(Minghui.org) Mi nombre es Yangyang. Nací en 2003 cerca de la ciudad de Hanzhong. Cuando tenía tres años comencé a mostrar síntomas de enfermedad. Mis padres me llevaron al Hospital de Xijing, pero a pesar de los exámenes los médicos fueron incapaces de precisar la causa de mi dolencia.

A los seis años mis muñecas, rodillas y tobillos se inflamaron. Tenía las piernas tan hinchadas y deformadas que no podía caminar sin dolor. A causa de la inflamación de las articulaciones de mis manos no podía enderezar los dedos ni tomar objetos con normalidad. Mis padres me llevaron nuevamente al nosocomio donde me admitieron para control y tratamiento. A pesar de gastar unos pocos millones de yuanes en las terapias, mi condición era la misma.

No mucho después, mi piel se tornó seca y escamosa. Profundas grietas también comenzaron a formarse en su superficie, similares a heridas abiertas que dolían cuando entraban en contacto con el agua, por lo que tomar un baño era terrible. Comparado con mis compañeros, se me veía como un niño delgado y enfermizo.

Poco después que comencé la escuela en 2016, empeoró la inflamación de mis articulaciones de las piernas, y apenas era capaz de estar de pie o moverme sin dificultad. Nuevos síntomas comenzaron a manifestarse en el ojo derecho y pronto solo podía ver una masa de luz blanca. Si intentaba enfocar mi visión resultaba en un lagrimeo excesivo. Mis padres se vieron obligados a sacarme de la escuela para buscar tratamiento una vez más en el hospital. Sin embargo, la costosa terapia solo tuvo éxito en aliviar el dolor.

Mi pobre salud creó una pesada carga financiera para mi familia. Mi papá era nuestro único sostén y tenía que ganar lo suficiente para mantener a un grupo familiar de cuatro integrantes. También había que comprar grandes cantidades de leche fórmula para mi hermano bebé. La preocupación por nuestra situación financiera provocó mucho estrés a mis padres.

En 2017, mi tía nos visitó para el Año Nuevo y quedó conmocionada al oír sobre mi condición. Ella es practicante de Falun Gong y me preguntó si quería aprenderlo (también conocido como Falun Dafa). En visitas anteriores me había contado sobre los poderes curativos de Dafa y decidí probar. Me mudé a su casa y comencé la práctica.

Después de mi primer día de lectura de Zhuan Falun, sentí al Maestro Li, el Fundador de Falun Dafa, purificando mi cuerpo. Esa noche en mis sueños, lo vi salvando a muchos niños de mares amargos. La pesadilla recurrente que había experimentado en los últimos diez años también desapareció. Supe que el Maestro me había aceptado como practicante.

Mi tía y yo leemos diariamente Zhuan Falun y nos esforzamos por seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia en nuestras vidas cotidianas. Me gusta escuchar los intercambios de experiencias de artículos de Dafa y las historias sobre cultura tradicional de los sitios web. También me encantan los dibujos en Hong Yin e intenté copiar de la mejor manera esas imágenes. Para aumentar mi confianza y estimular mis esfuerzos en el dibujo, el Maestro me mostró un bonito loto de otra dimensión.

Estaba decidido a eliminar mi yeli y trabajé duro en la práctica de los ejercicios. Aunque era insoportablemente doloroso estar de pie y mucho más levantar los brazos por encima de la cabeza, me mantuve firme en cada minuto tortuoso, incluso cuando las lágrimas corrían incontrolables sobre mi rostro. Sin embargo, era recompensado con una sorprendente sensación de liviandad y bienestar después de terminar los ejercicios. Mientras los hacía, cuando doblaba las manos sobre mi abdomen, sentía algo girando en el estómago. Mi tía me explicó que era el Falun ajustando mi cuerpo.

Una tarde, comencé a sentir calor y dolor en el dorso de la mano izquierda, el que pronto fue reemplazado por una sensación refrescante. Después de revisarme, me di cuenta que la hinchazón de la mano había desaparecido. El Maestro comenzó sistemáticamente a sanar mis brazos y pronto pude sostenerlos sobre la cabeza sin esfuerzo.

Además de curar mi cuerpo, el Maestro también me hizo más inteligente. Ahora hago sin problemas las tareas que antes tenía dificultad de entender; al igual que al hablar y escribir,  tengo mayor confianza y dominio. A la fecha, terminé de copiar completos Hong Yin y Hong Yin III, y también comencé a escribir un diario de cultivación para registrar mi extraordinaria recuperación a través de la práctica.

Practicar Falun Dafa restauró mi salud y me dotó de mucha energía. Aumenté de peso, mi piel se tornó tersa y mis miembros recuperaron la fuerza y la agilidad. ¡Por todo esto, le doy mi más sincera gratitud al Maestro!