(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en 1997. Durante los últimos veinte años he atravesado muchas tribulaciones bajo la protección de Shifu y con pensamientos rectos. Deseo compartir una de estas situaciones.

La persecución de los practicantes de Falun Dafa en uno de los distritos de mi ciudad se estaba llevando a cabo con gran severidad, así que decidimos exponerla a los residentes de la zona.

Almacenamos en memorias USB los archivos de varios carteles e impresos adheribles. Después, los practicantes nos dividimos en dos parejas para hacer llegar los dispositivos a otros seis distritos donde el contenido sería copiado.

La practicante 'A' y yo, pensamos cubrir cuatro de los distritos, y ella conduciría. Sin embargo, esa tarde, justo antes de que saliéramos, recibió una llamada telefónica y tuvo que ocuparse de otro asunto urgente. Decidí subirme a mi bici y repartirlos sola, porque necesitaban imprimir los carteles antes de que fueran las 20:00 h en todos los distritos. Nuestro plan consistía en colocarlos por toda la ciudad esa misma noche.

Llegué tranquilamente al primer punto de destino y los practicantes sacaron una copia de la memoria USB. Después de llegar a mi segundo destino y subir unas escaleras, vi un vehículo de la policía en la calle y a varios policías en la primera planta. Envié pensamientos rectos inmediatamente y pedí ayuda a Shifu. La patrulla de policía se marchó al poco rato y pude transferir los contenidos del dispositivo sin ningún problema.

Continué hasta mi tercer punto de reunión. Pero cuando llevaba recorrido un kilómetro, noté que un automóvil de la policía me estaba siguiendo. Dije en mi corazón: “Soy un discípulo del Maestro Li Hongzhi. Mi Maestro tiene la última palabra en cualquiera de mis arreglos. Shifu me corregirá si hago algo que no esté acorde con el Fa. No se le permite a ningún ser perseguirme bajo ninguna circunstancia. Shifu, por favor, ayúdeme”.

Tan pronto como tuve este pensamiento, se desencadenó súbitamente una tormenta, y el día se tornó en noche cerrada. La calle que permaneció tranquila hasta aquel momento, se llenó con una muchedumbre asustada. Cuando llegué a un cruce de caminos, giré rápidamente y crucé algunas callejuelas. El cielo se abrió y empezó a llover. Esquivé a los policías y entregué la información al resto de mis destinatarios.

Al siguiente día, la practicante 'B' me preguntó: “¿Qué hiciste ayer? Anoche soñé que te perseguían muchos policías”.

Sonreí: “Me encontré en una situación delicada”. Me contó que el sueño la asustó mucho, hasta el momento en que los policías, sin ninguna razón aparente, perdieron mi rastro. Me conmoví profundamente al escucharla describir su sueño.

Entregar información y colocar carteles, eran justamente tareas que realizaba en la calle en esta dimensión para validar Dafa. Shifu permanece a nuestro lado en todo momento. Él nos ayudará siempre que nos comportemos de acuerdo al Fa y mantengamos pensamientos rectos. Shifu lo puede todo.

De hecho, el reconocimiento y aprecio que siento por Shifu está más allá de las palabras. Shifu puede hacer cualquier cosa por sus discípulos.