(Minghui.org) Soy Zhang Shuqin de la ciudad de Tianjin. En el pasado practiqué Falun Dafa, pero dejé de hacerlo cuando el partido comunista chino comenzó la persecución en 1999. Retomé la práctica el año pasado. Como resultado mi familia fue bendecida.

La policía de nuestra región trató a los practicantes de Dafa ferozmente. La primera vez que un policía vino a mi hogar y me preguntó si todavía practicaba Dafa, le respondí: “¡Seguro! Déjeme que le diga por qué. Es por mi nieto”.

Le conté cómo mi nieto de dos años, en setiembre de 2016, experimentó dolor en su ojo. El primer médico que vimos no pudo detener el dolor. Algunos días después, el ojo comenzó a inflamarse. En el Hospital de Oftalmología de Tianjin le diagnosticaron glaucoma y dijeron que ya había perdido la visión.

Mi hijo quedó conmocionado. Le preguntó si se podía curar. Le respondió que no, también dijo que necesitaba una cirugía. Toda mi familia comenzó a llorar.

Fuimos a Beijing cuatro veces y encontramos el oftalmólogo más famoso. Lo operó y confirmó el diagnóstico. El ojo estaba ciego. La cirugía evitaría que se inflame, pero no estaba garantizado. Cuando mi nieto cumpliera 17 años, podría someterse a una intervención para reemplazar el globo ocular por uno artificial.

Dos semanas después, el globo ocular comenzó a hincharse nuevamente, y el pequeño rompió en llanto de dolor.

No sabíamos qué hacer. No podía tener una cirugía cada dos semanas. También, el costo financiero sería enorme. Toda mi familia lloraba de desesperación.

Entonces mi esposo me dijo: “Tal vez deberías empezar a practicar Falun Dafa. Un milagro podría venir de Dafa”.

Acepté su sugerencia. Mi familia repitió las palabras: “Falun Dafa es bueno”. Hasta mi nieta de nueve años y mi nieto de dos lo hicieron. Unos pocos días después, el globo ocular se desinflamó un poco. ¡Teníamos más confianza!

Salmodiamos esas palabras cada día. El milagro ocurrió en menos de veinte días –mi nieto pudo ver nuevamente con ese ojo. Quise gritarle al mundo entero: “¡Falun Dafa es bueno!”.

“¿Una disciplina tan maravillosa, ¿no puedo practicarla?”, le pregunté al oficial. “¿Podría la medicina hacer esto?”.

“Si usted piensa que es bueno, entonces hágalo en casa”, dijo el policía antes de partir, implicando que yo no debía hablarle a la gente o darle volantes sobre Dafa o la persecución.

La experiencia de mi hijo

En mayo de este año, aquel oficial junto a otros tres vinieron a mi casa nuevamente.

“Por favor, no vengan más”, les dije. “Me están acosando”.

“Nos han encomendado hacer esto. No podemos informarle a nuestro jefe si no venimos”.

Luego les conté la historia de mi nieto a los otros tres oficiales.

“No solo Dafa le regresó la visión del ojo de mi nieto el año pasado, también salvó a mi hijo en mayo de este año”,  y les conté otra historia.

Mi hijo conducía un carrito de comidas para vender el desayuno en la mañana. Tenía luz verde en la intersección principal de nuestra ciudad. Mientras cruzaba, un gran camión vino de otra dirección y lo embistió a toda velocidad.

Mi hijo fue despedido del carrito y aterrizó en medio del cruce. El equipo de cocina quedó desparramado por toda la calle. La parte trasera estaba destrozada, y la del conductor, en buen estado. Si el móvil lo hubiera aplastado contra la pared y hubiera volteado, podría haber sido devastador.

La gente expresó que mi hijo fue muy afortunado. En el pasado murieron seis personas en esa intersección. Él había sido el único que sobrevivió en un accidente de auto allí.

Mi hijo dijo: “Mi vida fue protegida por el Maestro de Dafa. ¿Ven lo que uso?”. Y le mostró a la gente un amuleto con palabras de Dafa escritas.

Le manifesté a los oficiales: “En menos de un año, el Maestro de Dafa salvó la vida de mi hijo y le dio a mi nieto buena vista. Fue una bendición para toda mi familia. Ahora díganme, si Falun Dafa es bueno. ¿Por qué no debería practicarlo?”.

Todos los oficiales estaban tranquilos. La oficial femenina tenía lágrimas en sus ojos.

Uno de ellos dijo: “Vinimos a persuadirla que no practique Falun Dafa, pero nos dejó sin palabras”.

“Lo que les conté es la verdad”, les expresé. “Déjenme decirles algo muy importante: sus familias pueden encontrarse con desastres. Cuando eso ocurra, repitan:`¡Falun Dafa es bueno!´. Ustedes deben proteger a los practicantes de Dafa. Son buenas personas”.

Sonrieron y partieron.