(Minghui.org) Soy un funcionario jubilado del gobierno. Anteriormente fui budista y memoricé un gran número de escrituras. Pero cuando mi vida estuvo en peligro, los cedés de aclaración de la verdad de Falun Dafa me salvaron la vida. ¡Los practicantes de Dafa arriesgan sus vidas para distribuir estos materiales que han salvado a tantas personas, incluyéndome! ¡Estos son hechos muy compasivos!

Observando la fotografía del Maestro no dejo de llorar. Las palabras no pueden describir mi gratitud hacia Él. Me gustaría decir: “¡Maestro, has trabajado tan duro!”.

A principios de 2008 mi enfermedad cardíaca empeoró. Tomé medicinas herbales chinas por más de un mes y la tenía bajo control. Pero un día de octubre del mismo año, cuando estaba tratando de llevar algunos repollos a casa, subiendo hasta el quinto piso, tuve una recaída. Mi ritmo cardíaco cayó a 33-55 latidos por minuto.

Durante muchos años fue bajo, pero nunca había sido tan malo. Sentía  una tonelada de peso sentada sobre mi pecho. Sentado o acostado tenía dificultades para respirar. Ni la medicina china ni la occidental me ayudaron a mejorar. Repetir "Amitabha" tampoco funcionó. Mi médico dijo que podía morir en cualquier momento. Me sugirió un marcapasos, pero si me operaban no podría cuidar de mi padre de 90 años.

Mientras luchaba con mi disyuntiva, pensé en los cedés de aclaración de la verdad de Falun Dafa que había recibido. Los leí en mi computadora para conocer sobre la disciplina y aprendí los ejercicios. Después de unos dos meses, mis problemas del corazón desaparecieron gradualmente. Pude salir a dar un paseo. Me sentí ligero y ya no jadeé al subir las escaleras. ¡Mi bajo ritmo cardíaco había desaparecido!

El Maestro escribió en su poema:

“El corazón alberga Zhen-Shan-Ren, cultivándose uno beneficia a otros”. (“Armonioso y brillante” de Hong Yin)

Después de recuperar mi salud, comencé a hacer cosas para beneficiar a los demás. En invierno limpié la nieve de las carreteras en nuestro vecindario y en verano planté flores. Instalé luces activadas por voz en el pasillo y pagué la electricidad para que funcionen; también me hice cargo de la reparación de la cerradura rota en nuestro edificio e hice tres copias de la llave para cada hogar. Me ofrecí a limpiar nuestras escaleras y ventanas y compré un limpiador de desagües para compartir con mis vecinos.

Todos ellos elogian a los practicantes de Falun Dafa por ser tan amables. El Maestro Li salvó mi vida y mejoró mi estándar moral. ¡Hubiera muerto sin Falun Dafa!