(Minghui.org) La vida de un practicante de Falun Dafa no debería estar gobernada por la queja. Por ese motivo, he aprendido a llevar adelante tres tácticas siempre que algo me afecta.
En primer lugar, me recuerdo que esta es una oportunidad para cultivar mi xinxing. Luego, me miro internamente, y tengo presente que el incidente no fue intencional, y que por ende no debo culpar a nadie. Finalmente, intento pensar en formas de resolver el problema.
Durante muchos años solía quejarme de mi esposo y hermana desde que vivimos juntos. Tenía muchos motivos para permitirme el apego a la queja.
Cuando mi esposo traía a casa demasiadas provisiones, yo me quejaba. Si llegaba tarde del trabajo, yo me enojaba por tener que mantener su comida caliente. Me quejaba de cualquier cosa que el hacía, de una forma u otra.
La cultivación me enseñó sobre el auto control y la tolerancia, y gradualmente dejé mis quejas verbales, pero mi mente aun estaba plagada de quejas porque yo no me miraba internamente.
Cuando comencé a mirarme internamente para descubrir por qué me quejaba tanto, comencé a evaluar mis quejas y me di cuenta que tengo varios apegos: búsqueda de confort, sentimentalismo, miedo e impaciencia. Al mirarme más profundamente, me di cuenta de que tenía altas expectativas por sobre los demás. Hasta culpaba a otros por errores míos.
Desarrollé un hábito de quejarme al observar a mi madre. De niña, escuchaba cómo ella se quejaba de mi padre siempre que pensaba que él le causaba problemas y porque él se negó a que ella consiga un trabajo desde el día en que se casaron.
Comencé a quejarme de mi marido desde que nos casamos, y me quejé mucho más cuando tuvimos a nuestro hijo. Nada le salía bien bajo mi mirada. Me quejaba de todo aquello que no cumplía con mis expectativas, o que me causaba molestias. Quejarme se convirtió en un hábito y está vinculado con negarme a aceptar responsabilidad.
Shifu dijo:
“Una persona malvada es dominada por el corazón de la envidia. A raíz de su egoísmo y despecho personal, se queja que no le tratan justamente”. (“Grado de conciencia”, Escrituras esenciales para mayor avance)
Estudiar el Fa de Shifu me hizo reflexionar. Me he estado cultivando durante ocho años, pero aún me aferro a mi mentalidad de queja y me he quedado muy atrás. Me dije que debo cultivarme diligentemente.
Al poco tiempo tuve una prueba. Mi hermana me hizo comprar algo que finalmente no funcionaba. Yo estaba a punto de quejarme, pero de repente me di cuenta que Shifu me estaba mostrando que no había dejado mi mentalidad de queja.
Shifu dijo:
El que tiene la razón es él
El que está equivocado soy yo
¿Por qué contienden?
(“Quién tiene razón, quién no”, Hong Yin III)
Mi mente se calmó, y me sentí triste por haber perdido tantas oportunidades similares de descubrir y eliminar mi mentalidad de queja.