(Minghui.org) A menudo nos encontramos con personas que se niegan a escuchar a los practicantes aclarar los hechos sobre Falun Dafa y la persecución, y algunos incluso nos hablan mal de nosotros. A veces tengo ganas de renunciar a ellos, pero creo que su comportamiento no refleja su verdadera naturaleza. Poco después de que comenzara la persecución, tuve dos sueños que me ayudaron a darme cuenta de que todas las personas anhelan ser salvadas.

El partido comunista chino (PCC) organizó la "autoinmolación de la Plaza de Tiananmen" en 2001 para engañar a la gente y que tuvieran pensamientos negativos sobre Falun Dafa. Durante una reunión familiar les dije a mis parientes que la autoinmolación en la Plaza de Tiananmen era un engaño total. Como cultivadores no matamos, y no cometemos suicidio. Sin embargo, mis parientes se negaron a escuchar y me criticaron por practicar. El marido de mi tía también me regañó.

Me molesté y sentí ganas de renunciar a ellos porque se negaron a escucharme y me ridiculizaron. Pensé: "Es su elección. Los dejaré en paz".

Cuando me quedé dormida soñé que estaba montando una bicicleta cuesta arriba. Cuando miré detrás, vi a mi tía y a su esposo sentados en el asiento trasero de la bicicleta. Pensé en dejarlos atrás porque era muy difícil para mí subir a la empinada colina. Tan pronto como tuve ese pensamiento, mi tía y su esposo gritaron: "Por favor, no nos dejes atrás. ¡Le animaremos! ¡Vamos! ¡Tu puedes!". Me di cuenta de que el Maestro me estaba mostrando que no había sido lo suficientemente compasiva.

Cuando me desperté, todavía no podía entender por qué se habían comportado de manera tan diferente en el sueño comparado con la vida real. Después de estudiar el Fa, comprendí que lo que veía en mi sueño era su verdadero ser.

A menudo hablo con mis colegas sobre Falun Dafa. Algunos aceptan lo que digo, pero otros se niegan a escuchar.

Tuve otro sueño en el que estaba escalando una montaña. Una larga cuerda estaba atada a mi cintura, y la cuerda llegaba hasta el pie de la montaña. La gente estaba de pie a ambos extremos de la cuerda y todos tiraban de ella. Esa gente eran mis colegas, y muchos eran aquellos con los que aún no había hablado sobre Falun Dafa. Cuando subí un escalón, ellos también subieron un escalón. Cada vez que yo daba un paso hacia arriba, ellos gritaban ánimo: "¡Lo estás haciendo bien! A pesar de que cada paso fue difícil, me sentí energizada cuando me animaron. Sentí que el esfuerzo valía la pena, por muy cansada que me sentía.

Han pasado años, pero estos sueños todavía están grabados en mi memoria. Siempre que me siento cansada o con ganas de relajarme, recuerdo el aliento de mis familiares y colegas y la urgencia de salvarlos.