(Minghui.org) Mi madre y mi hermana menor son practicantes de Falun Dafa y comenzaron la práctica en 1992. Me dijeron repetidamente sobre la bondad de Dafa, así que ojeé algunas páginas de Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa. Leí que un cultivador necesita dejar ir el deseo de fumar, beber alcohol, apostar y otras cosas. Pensé que esto era demasiado para mí en ese momento, y decidí que no era lo mío.

Después de que fui herida emocionalmente por un buen amigo en 2007, anhelé volver a leer el libro de Dafa. Leí Zhuan Falun dos veces en un corto espacio de tiempo y comencé a cambiar mi visión de la vida. Ya no odiaba a ese amigo por lastimarme.

Mi salud se ve afectada

Estaba muy feliz cuando comencé a hacer las tres cosas que un practicante de Dafa debería hacer. Pero, siete años después, me diagnosticaron cáncer de hígado, causándome ascitis. Mi vientre comenzó a hincharse con el fluido acumulado, y se hizo progresivamente más grande. Mi peso también incrementó mucho.

Aquí fue cuando me di cuenta de que solo había estado estudiando el Fa superficialmente, y que no había mirado hacia adentro. Realmente no me estaba cultivando.

A veces me quedé en las casas de compañeros practicantes que me ayudaban en mejorar mi cultivación. Miré intensamente hacia adentro, escribí mis pensamientos y comportamientos que no se alineaban con el Fa y busqué mis apegos.

A menudo iba a hablar con la gente sobre Falun Dafa y la persecución, y los ayudaba a renunciar al partido comunista chino (PCCh). También comentaba a los pasajeros que llevaba en mi bicicleta eléctrica y los ayudaba a renunciar.

Sin embargo, mis piernas se hincharon tanto que no pude doblarlas. Les pedí a los practicantes que me ayudaran a poner los pies en los pedales de las bicicletas, pero todos me aconsejaron que no caminara más, que me tranquilizara, estudiara el Fa y buscara las razones por las que mi enfermedad empeoró.

Me impresionaron las palabras conmovedoras y sinceras de los compañeros practicantes e hice lo que me sugirieron. Estudié al menos dos conferencias de Fa por día. No importa cuán miserable me sentía, hice los cinco ejercicios, comenzando a las 3:50 a. m.

Pero luego llegué a un punto en el que no pude continuar. Lo único que podía hacer era estudiar el Fa y enviar pensamientos rectos. Mi esposo trató de persuadirme de ir al hospital para recibir tratamiento, pero me negué. Se puso extremadamente preocupado y habló con mis amigos y familiares, quejándose de que yo no iría a ver a un médico.

No fue hasta que mi hermano amenazó con suicidarse si yo no iba, que entonces accedí a ir al hospital. El doctor me envió a casa y me dijo que solo tenía unos tres meses de vida ya que el cáncer había empeorado.

Encontrando mi apego

En nuestro camino a casa desde el hospital, mi hermano y mi esposo conversaron sobre nuestro nuevo apartamento y los pagos de la hipoteca, lo que me hizo dar cuenta de repente de mis deficiencias. Miré hacia adentro y descubrí que la razón por la que tenía este cáncer era porque había hecho trampa cuando obtuvimos la hipoteca del apartamento.

Mi esposo y yo no éramos elegibles para obtener una hipoteca, así que les pedí a mis hermanos que la solicitaran. Después de algunas maniobras muy complicadas finalmente obtuvimos la hipoteca y compramos el departamento. No había seguido el principio de Dafa de Verdad.

Tan pronto como llegué a casa del hospital, quemé un poco de incienso, le hice reverencias a Shifu, admití mi error y prometí corregirlo inmediatamente.

Fui al grupo de estudio del Fa al día siguiente y les dije a los practicantes que no había sido sincera. Me ayudaron a encontrar la fuente del error: el egoísmo.

Ahora entendía que mi enfermedad era una ilusión y la negaría.

Mi esposo acordó trabajar horas extras para que podamos pagar la hipoteca tan pronto como sea posible. Después de planear cómo pagar la deuda, podía dejar de lado la presión mental pero mi salud física no era mejor, y parecía que el dolor se había vuelto aún más severo.

Recité poemas de Hong Yin. Empecé a orinar con frecuencia, liberando el líquido en mi vientre que se hacía cada vez más pequeño.

Me entregué a Shifu, mientras Él purificaba mi cuerpo.

Han pasado tres años desde entonces, cuando fui diagnosticada con cirrosis y cáncer, y me dijeron que solo me quedaban tres meses de vida.