(Minghui.org) ¡Saludos, venerado Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!

Estoy ejerciendo la abogacía. Después de convertirme en un practicante de Falun Dafa, hice todo de acuerdo con los estándares de Dafa. Nunca he utilizado el teléfono de la compañía para hacer llamadas privadas, o he llevado algún caso fuera del trabajo y tampoco he cobrado cargos por debajo de la mesa. Nunca le he sugerido a un cliente que sobornara a los jueces. Sin importar la dificultad de los casos o de los clientes, hice todo lo posible para ayudarlos.

Por esta razón, mis casos siempre parecían problemáticos al principio, pero después de insistir en manejar las cosas honestamente, se volvían bastante fáciles. Aun cuando he perdido un caso, mis clientes lo comprendieron. Generalmente, quedaban más bien decepcionados con el sistema legal del régimen comunista chino, que por perder sus casos.

Cuando trabajo para defender los derechos de las personas, me guío en todo momento de acuerdo a los estándares de Falun Dafa. Mi fe en el Fa me ha permitido ver milagros una y otra vez. A continuación, presento algunos ejemplos.

En 2005, vino un hombre a decirme que se había lesionado en el trabajo. Su empleador pagó sus gastos médicos solo al principio y, más tarde, dejó de hacerlo. Luego lo obligaron a salirse de la empresa. Este hombre quería demandar a su anterior empleador.

Le dije que le cobraría el 30% de lo que se obtuviera si ganaba el caso y él aceptó. Sabiendo que mi cliente utilizaría el dinero para cubrir sus gastos médicos, decidí que el 30% era un porcentaje demasiado alto. Modifiqué el contrato y lo bajé al 15%. Si no hubiera sido un practicante, nunca habría hecho eso.

El hombre no me pudo dar ninguna evidencia relevante para ayudar con su caso. Solo para demostrar que, en algún momento, había sido un empleado de esa empresa, fui por todas partes tratando de obtener pruebas.

No fue fácil. Había muchos problemas, me sentía muy nervioso y no sabía qué hacer. Anoté mis sentimientos en un cuaderno pequeño, para que más tarde pueda examinarme para encontrar y eliminar mis apegos, entre los cuales estaban el miedo, la impaciencia y ansiedad por obtener resultados.

Intenté ser como dijo Shifu:

“Haz pero no busques”, “Tranquilo y sin pensar” (En el Dao, Hong Yin).

Este hombre se había presentado conmigo once meses después de haberse lesionado. El plazo de prescripción en este tipo de casos es de doce meses después de haber sufrido la lesión. Solo me quedaba un mes para encontrar la prueba de su empleo y solicitar arbitraje laboral.

Antes de ser un practicante, no habría sido capaz de dormir o comer cuando se trataba de un caso de último momento, como este. Me habría preocupado que mi cliente me crucificara si no podía encontrar suficientes pruebas. Me habría preocupado constantemente sobre cómo protegerme si perdiera el caso. La preocupación y el miedo en casos como este me agotaban mental y físicamente.

Ahora, que soy un practicante, sigo las enseñanzas de Shifu para siempre pensar primero en los demás. Manejo los casos de mis clientes como si fueran mías y no pienso en las consecuencias. Si pierdo el caso, sé que soy responsable y que debo enfrentar el resultado abiertamente, en vez de esconderme. Hago mi mejor esfuerzo con cada caso que tomo.

Como, por ejemplo, en este caso. La mayoría de los empleadores no reconocen el empleo como tal, y mucho menos admiten los accidentes de trabajo. También necesitaba saber qué organismo de gobierno era el responsable de la disputa, y presentar la solicitud oficialmente para confirmar el empleo y exigir que el empleador asuma la responsabilidad financiera de la lesión.

El hombre no tenía talón de ingresos, identificación de trabajo ni cualquier prueba para confirmar que había resultado lesionado mientras trabajaba para la empresa. Fui a los tres hospitales donde lo habían tratado, y los médicos y los departamentos de contabilidad me ayudaron.

Al encontrar que todas las facturas habían sido pagadas en efectivo y no mediante cheque, estuve muy decepcionado. Me senté en la oficina de contabilidad del tercer hospital, pensando que esto ya era el final de todo. Mientras estaba perdido en mis pensamientos, un contador encontró un cheque de 2.000 yuanes, de los cientos de miles que se habían pagado. Ahora ya tenía la prueba de empleo de mi cliente.

El siguiente paso fue establecer que sus lesiones se relacionaban con el trabajo. Me di cuenta que, si presentaba una demanda por lesión en el trabajo, mi cliente solo obtendría una compensación máxima de 200.000 yuanes, por lo que retiré el caso.

Después de trabajar en esto y comunicarme con la empresa durante un año, finalmente logré que pagara una liquidación de más de 600.000 yuanes. El gerente me dijo que, si no hubiera pensado que yo era tan profesional, no habría pagado ni un centavo más de lo que dictaba la ley.

Durante ese año, fue el Fa que me guió en cada paso. Me puse en los zapatos de mi cliente y logré cerrar el caso tranquilamente, teniendo un estado mental muy confortable.

A través de este caso, ayudé a mi cliente y a seis de sus amigos a renunciar al PCCh.

En 2009, una mujer mayor me pidió que la ayude a redactar una queja. Le expliqué pacientemente todos los aspectos legales de su caso y reuní las pruebas pertinentes. Se trataba de un asunto médico que había arrastrado durante 36 años y que había perjudicado en gran medida la salud de la mujer, su vida y la de su familia. No estaba seguro si podía manejar su caso.

La ayudé con todas las actividades de preparación y le sugerí que solicite asistencia legal en la oficina de justicia. Seis meses después, vino a mi oficina y me dijo que solo consiguió 5.000 yuanes como indemnización después del primer juicio, y que iba a presentar una apelación.

Siempre que pasaba por mi oficina, se asomaba para ver si estaba allí. Si me veía, se detenía para platicar. Cada vez, le decía que, sin importar qué iba a suceder, debía recordar que "¡Falun Dafa es bueno!”, “¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!". Ella siempre asentía con la cabeza.

El hijo de un veterano llegó a pelearse con un compañero de clase, quien casi lo mata. El fiscal demandó al compañero de clase, y yo representé al demandante en un juicio de indemnización civil. La familia del acusado compró al juez y, por lo tanto, no tuvo que pagar nada. El acusado también consiguió que un médico dijera que tenía antecedentes de problemas mentales y, como resultado, no fue encarcelado. El veterano solía ser un miembro leal del PCCh, pero esto cambió después del incidente y después de que le aclaré la verdad. Tanto él como su hijo renunciaron al partido y quisieron leer el libro Zhuan Falun.

Un joven fuera de la ciudad llegó para hacer un negocio. El dueño del hotel donde se hospedó trató de extorsionarlo. Cuando eso no funcionó, el dueño del hotel golpeó al joven. En la estación de policía, los agentes trataron al dueño cortésmente y al joven lo trataron como a un delincuente. La policía lo amenazó y le quitó su identificación. El joven huyó de la estación de policía y me buscó.

Fui con él a la estación de policía para reclamar una indemnización del propietario del hotel y la policía le devolvió al joven su identificación. El jefe de policía me dijo que su estación tenía recursos limitados y que el propietario prefería donar 1,000 yuanes a la estación de policía en lugar de darle al joven 500 yuanes.

Insistí en que el propietario del hotel se haga responsable. Un agente de policía me llevó a un lado y me dijo que estaban tratando de retrasar el proceso para ver si el joven que venía de fuera de la ciudad renunciaba y volvía a casa. Le dije al joven lo que estaba sucediendo y cómo funciona el partido comunista chino. Le pregunté si había escuchado acerca de Falun Gong. Me dijo que una vez, cuando estaba en Beijing, una practicante le ayudó y que ahora otro practicante (yo) le había ayudado nuevamente. Me pidió una copia del libro Zhuan Falun y estuvo de acuerdo en renunciar al PCCh. Después de que se fue, me ha llamado muchas veces.

Una mujer que vivía fuera de la ciudad me pidió que la ayudara a demandar a su hijastro para que la apoyara financieramente. Era una señora mayor y no tenía ningún ingreso, por lo que decidí ayudarla gratuitamente.

Me enteré que, durante la revolución cultural, el marido de esa mujer la había reportado como una contrarrevolucionaria y, como resultado, fue encarcelada. Mientras estaba en prisión, su marido se divorció y se volvió a casar. Su marido luego envió a su hijo menor al campo y registró a su hijastro utilizando el nombre de su hijo menor. El hijo menor murió joven, por falta de cuidado.

Hoy en día, el hijastro de su exmarido todavía utilizaba la identidad de su hijo. Ella estaba resentida con su marido y su hijastro y quería que este cumpliera con su deber filial. Cuando me encontré con su "hijo", él afirmó que no la conocía y se negó a cuidarla. Más tarde, la señora se fue a casa porque no podía pagar los gastos de hotel.

Al año siguiente, la mujer me visitó otra vez, teniendo 3,000 yuanes en sus manos, y pidiéndome ayudarla con la demanda. Legalmente, ella podía tener un caso, pero no valía la pena luchar. Sea que ganaba o perdía, su resentimiento que duraba por más de 40 años, solo iba a aumentar después de que comenzara el caso, no desaparecería con la demanda, y le iba a doler aun más.

Le expliqué que no podía tomar su caso y que ella tendría que contratar a alguien más. Unos días más tarde, volvió y me dijo que se iba a casa. Ya no quería presentar la demanda y tampoco quería que el hijastro de su exmarido la cuidara. Me dijo: “La última vez, me ayudaste sin cobrarme, y esta vez no tomaste mi caso aunque pude pagar. Debe ser un caso malo, entonces lo soltaré".

Le hablé sobre Falun Gong, y así me enteré que ella había sido una practicante antes de 1999. Le sugerí que tratara de regresar a practicar otra vez, soltar su resentimiento y tener una buena vida.

Desde que me convertí en un practicante, le aclaro la verdad sobre Falun Dafa a cada cliente. Después de que entienden la verdad, muchos de ellos se dan cuenta de que yo realmente solo quiero lo mejor para ellos, por lo que confían en mí. He visto cómo las personas se vuelven benevolentes, pacíficas y agradecidas después de que aprenden la verdad, y a menudo renuncian al PCCh sin dudarlo.

He pasado los últimos doce años haciendo mi trabajo y estoy muy agradecido por haber tenido la oportunidad de aclarar la verdad. He sentido la magnificencia y la belleza de Falun Dafa en cada momento.