(Minghui.org) Aunque comencé a practicar Falun Dafa a la edad de siete años, no entendí realmente qué era realmente la autocultivación.

Cuando comencé la escuela secundaria, aprendí que el Maestro nos pedía estudiar el Fa, enviar pensamientos rectos y contarle al público sobre la persecución. En el momento en el que comencé la secundaria, había memorizado Zhuan Falun y me sentía cómodo hablándoles a mis compañeros de Dafa.

Hice sorprendentemente bien el examen de ingreso y fui admitido en la mejor escuela secundaria de la zona, que era un internado. Desafortunadamente, eso significaba que no era un buen ambiente que alentaba a estudiar el Fa. Aunque todavía recitaba ocasionalmente el Fa, me involucré mucho en las cosas diarias y comencé a desarrollar muchos apegos humanos.

Luego de entrar a la universidad, comencé a tener citas y pasaba mucho tiempo jugando con la computadora y navegando en Internet. ¡Mi desinterés en Dafa era enorme! El ateísmo y los conceptos científicos ocupaban mi mente.

Retornando a Dafa

En las vacaciones antes de mi último año de la facultad, mi madre me animó a estudiar el Fa.

Era difícil, pues no podía concentrarme sin importar cuanto lo intentara. Así que releí cada párrafo muchas veces hasta que pude realmente entender y absorber lo que leía.

Casi después de un mes, de repente sentí que una sustancia pesada me había dejado y que una onda de energía me estaba conectando con Dafa.

Me di cuenta que muchos jóvenes practicantes que solían practicar Dafa con sus padres, dejaron de practicar debido al encanto de Internet y los teléfonos celulares. Se sumergían en la cultura moderna y pensaban que estaban disfrutando la vida.

La importancia de la actitud del cultivador

Luego de estudiar el Fa diligentemente, entendí la importancia de contarle a la gente sobre la bondad de Dafa. Durante mi último año en la universidad, la mayoría de mis compañeros no sabían mucho sobre de Dafa. Luego de explicarles los hechos acerca de la persecución, entendieron la importancia de renunciar al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones afiliadas.

Luego de la graduación, me ofrecieron un trabajo cerca de mi casa. Me uní al grupo de estudio del Fa y me volví más seguro al hablarle de Dafa a gente desconocida.

Clarificando la verdad cara a cara expuse muchos de mis apegos, tales como estar temeroso de quedar mal, buscar comodidad, tener una actitud confrontativa, etc. Trabajé duro para eliminarlos.

De alguna manera solo podía ayudar a poca gente a renunciar al partido y me di cuenta de que cuando exponemos la persecución, una batalla mayor entre el bien y el mal toma lugar en otra dimensión.

Llegué a entender que siempre que creía en el Maestro y el Fa, tenía la habilidad de convencer a la gente acerca de la preciosidad de Falun Dafa. Con este pensamiento en mi cabeza, la gente parecía cambiar y estar dispuesta a escucharme.

El Maestro dijo:

“No importa si ellos aceptan o rechazan [los hechos], deben siempre tratarlos con compasión y no deben ser competitivos con personas comunes o pensar acerca de seres conscientes con conceptos humanos. Sólo hagan lo que deben hacer con compasión, sin importar si ellos lo aceptan o rechazan”. (Exponiendo el Fa en el Fahui de Washington D.C. 2003)

Entonces entendí que, como un discípulo de Dafa, siempre debo mantener un corazón estable y una actitud misericordiosa.

Rescatando a un practicante arrestado

El pasado mes de agosto, mi madre fue arrestada cuando estaba hablándole a la gente de Dafa en un pequeño pueblo. Fue llevada al centro de detención del pueblo.

En el pasado, no había participado en ningún esfuerzo de rescate debido a mis apegos al miedo y búsqueda de comodidad. Esta vez, no tenía ninguna excusa.

Fui con otros practicantes al centro de detención. Primero enviamos pensamientos rectos desde afuera del centro y luego pedimos por la liberación de mi madre. Los guardias nos gritaron y nos forzaron a salir del edificio. Enviamos más pensamientos rectos y lo intentamos de nuevo --sin éxito.

Esto fue un terrible golpe a mi autoestima. Nunca me habían gritado en mi vida. Me sentí humillado pero pronto me di cuenta que era una buena oportunidad para dejar mis apegos de orgullo y mentalidad de lucha. Me mantenía repitiendo en mi mente: “¡Elimínalos!”.

Retornando a casa, compartimos nuestros pensamientos y nos dimos cuenta de que solo pensábamos en rescatar a mi madre y no en ayudar a los guardias a entender los hechos acerca de Dafa.

Cuando volvimos al centro de detención al día siguiente, nos enfocamos en no permitir que los guardias hagan cosas malas. Muchos practicantes estaban afuera y enviaban pensamientos rectos sin parar. Los guardias estaban mucho mejor ese día que el anterior, pero el director del centro de detención se rehusó a hablarnos.

Luego de discutir la cuestión, decidimos colgar carteles y letreros con información de Dafa esa noche en el pueblo. Al día siguiente, algunos de nosotros enviamos pensamientos rectos, otros clarificamos la verdad a la policía y a los guardias, mientras que otros expusimos la persecución al público general. Mucha gente estuvo de acuerdo en renunciar al PCCh.

Retornamos al pueblo diariamente, nos mantuvimos enviando pensamientos rectos y le contamos a la gente de Dafa hasta que mi madre fue liberada 10 días después.