(Minghui.org) “Después de practicar Falun Gong durante tres meses, fui capaz de salir de la cama y caminar, hacer algunas tareas del hogar e incluso ¡ir de compras!”. Estas fueron las palabras de Elham Heidarzadeh, una inmigrante iraní que reside actualmente en Toronto, Canadá, la cual estuvo al borde de la muerte debido a un cáncer.

En 2005, a Elhan, que tenía tan solo 30 años, le diagnosticaron cáncer. “¿Por qué a mi? ¿Por qué la vida es tan injusta?”, le preguntó al cielo. Quería obtener una respuesta antes de morir.

Después de permanecer postrada en la cama durante tres años, Elham encontró el libro Zhuan Falun en Internet. Aunque lo descargó no lo leyó hasta el año siguiente, en 2009.

“Fue asombroso”, recordó. “Después de leer un párrafo, sentí que todas mis preguntas habían sido respondidas”.

“No sabía que iba a pasar. Lo único que sabía era que ya tenía las respuestas para todo lo que antes me desconcertaba”, exclamó: “¡Este libro rescató mi alma!”.

Elham empezó a aprender los ejercicios siguiendo las instrucciones de la Web. “Cuando empezó la música, encontré que los movimientos eran muy hermosos”.

Como estaba demasiado débil para permanecer de pie durante mucho tiempo, aprendió los ejercicios poco a poco.

“Iba realmente despacio al principio. Hacía los ejercicios una vez a la semana y luego pasé a hacerlos dos veces. Gradualmente, aprendí los cinco juegos. Tres meses después, fui capaz de caminar y de ocuparme de algunas tareas”.

Elham contó una historia interesante.

“En una ocasión, cuando mi hijo tenía dos años, entró en mi habitación mientras leía Zhuan Falun. Señaló el retrato del Maestro Li Hongzhi (el fundador de Falun Gong) en el libro y me dijo: 'Él puso una bola amarilla dentro de tu estómago. Yo quiero una también'. Cuando vio la ilustración del Falun en el libro, volvió a decir: 'Esta es la bola'”.

“Pensaba que solo eran cosas de niños, así que no le presté más atención. Pero después comprendí lo que decía, probablemente a través de su ojo celestial, había visto como el Maestro Li me plantaba el Falun”.

“Esta experiencia me hizo ganar confianza. Leía los libros de Falun Gong todos los días e incrementé poco a poco la cantidad de tiempo que hacía los ejercicios. Sin importar lo difícil que me pareciera, lo hacía cada día”.

“Cuando fui al hospital a hacerme un examen siete meses después, ¡los médicos me dijeron que el cáncer había desaparecido! Recuperé completamente la salud. Le conté a todos los médicos y a las enfermeras que Falun Gong me había curado. Se quedaron perplejos”.

Más buenas noticias llegaron poco después cuando toda su familia recibió visados de inmigrante para Canadá, y se mudaron a Toronto.

Después de practicar Falun Gong sola por más de nueve años, encontró por fin un lugar donde practicar en grupo en la localidad. En enero de este año, por primera vez participó en los ejercicios grupales en el 'Stan Wadlow Club House'.

Elham (izquierda) en el lugar de práctica de la localidad con otra practicante.

“Aprendo mucho del grupo. Los otros practicantes comparten sus entendimientos de las enseñanzas conmigo, y me ilumino a muchos principios que no comprendía cuando practicaba sola”.

“Siento un campo de energía poderoso en el lugar de la práctica y alcanzo entendimientos más profundos sobre la cultivación, la fe y las interferencias”.

Una vez en el lugar de práctica, Elham sufrió un dolor agudo en su estómago, pero no dejó de hacer los ejercicios.

“Intenté resistir el dolor y me dije que era una practicante de Falun Gong, y que nada podía impedirme que hiciera los ejercicios. Entonces empecé a repetir: 'Falun Dafa es bueno', 'Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno'. Lo repetí una y otra vez, y entonces escuché una voz que decía: 'Bien hecho, bien hecho'. Pensé que algún practicante estaba hablándome así que abrí los ojos, pero todos estaban haciendo los ejercicios con los ojos cerrados. Comprendí que era el Maestro Li animándome”.

“Este estímulo me hizo ganar confianza. Me mantuve diciendo las frases mientras hacía los ejercicios. Quince minutos después, el dolor desapareció. Lo había conseguido”.

“Desde entonces, repito en silencio: 'Falun Dafa es bueno' 'Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno' cada vez que me encuentro en dificultades, sin importar de qué tipo sean”.

Elham nos contó que comprende verdaderamente lo que el Maestro Li enseñó en Zhuan Falun:

“Nuestros sitios de refinamiento de gong son mejores que los sitios de práctica de gong de cualquier otro método de gong; si vas a refinar gong a nuestro sitio, es mucho mejor que si tú te tratas la enfermedad. Mis Fashen se sientan en un círculo, y además hay una cobertura por encima del sitio de refinamiento de gong, sobre la cual hay un gran Falun; un gran Fashen cuida el sitio sobre la cobertura. Ese sitio no es un sitio común, no es como esos sitios comunes donde se practica gong, es un sitio de cultivación-refinamiento”.

Elham se siente afortunada por poder practicar Falun Gong.

“Solía quejarme por el hecho de haber encontrado Falun Gong demasiado tarde y me sentía molesta porque nadie me hubiera hablado de esto antes. Ahora he dejado de quejarme. Todo lo que quiero hacer es atesorar esta oportunidad y cultivarme bien”.

Elham, es ahora una estudiante de la Universidad Seneca, y ha compartido sus experiencias con sus compañeros de clase y sus profesores.

“Hay muchos chinos estudiando en mi universidad. La mayoría fueron engañados por la propaganda del partido comunista chino y han malinterpretado qué es Falun Gong”.

“Entonces les cuento como Falun Gong y el Maestro Li me salvaron la vida sin cobrarme un solo centavo. Les hablo, en base a mis propias experiencias, sobre que es realmente Falun Gong, y por qué no deberían creer lo que el partido comunista dice. Ahora, muchos de mis compañeros de clase han cambiado su mentalidad”.