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“Incluso la policía sabe que los practicantes de Falun Gong son buenas personas”

Mayo 1, 2017 |   Por un practicante de Falun Gong en China

(Minghui.org) Una practicante de Falun Gong vio que varias personas estaban sentadas en un patio. Fue hasta allí y entregó materiales informativos de Falun Gong a todos.

Un hombre tiró el folleto al piso. La practicante lo recogió y dijo: “Señor, si usted no lo quiere, por favor devuélvalo. No debe tirarlo al piso así. Gastamos nuestro propio dinero para generar consiencia. Si no lo quiere, se lo dare a alguien más”.

El hombre sacó su celular y llamó a la policía. La practicante no se molestó ni tuvo miedo. Continuó hablando con el grupo sobre Falun Gong.

Un policía vino. La practicante le dijo al oficial: “Por favor, espere un minuto. No he comido aún”. Fue a la tienda y compró dos panes al vapor. Luego siguió al policía hasta la comisaría.

Allí había un montón de jóvenes que habían sido arrestados por pelear. Ella le dijo al oficial: “Si todos practicaran Falun Gong, todos mirarían hacia dentro y encontrarían sus propios problemas cuando se enfrentan con problemas. La gente no pelearía así y ustedes no tendrían tantas cosas para lidiar”.

Después de un rato, el oficial le dijo que se podía ir.

Pasó por el patio donde había sido arrestada en su camino a casa. Habló con el grupo de gente sobre Falun Gong de nuevo. El hombre que llamó a la policía le dijo: “Si sigues hablando de Falun Gong, llamaré a la policía de nuevo”.

La practicante sonrió: “Eso no va a funcionar. Verá, recién vengo de la comisaría. Incluso la policía sabe que somos buenas personas. ¿Por qué usted no se ha dado cuenta?”.

Una mujer salió de la casa y le dijo al hombre: “Si no quieres escuchar, ¡simplemente ve adentro!”.

“Hermana, cuídese y tenga cuidado”

Una anciana estaba hablando con la gente sobre la persecución a Falun Gong en un parque. Un anciano se acercó, la agarró del cuello y llamó a la policía con su celular.

La mujer permaneció en calma y siguió explicando por qué la persecución era injusta mientras la gente miraba.

En 10 minutos llegó un vehículo policial y estacionó en el otro lado de la calle. Dos policías se bajaron. Uno de los policías le dijo al hombre que le contara. El otro habló con la señora.

“No cometí ningún crimen. Quiero ir a casa. No iré con ustedes”, dijo la anciana.

Un autobús paró cerca de la esquina y la señora fue caminando hasta allí. El oficial le dijo: “Hermana, cuídese y tenga cuidado”. Abordó el autobús y se fue a casa.