vendía ciboulette en el mercado. En ese momento se veía muy mal. Le había contado sobre la belleza de Dafa, que se había difundido en todo el mundo y le había dado un amuleto.

Y continuó: “¡Ha sido maravilloso!” No he estado enfermo desde entonces. Casi estoy en mis noventa, tengo buen color y siento mi cuerpo liviano. En todo me ha ido bien. Muchas gracias a Falun Dafa y al Maestro Li, el Fundador de Falun Gong”.

Le dijo a los demás vendedores: “Lo que ella les da es precioso, algo que el dinero no puede comprar. Sea quien sea será bendecido”.

Le di una copia del periódico Minghui y dos devedés: Viajando por el cielo y la tierra a través del viento y la lluvia y El verdadero Jiang Zemin. Comentó que se los mostraría a sus vecinos para que puedan beneficiarse también.