(Minghui.org) Chenchen es un estudiante de siete años. A los cuatro años su tía abuela, una practicante de Falun Dafa, lo recogió de la guardería. Frecuentemente estaba enfermo y soñaba con fantasmas y máquinas de lucha de juguete. Tenía miedo a la oscuridad y no quería estar solo.

Aunque sus padres y abuela se oponían a la práctica de Falun Dafa de Amy, ella le enseñó a Chenchen a repetir las palabras “Falun Dafa es bueno” y también le dijo que siga los principios de Dafa de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Desde entonces, el niño no ha tenido más fiebre ni malos sueños.

Cuando comenzó la escuela primaria, Amy ya no va a verla. Sin embargo él la llama casi todos los días y le cuenta que se lleva bien con sus compañeros y que es paciente.

Durante el verano viajó con sus padres a otros países. Estuvo verdaderamente feliz cuando vio a practicantes entregando materiales informativos sobre Dafa a los turistas, y se los describió en detalle a su tía abuela.

Influenciado por Dafa, se lleva bien con los amigos y respeta a los mayores. No dice malas palabras, tiene buenos modales y no tiene problema en compartir la comida o sus juguetes favoritos.

La abuela cambió la actitud hacia Dafa después de ser testigo de los cambios del nieto. Ahora les da la bienvenida en su casa, a los amigos practicantes, no se opone a la práctica de Amy y trabajó para detener a la policía que acosa a su hermana.

Recientemente, un practicante fue arrestado y detenido, y le pidió a un abogado que lo ayude. Cuando la tía abuela analizó el costo de los honorarios con los otros compañeros, Chenchen dijo: “Quiero ayudar también, les daré 1.000 yuanes”.

Y continuó: “Mi interés en esto es por el bien de Dafa y para rescatar al practicante detenido”.

Las personas se sorprendieron por lo que dijo el niño de siete años. Por supuesto, no aceptaron el dinero de Chenchen. Aún así, elogiaron sus pensamientos y acciones compasivas.