(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en el 2000, cuando la persecución era más severa. Lo hice, no por sus beneficios para la salud, sino porque sentía que lo que estaba leyendo en el libro Zhuan Falun era bueno.

Apego a las ganancias personales

Antes de comenzar la cultivación, tenía un fuerte apego a la ganancia personal. Incluso después de que comencé, no pude eliminarlo. Cuando hacía compras en el supermercado, tomaba bolsas de plástico de más para usar en casa.

En las frecuentes interacciones con amigos y familiares, solía calcular si podía sacar ventaja. En una ocasión durante unas vacaciones, compré diez libras de huevos para mi cuñada, pero ella me dio sólo unos panecillos poco cocidos a cambio. Estaba tan enojada que los tiré.

El Maestro sabía exactamente cuáles eran mis apegos, y me lo recordó una noche en un sueño. En dicho sueño, alguien nos dio, a otra persona y a mí, una cesta de cacahuetes. Los cacahuetes de la otra persona eran grandes y de buena calidad, pero los míos estaban todos arrugados.

Discutí con la persona que nos dio los cacahuetes y le exigí una buena cesta. Al principio, se negó. Insistí y finalmente conseguí una buena canasta. Me sentí satisfecho por ello y me fui camino a mi casa. Está persona me comentó que ya era demasiado tarde para volver a casa, ya que no pasaban más autobuses.

Comenté con una practicante el sueño que había tenido. Ella dijo: "El Maestro está obviamente tratando de ayudarte a eliminar el apego a la ganancia personal".

Me sentí avergonzada, y presté más atención a eliminar este apego. Siempre que surgía, intentaba suprimirlo y debilitarlo.

Empecé a tomar las ganancias personales ligeramente, pero todavía no podía eliminar este apego por completo. Una vez, un practicante me pidió prestado 1.500 yuanes, y me dijo que me los devolvería en el momento en el que yo necesitara el dinero. Todo lo que tenía que hacer era pedírselo.

Después de un tiempo, mi marido me pidió que recuperara el dinero, así que fui a la casa del practicante. Por el camino me encontré con otro practicante, y le comenté al respecto.

Él me dijo: "Tu familia no tiene problemas de dinero". "Ese practicante está en dificultades y realmente necesita el dinero. ¿Tienes miedo de que no lo devuelva? Deberías dejar ir el apego a los beneficios personales. Regresa a casa. No hay casualidades”.

Estuve de acuerdo con él y sabía que el practicante me devolvería el dinero, pero no podía dejar de pensar en eso. El practicante me dijo: "Si los 1.500 yuanes pueden ayudarte a eliminar el apego, debes agradecer a ese practicante".

Volví a casa y ya no me preocupé más por ello. Poco después, el practicante me devolvió el dinero por su propia iniciativa.

Apego a la lujuria

Al inicio de mi cultivación, a menudo soñaba con un hombre atractivo durmiendo a mi lado. Como practicante, sabía que era terrible tener pensamientos tan sucios, y decidí deshacerme del apego a la lujuria.

Enviaba pensamientos rectos y pedía ayuda al Maestro continuamente. Al mismo tiempo, no quería tener intimidad con mi esposo, deseaba mantener mi pureza durante la cultivación. Mi esposo no es practicante, y estaba lleno de deseo sexual. Creí que mi energía de cultivación le haría no pensar en ello. Cuando él pensaba en ello, me entretenía haciendo algunas cosas para retrasar el ir a la cama y hacer que mi marido quedara dormido.

He podido mantener mi pureza en los últimos diez años, aunque mi marido y yo dormimos en la misma cama. Otros practicantes se sorprenden de que lo haya logrado. Me di cuenta de que si los pensamientos de uno están basados en el Fa y son puros y rectos, todos los apegos pueden ser eliminados.

Corazón de sospecha

Un practicante solía venir periódicamente a mi casa para entregarme materiales. En una ocasión no apareció en diez días. Me preguntaba cuál sería el motivo, pero no reclamé. Sabía que debía mirar dentro. Busqué dentro de mí y encontré algunos pensamientos y acciones que no estaban fundamentados en el Fa. Me decidí a deshacerme de ellos.

Cuando hice los ejercicios a la mañana siguiente, todo mi cuerpo se sentía ligero y cómodo. Más tarde supe que el practicante había estado muy ocupado, lo que me ayudó a darme cuenta de que no debía desconfiar de los practicantes.

Cuando salgo por la noche para poner carteles de "Falun Dafa es bueno", estos brillan con luz dorada. Cuando envío pensamientos rectos, ya no siento mi mano. Cuando hago los ejercicios, me siento tan alta como un gigante. Cuando aclaro la verdad a la gente, mi mente no tiene ningún otro pensamiento.

No tengo miedo cuando estoy frente a muchas personas y puedo persuadir a la mayoría para que renuncien al partido comunista y sus organizaciones afiliadas.

Lo más importante, cuando descubro que hice mal, inmediatamente pido la ayuda del Maestro. No importa quién señale mis apegos, estoy feliz de escuchar y rectificarme inmediatamente.

Gracias, Maestro, por su compasiva salvación.