(Minghui.org) Conocí a Lin (alias) cuando me mudé aquí desde otra área. El grupo de estudio del Fa al que me uní era en la casa de Lin. Luego de que finalizamos el estudio del Fa un día, Lin me señaló algunos de mis defectos. Discutí y dejé su casa sintiéndome enojada.

Cuando volví a casa, me paré enfrente de la foto del Maestro y lloré. Pensé que tenía buenas intenciones y no entendía por qué terminámos discutiendo. Luego de dejar de llorar, supe que yo era la culpable, pero no supe encontrar cuál era mi apego.

Dejé de asistir a la casa de Lin para el estudio del Fa. Dos practicantes luego, compartieron sus pensamientos conmigo, y supe que era mi error por discutir con Lin. Decidí regresar a su casa para estudiar el Fa en grupo.

Muchos pensamientos emergieron luego de mi decisión. “Soy una persona mayor. Lin debería ser la que me invite a volver”. “¿Y si Lin me hace pasar un momento difícil y no me quiere en su casa?”, y, “¿Qué pasa si me echa de su casa?”.

Supe que todos esos pensamientos no eran mi verdadero yo, así que cambié mi proceso de pensamiento. Esos eran los arreglos de las viejas fuerzas, y yo tenía el apego de no perder la cara.

Quería pasar esta prueba y formar “un cuerpo” con los practicantes, y no dejar que las viejas fuerzas tengan éxito.

Sólo cultivándome bien puedo retornar a mi hogar original. Por eso debo creer en Dafa y el Maestro y cultivarme bien. Debo pasar esta prueba, ya que no puedo llevar mis apegos al mundo celestial. Me paré en frente de la foto del Maestro y dije que debía asistir al estudio del Fa en la casa de Lin. El Maestro parecía sonreírme y esto me alentó.

Cuando me presenté en la casa de Lin, otros practicantes ya estaban allí. Todos me saludaron calurosamente.

Luego de compartir con otros practicantes, supe que no sabía cómo buscar hacia dentro, y no me estaba cultivando sólidamente. Cuando miro atrás en mi comportamiento reconozco que había sido hipócrita. De repente sentí como si algo se cayera de mi cabeza y que había descargado una gran carga. Me sentí ligera y gané la paz de la mente. Derramé lágrimas de alegría.

¡Gracias, Maestro!, ¡Gracias, compañeros practicantes!