(Minghui.org) He estado practicando Falun Dafa por más de 24 años. Durante estos años, he experimentado muchas alegrías y bendiciones como también peligros y decisiones duras –pero estoy finalmente feliz de que elegí quedarme con Dafa a través de todo ello. Estoy agradecida por todos los milagros que Dafa me permitió atestiguar, tanto en mi propia vida como en la vida de los simpatizantes de Dafa.

Asistiendo a las lecciones de Shifu

Comencé a practicar a fines de 1993. En ese tiempo, tenía 43 años de edad y sufría de bronquitis, rinitis, asma, enfisema, miocarditis, y hepatitis. Mis colegas me apodaron afectuosamente “bolsa de enfermedades”.

Un día, una colega compró un video de los ejercicios de Falun Dafa en la Exposición de la Salud Oriental y me invitó a verlo con ella. Quedé inmediatamente intrigada con la música de los ejercicios. Tenía una sensación de que esto era lo mejor para mí.

Comenzamos a hacer los ejercicios todas las mañanas. Al principio, lloraba cada vez que hacía los ejercicios. Mirando hacia atrás ahora, quizás era mi lado consciente que estaba agradecido con la limpieza de Shifu.

Unos meses después, conseguimos copias de Zhuan Falun. Llegamos al entendimiento que además de los ejercicios, necesitábamos mejorar nuestro carácter moral y nivel de xinxing.

El 14 de mayo de 1994, asistimos a las lecciones de Shifu organizadas por la Fundación Valor. Shifu ofreció curar las enfermedades de cada participante y nos pidió que pusiéramos la mano en el lugar donde estaba la enfermedad. Yo puse mi mano el corazón. Desde entonces, mi enfermedad al corazón desapareció y nunca más he tenido problemas en el corazón.

Shifu también nos pidió que donemos 10 yuanes cada uno. Todas las donaciones fueron a la Fundación Valor.

Los practicantes locales nos dieron la bienvenida en la estación de trenes y arreglaron el transporte y alojamiento para nosotros. Shifu también acortó la serie de diez lecciones a nueve, para que la estadía fuera más corta. El costo total de mi estadía fue solo un poco más de 100 yuanes (33 USD).

Nunca podré olvidar los milagros que ocurrieron en las lecciones de Jinan:

Los organizadores arreglaron que nos podiéramos sacar una foto con Shifu el 26 de junio. Shifu nos pidió que esperemos nuestro turno arreglado y que si incluso intentábamos sacarnos la foto antes, no podríamos. Sin prestar atención, le pedí a alguien que me saque una foto con Shifu. Cuando la revelé, salió en blanco.

El día de la foto, el cielo estaba lleno de nubes negras por la tarde. Cuando Shifu vino para sacarse las fotos, las nubes de repente desaparecieron y el sol brillaba. Cuando las lecciones comenzaron esa noche, estaba lloviendo afuera. Cuando la lección terminó, la lluvia disminuyó a una garúa liviana para que pudiéramos irnos tranquilos.

En el auditorio, no había ventiladores ni aire acondicionado, así que hacía mucho calor. Muchas personas se abanicaban con papeles, yo también. Shifu dijo que no usáramos abanicos porque la cultivación implicaba soportar dificultades. Dejé mi abanico, e inmediatamente sentí una brisa de aire fresco soplando en mi dirección. Me quedé sorprendida, porque estábamos sentados lejos de las ventanas. Al día siguiente, Shifu dijo que algunos estudiantes escucharon sus palabras y dejaron de abanicarse, y lograron sentir una brisa. Me di cuenta que fue Shifu quien hizo el milagro.

Dos días antes de que las lecciones terminaran, Shifu dijo que aquellos que todavía no habían logrado doblar las piernas en doble loto, tenían que intentar –ahora deberían ser capaces de hacerlo. Intenté justo después de las lecciones, y verdaderamente, ¡logré doblar las piernas en doble loto!

Bendiciones de Dafa

Todas mis enfermedades desaparecieron después de hacer los ejercicios de Falun Dafa. Al principio pensé que fueron los ejercicios lo que mejoraron mi salud. Luego, recordé que “La cultivación depende de uno mismo, el gong depende del shifu” (Por qué refinar gong no hace crecer gongZhuan Falun). Me di cuenta que fue Shifu nos quitó las cosas malas de nuestros cuerpos y que sufrió por nosotros.

A través del estudio del Fa, también entendí que necesitamos seguir mejorando nuestro xinxing y eliminando nuestros malos pensamientos y apegos.

Mi esposo criaba palomas para comer. Eran sucias y caóticas y matarlas era matar vidas, así que no me gustaba nada. Pero de vez en cuando me pedía que lo ayude. Un día me pidió ayuda de nuevo. No estaba contenta al respecto, pero aun así me paré en la silla para sacar la paloma. De repente la silla se volteó y me caí sólidamente al suelo, golpeándome el codo. Pero no me fracturé ni sangré. Sabía que Shifu me estaba protegiendo. A través de este incidente, me di cuenta que tenía que ser más tolerante con mi esposo.

Otra vez tuve 40º C de fiebre. Me mantuve estudiando el Fa y una parte me iluminó:

“¿Por qué un nuevo practicante que está en la etapa inicial de aprender el sistema de cultivación y un practicante veterano cuyo cuerpo ha sido ajustado, se sienten físicamente incómodos en su práctica de cultivación como si estuvieran gravemente enfermos? ¿Y por qué ocurre este fenómeno periódicamente? Durante mis lecciones sobre el Fa, les dije que eso es para eliminar su ye y para mejorar su cualidad de entendimiento a la misma vez que se está eliminando el yeli acumulado durante sus vidas anteriores. Además, esto también es para comprobar si eres firme en la cultivación de Dafa; esto continuará hasta vayas más allá de la cultivación del Fa dentro del mundo. Esta es una exposición en términos generales” (Ye de enfermedad, Escrituras esenciales para mayor avance).

Un practicante me alentó a no tener miedo, pero otro sugirió que tomara algo de medicina. Sabía que era una prueba y no necesitaba medicina.

Mi esposo, que estaba fuera de la ciudad, llamó a nuestra hija y le pidió que mezcle algunos medicamentos en agua y que me los de. Me enteré y le dije a ella que los practicantes podemos sobrepasar la enfermedad estudiando el Fa. Nunca más intentó darme medicina.

Una semana después la temperatura desapareció, sin ningún efecto secundario.

Enfrentando la persecución

En abril de 1999, la policía de Tianjin arrestó a 45 practicantes de Falun Dafa y le dijo al resto de los practicantes que tenían que ir a Beijing para apelar por su liberación. La noticia se difundió rápidamente, y más de diez mil practicantes de Falun Dafa fueron a Beijing el 25 de abril para apelar.

Yo vivía en Beijing. Después de escuchar las noticias por la mañana, me uní a los practicantes. Fuimos a la oficina de apelaciones del consejo de estado, y nos quedamos en silencio contra la pared. La policía vino y nos dirigió para que nos alineáramos. Ningún practicante se quejó; en vez, todos seguimos sus directivas.

Muchos policías caminaban frente a nosotros. Mientras lo hacían, los practicantes los llamaban y les contaban por qué estábamos ahí y qué bueno es Falun Dafa. Ellos nos sonreían. Algunos tiraban las colillas de cigarrillo o botellas de agua en el piso, pero nosotros las levantábamos y poníamos en bolsas de basura.

A los practicantes mayores les dimos almohadas para la meditación. Dejamos suficiente espacio en la vereda para la gente ciega y los transeúntes. Cuando íbamos al baño público, dejábamos que los residentes locales entren primero, así no impactábamos en sus vidas diarias.

Era un día nublado, pero muchos practicantes vieron Falun, pequeños y grandes, dando vueltas en el cielo. Los practicantes aplaudían mientras veían los Falun.

Desde ese día, la policía comenzó a acosarnos cuando hacíamos los ejercicios en el parque. Nos echaban agua. También le decían a la seguridad del parque que nos echen. No tuve más opción que terminar de hacer los ejercicios en la entrada del parque.

La persecución del partido comunista se intensificó. El 19 de julio de 1999, las autoridades arrestaron a los coordinadores de la Asociación de Falun Dafa en Beijing y comenzaron la represión a escala nacional al día siguiente.

Fuimos a apelar a la oficina de apelación en Hongluochang en Beijing. Muchos practicantes de Dafa ya estaban allí. La policía nos rodeó.

No teníamos miedo. Comenzamos a recitar “Lunyu” y los poemas de Shifu.

Eventualmente, soldados nos colocaron en buses y nos llevaron al estadio de Fengtai, donde había soldados con armas automáticas cuidando la puerta. Nos sentamos a meditar y recitar Lunyu.

Un rato después, policías vinieron a preguntarnos nombre y dirección. Nos negamos amablemente a contestar. Un policía me señaló y me preguntó mi nombre, pero me negué a contestarle.

A las 3 p. m. se largó una lluvia intensa. Muchos practicantes les dieron sus impermeables a los soldados.

Después de las 7 p. m. una fila de autobuses y policías armados llegaron. Policías armados saltaron del camión y comenzaron a arrastrar a los practicantes y empujarlos dentro de los autobuses. Nos agarramos de los brazos para que no nos pudieran llevar, pero los policías se agruparon para arrastrar a los practicantes en contra de su voluntad. Pronto llenaron un autobús con practicantes.

Gritamos: “¡Que no se mueva el autobús! ¡Es nuestro derecho defender la constitución!”. De repente el motor del autobús se detuvo.

Pero la policía continuó metiendo practicantes. Eventualmente, nos llevaron a una escuela. Seguían preguntando los nombres, y nosotros seguíamos negándonos a contestar por la política de implicación del régimen, donde nuestros familiares y amigos serían acosados también. Intentaron llamar a nuestros supervisores, pero las llamadas no salieron. A las 11 p. m., les dieron de comer a los policías. Finalmente nos dejaron ir a casa.

Ayudando a la gente a entender Dafa

Un día, los gerentes de mi trabajo vinieron a presionarme para que firme una declaración de garantía prometiendo no practicar nunca más Falun Dafa. Me dijeron que si no firmaba, me llevarían a un centro de lavado de cerebro.

Los practicantes que habían ido a centros de lavado de cerebro o campos de trabajo, me contaron que esos lugares eran muy perversos. Era muy difícil que la gente no cediera antes la presión mental y física de allí.

Lo pensé bien y decidí que nunca tenía que renunciar a Dafa. Preferiría renunciar a mi trabajo que a mi creencia.

Dejé mi casa y me quedé con un tío que vivía en una aldea. Le pagué a su familia por los gastos diarios y hacía las tareas del hogar.

Mi tío estaba preocupado y me pedía que no saliera de la casa, así que terminé haciéndome amiga de su esposa. La invité a caminar y le hablé de los principios de Falun Dafa y la persecución. Shifu nos dijo:

“El ser arrestado no es el propósito. El validar Dafa es realmente glorioso; dan un paso adelante para validar Dafa. Ya que diste un paso adelante, deberías intentar validar Dafa con éxito; este es el verdadero propósito de dar un paso adelante” (Racionalidad, Escrituras esenciales para mayor avance).

Mi tía entendió la verdad y me apoyaba. Incluso salía conmigo a pegar carteles y contarle a la gente que Falun Dafa es bueno. Luego, renunció al partido comunista.

Un mes después los dejé y me fui a lo de un primo.

La familia entera de mi primo me dio la bienvenida. Trabajé en la tienda de la familia. Por la noche, hacía volantes de Dafa y los repartía en el vecindario.

Shifu dijo:

“Hay que informar a la gente alrededor del mundo de sus perversidades; esto también es ofrecerle salvación a la gente. A la vez que se están eliminando las fuerzas perversas, ustedes están consumándose en la cultivación y fortaleciendo la manifestación del Fa en el mundo. ¿Sabían que todo lo que actualmente están haciendo ya ha establecido la más grande y eterna poderosa virtud para Dafa y los practicantes de Dafa? Cuando a esta página de la historia se le dé la vuelta, la gente que quede verá la grandeza de ustedes y los futuros dioses se acordarán siempre de este gran momento en la historia” (Racionalidad, Escrituras esenciales para mayor avance).

El hijo de ocho años de mi prima tenía varios malos hábitos: elegía la comida, tenía berrinches, no hacía su tarea escolar, y peleaba con sus compañeros en la escuela. Mi prima y su esposo no tenían tiempo para ayudarlo.

Pasé tiempo con él, le conté sobre los principios de Dafa y le hice sus comidas favoritas. Abrió su corazón conmigo. Gradualmente, se sentó en meditación conmigo y escuchó las lecciones cuando yo leía los libros de Dafa.

Un día al niño le salió sarampión. Su maestra le dijo que se quedara en casa hasta que se fueran las manchas. Lo invité a recitar Lunyu conmigo. Al día siguiente, las manchas desaparecieron. Regresó a la escuela el tercer día.

Unos meses después, cuando estaba con conjuntivitis, vino y me pidió que leyera Zhuan Falun con él. Sus ojos se curaron al poco tiempo.

Él le dijo a su abuela: “Abuela, ¡deberías practicar Falun Dafa!” ¡Y ella lo hizo! Su abuela también renunció al partido comunista.

Dafa ayudó a este niño a convertirse en un buen estudiante. Fue aceptado en una escuela de alto nivel y luego en la universidad. Ahora, está en Los Estados Unidos para doctorarse.

El negocio de mi primo también está cada vez mejor.

He sido testigo de la compasión de Shifu y de las maravillas de Falun Dafa y quería compartir estas historias. Mi único deseo es que más gente experimente las maravillas de Dafa.