(Minghui.org) La práctica de cultivación es seria. Muchas tribulaciones que encontramos son en realidad pruebas que examinan cómo vemos Falun Dafa, y qué tan sinceros somos en nuestra práctica.

A continuación presentamos dos historias que sucedieron en mi área.

Cálculos renales

En 2013 Mei se sintió incómoda. Después de un examen, un médico concluyó que eran cálculos renales. “Uno de sus riñones ya no funciona, y el otro está lleno de cálculos”, le manifestó. “Tenemos que programar una operación a la brevedad”.

Fue hospitalizada y estaba esperando por la cirugía, cuando varios practicantes escucharon sobre esto y fueron a visitarla.

Después de compartir entendimientos con Mei, uno le preguntó si ella verdaderamente creía en el Maestro. “Por supuesto que creo”, respondió sin vacilar.”De hecho es mi familia la que me envió aquí. Por mí, yo conozco el arreglo del Maestro y no me preocupo en absoluto por mi salud”.

Ese día, más tarde, sintió su abdomen incómodo y fue muchas veces al baño. Al atardecer, cuando la revisaron, el médico estaba sorprendido que la hinchazón abdominal hubiera desaparecido: “¿Qué sucedió? Ahora te ves diferente”.

Dos días más tarde, enviaron a Mei a su casa y desde entonces ha estado bien.

Cáncer de estómago

Xie comenzó a practicar Falun Dafa hace mucho tiempo. Después que empezó la persecución en 1999, abandonó por temor. Más tarde le diagnosticaron cáncer de estómago, lo que la hizo retomar la disciplina.

Además de estudiar el Fa, puso mucho esfuerzo en contarle a la gente los hechos sobre Falun Dafa y la persecución en China. Gradualmente se la vio más saludable y con más energía.

Sin embargo, hace alrededor de dos años, de alguna manera Xie estaba preocupada porque el cáncer de estómago regresara. Investigó en Internet y buscó en libros de referencia, pensando que su situación era muy similar a los síntomas descriptos de la enfermedad.

Después de ser hospitalizada y examinada a fondo, le dijeron que su salud estaba bien. Le dieron el alta y regresó a su hogar.

El mismo practicante que había visitado a Mei fue a ver a Xie y le preguntó si verdaderamente creía en el Maestro. Le respondió que sí, y que debía seguir sus arreglos. Pero después que el practicante partió, la mujer le dijo a un tercero: “Para ser honesta, no estoy segura de haber dicho lo que en realidad está en mi mente”.

Al día siguiente, Xie falleció.