(Minghui.org) Soy una mujer de 50 años que vive en el campo en China. Me gustaría compartir mi experiencia de cómo Falun Gong salvó mi vida.

Hace cinco años me diagnosticaron cáncer cervical y tuve una cirugía.

En 2015 la enfermedad tuvo una recidiva y se extendió a los ganglios linfáticos. Me sometí a quimioterapia, mi cara se hinchó y perdí el cabello. Estaba al borde de la muerte.

En setiembre de 2015 fui a visitar a una de mis tías, noté que tenía las piernas hinchadas y las rodillas deformadas. Sus hijos le pidieron que busque tratamiento. El médico le sugirió una cirugía, pero debido a los efectos secundarios negativos, optaron por no hacerla.

Después que regresó a su casa, mi tía comenzó a practicar Falun Gong y las piernas pronto retornaron a la normalidad. Cuando vi su asombrosa recuperación, quise aprender la disciplina también. Sin embargo, después de tres días solo leí diez páginas del libro Zhuan Falun. Porque comencé a tener malestares aquí y allá, dejé de leerlo.

En diciembre de 2015 me encontré en la casa de un familiar con mi tercera tía, una practicante de Falun Gong. Inmediatamente noté que era muy buena, tenía las mejillas rosadas y parecía mucho más joven que su edad.

Me contó sobre una mujer de 73 años que tuvo una recaída de cáncer de mama hacía diecinueve años. La enfermedad se había propagado en todo su cuerpo. Estaba cerca de la muerte y apenas podía respirar. Olía a medicinas, mucosidad y sangre. La familia había comenzado a preparar el funeral. Cuando mi tía le comentó a la señora sobre las maravillas de Falun Gong, quiso aprenderlo.

La visitó al día siguiente y le mostró los ejercicios. Rápidamente se recuperó del cáncer, y está saludable desde entonces. A pesar de su edad, camina muy rápido y siempre cede el asiento en el autobús.

La historia me conmovió. Solo escucharla me dio energía. Le dije a mi tía: “¡Estoy decidida a practicar esta vez!”. Y así lo hice.

Dos semanas después, tuve un sueño en el cual vi un colorido objeto rotando. La llamé a mi tía y le pregunté si era el Falun. Me respondió que creía que lo era.

En enero de 2016, estando apenas despierta, vi dos personas vestidas de blanco abrir mi abdomen y sacar unos pocos bultos oscuros y algunas piezas más pequeñas. Después, mi salud mejoró enormemente.

Solía estar demasiado débil para cargar cualquier cosa pesada. Ahora puedo llevar dos bolsas de carbón. Aunque no me hicieron quimioterapia por meses, me sentía bien. Tampoco me resfrié. Seguí haciendo los ejercicios de Falun Gong y estudiando el Fa. Fui capaz de cuidarme sin ayuda de mi familia.

Mis hermanos estuvieron muy preocupados cuando escucharon que había dejado la quimioterapia y me presionaron para que me hiciera un examen físico. ¡Para aliviar su intranquilidad, lo hice, y mostró que estaba completamente saludable y libre de cáncer!

Mi médico estaba conmocionado. El esposo de mi prima le dijo: “¡Hasta el cáncer puede curarse practicando Falun Gong! Deberías practicarlo, entonces no tendrías dolor aquí y allá”. Un vecino que profesa otra fe me pidió prestados los libros de Falun Gong y quiso practicar también.

¡Me siento muy afortunada porque Falun Gong salvó mi vida! ¡Tengo la esperanza que más personas puedan beneficiarse de la disciplina!