(Minghui.org) Después que Jiang Zemin, el excabeza del régimen comunista, puso en marcha la persecución a Falun Gong, el líder de un grupo de la división de seguridad nacional local participó activamente y con dedicación.

Los practicantes locales escribieron artículos al sitio web Minghui sobre las cosas injustas que este hombre estaba haciendo. Tanto a los practicantes locales como a los del extranjero se los incentivó para que tomaran acción y le aclararan los hechos sobre Falun Gong. Una vez que entendió la verdad de la situación, decidió no participar en la represión. No solo eso, desde entonces secretamente los protegió.

Una vez, la señora Chen, que era una practicante mayor, estaba hablándole a la gente sobre la disciplina en el área local, y ayudó a algunas personas a renunciar a sus membresías al partido comunista chino (PCCh).

Al girar, vio que el líder del grupo la había escuchado. Lo saludó, y un transeúnte le preguntó si la conocía. Él admitió que en el pasado la había arrestado y se lo veía avergonzado. Luego aprovechó esta oportunidad para renunciar al partido y le pidió que ayudara también a hacerlo a su hijo.

Preocupado por la retribución

Aquel líder del grupo preguntó: “¿Qué hay de las cosas que hice cuando perseguía a los practicantes?”.

La señora Chen le respondió: “Las cosas buenas que haga en el futuro le ayudarán a pagar por las cosas malas que hizo en el pasado”.

En 2015 el señor Yu cargaba un bolso cuando se topó con el hombre y éste le preguntó dónde iba. Le contó que la cartera estaba llena de materiales sobre demandar a Jiang Zemin.

“Debía haber sido demandado hace largo tiempo por las cosas terribles que hizo”, dijo el jefe. “Entregó más de 300.000 kilómetros cuadrados de nuestro territorio a otro país. Por eso, tendré que demandarlo tarde o temprano yo mismo”.

“También lo persiguió a usted cuando lo involucró en la persecución a Falun Gong. Usted es la verdadera víctima”, le dijo el señor Yu.

Protegiendo a los practicantes

Este líder y un grupo de oficiales de policía estaban esperando afuera de la casa de un practicante, aparentemente para registrarla. Sin embargo, el hombre le dijo a la familia: "Quiero darles tiempo para que puedan sacar sus cosas y ponerlas en otro lugar; entonces regresaré y haré la requisa”.

Posteriormente, un practicante le preguntó por qué había inspeccionado ese domicilio. Le respondió que se lo habían ordenado. Luego le dio a entender que debía prestar atención a la seguridad de los teléfonos celulares porque podían ser intervenidos.