(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en junio de 1998. Ahora tengo 62 años, y me gustaría describir como ha contribuido a mi cultivación estudiar el Fa en grupo.

La importancia del grupo de estudio del Fa

Estudiar las enseñanzas del Fa en grupo es una de las formas de cultivación que Shifu ha otorgado a los practicantes de Dafa. Empecé a asistir a un grupo de estudio del Fa en 2006, pero en 2014 tuvimos que dejarlo porque el practicante que cedía el sitio para estudiar fue tomado como blanco de la persecución.

Después de esto, me uní a tres grupos más, uno detrás de otro. Pero también tuvimos que dejar de frecuentar estos sitios de estudio porque el anfitrión era puesto bajo vigilancia policial o bien porque sus asuntos familiares lo impedían.

Intenté encontrar otro grupo de estudio pero en todos me decían que no quedaba ni un sitio libre, así que tuve que estudiar el Fa por mi cuenta durante más de un año. Leía frecuentemente artículos de intercambios de experiencias en Internet, pero sin el ambiente del grupo de estudio del Fa encontraba dificultades para seguir el ritmo del progreso de la rectificación del Fa. Esta situación me hizo darme cuenta de que la cultivación de uno mejora más rápidamente en el entorno del grupo.

En abril de 2017, mientras practicaba la meditación sentada, la palabra “coordinar” apareció repentinamente en mi mente. Era una pista del Maestro Li Hongzhi, el fundador de Falun Dafa. Me pedía que coordinara con mis compañeros practicantes y aclarara la verdad mejor, para contribuir a que se salvaran más seres conscientes.

Pocos días después, una practicante me informó de que había un grupo de estudio del Fa al que podía asistir si quería, y me animó a ir. El único inconveniente es que quedaba muy lejos de mi casa.

Sabía que Shifu lo había arreglado para darle impulso a mi cultivación.

Empecé a acudir al grupo dos veces a la semana. Tenía que tomar tres autobuses para llegar, así que salía de casa a las 6:40 a.m. y llegaba poco antes de las 9:00 a.m. Regresaba a casa alrededor de la 1:00 p.m. Aunque invertía mucho tiempo en el desplazamiento, estaba muy contenta de volver a formar parte de un grupo de estudio del Fa.

Como empecé a hablarle a las personas que esperaban el autobús o que viajaban en él, sobre las bondades de Dafa y sobre la persecución del partido comunista chino (PCCh), sentí que estaba haciendo un buen uso del tiempo. Estaba cultivándome y salvando a la gente. Le di las gracias al Shifu, de todo corazón, por sus arreglos.

Identificando mis defectos

Había varias practicantes mayores en el estudio del Fa grupal que eran analfabetas, cuyos estados de cultivación eran muy buenos. Salían a la calle todos los días para hablarle a la gente sobre Falun Dafa. A veces iba con ellas, y compartíamos nuestras experiencias. También las ayudaba a publicar, en Internet, la lista de las personas a las que habían ayudado a renunciar al PCCh y a sus organizaciones afiliadas.

Aunque estudiar las enseñanzas de Shifu en grupo me beneficiaba, noté algo que consideré un problema serio. Normalmente, todos los del grupo añadían u omitían alguna palabra cuando leían.

Algunas de los practicantes nunca habían ido a la escuela, y algunas solo habían asistido a clases nocturnas. También algunos tenían que usar lentes de aumento para poder leer porque les habían inyectado drogas desconocidas, mientras permanecían bajo custodia policial, que habían ocasionado lesiones en sus ojos. Todos leían con lentitud, y habitualmente nos tomaba un par de horas leer una lección de Zhuan Falun.

Presté mucha atención a los errores que se cometían. Tomé buena nota en todo momento. Como no observé ninguna disminución en la cantidad de errores cometidos, pasado algún tiempo imprimí algunos artículos publicados en la página web Minghui, que trataban este asunto, y los compartí en el grupo.

La situación continuó sin mejorar por largo tiempo, y empecé a preocuparme. Pensé: “¿Me pasará algo? Este grupo está produciendo energía impura... ¿Me afectará?”. Había superado una etapa parecida hacía diez años y ahora podía leer Zhuan Falun con mucha fluidez.

Sentía como si las personas de aquel grupo me estuvieran arrastrando hacia abajo en mi cultivación, así que pensé en acudir con menos regularidad para que no me perjudicaran.

Mientras reflexionaba sobre este asunto, recordé este pasaje de Shifu:

“La forma de cultivación que he dejado a los discípulos de Dafa garantiza que los discípulos puedan mejorarse realmente a sí mismos. Por ejemplo, les pido que hagan la práctica en grupos en los parques para formar un ambiente. Este ambiente es la mejor manera para cambiar la superficie de una persona. Las elevadas conductas que los discípulos de Dafa han formado en este ambiente -incluyendo cada palabra y cada acción– pueden hacer que la gente reconozca sus propios defectos y encuentre en dónde se quedan cortos; puede conmover el corazón de otros, refinar los comportamientos de la gente y puede hacer que la gente se mejore más rápidamente. Por tanto, los nuevos practicantes y los discípulos autodidactos deben ir a los sitios de práctica para hacer los ejercicios” (Ambiente, Escrituras esenciales para mayor avance).

El grupo de práctica, el grupo de estudio del Fa y las conferencias de intercambio de experiencias fueron las formas de practicar la cultivación sobre las que Shifu habla, garantizan que los estudiantes mejorarán lo más rápido posible. Ahora entiendo que no es solo una formalidad, sino también un ambiente para practicar la verdadera cultivación y poder discernir donde nos quedamos cortos.

Me quejaba de que los demás leían demasiado lento o de que cometían errores solo porque soy capaz de leer rápidamente, sin cometer errores. Me creía perfecta. Además, cuando corregía a los demás, mi tono era áspero, sin el más mínimo rastro de paciencia, ni de compasión. Incluso sugerí a una anciana practicante, que leía exageradamente lento, que dejara de leer en su turno cuando le tocaran párrafos largos.

Me di cuenta de que estaba apegada al “yo”, y de que no podía abandonar mi ego. Había descuidado mis sentimientos hacia los demás y solo me importaban las pérdidas que creía sufrir. Me sentí mal por el tiempo que había malgastado pensando así, y por como había obstaculizado mi mejoramiento. Mis compañeros practicantes son como espejos que reflejan mis deficiencias.

Comprendí que debería tener en cuenta los méritos de los demás, y tomar sus carencias con ligereza. Debería ser estricta conmigo e indulgente con los demás. Si solo me preocupo de lo que necesito, sin tomar en consideración los sentimientos de los demás, no estoy deshaciéndome de mi apego al “yo”.

Después de descubrir mis deficiencias, me disculpé con la anciana practicante analfabeta. Le dije: “Tengo muchas carencias. Aprendamos los unos de los otros y avancemos juntos diligentemente”.

Al oírlo se alegró mucho, y asintió.

El proceso de ayudar a mis compañeros practicantes fue el proceso de mejorarme. En cuanto mejoraron mis entendimientos, mi actitud cambió y dejé de quejarme de los demás. Me volví más paciente y mi tono se suavizó. Los del grupo también mejoraron. Ahora, salvo en raras ocasiones, nadie añade ni omite ninguna palabra cuando estudiamos el Fa.

Eliminando el egoísmo

Como las practicantes ancianas del nuestro grupo de estudio del Fa eran analfabetas, no podían organizar sus propios sitios de producción de materiales de Dafa, y dependían de otros sitios más grandes para que las proveyeran.

Un día, una de las practicantes manifestó: “Si pudiéramos producir nuestros propios materiales no sobrecargaríamos de trabajo a otros sitios”.

Le dije que aunque yo producía materiales, seguramente no podría hacer frente a una cantidad tan enorme como la que demandaban, porque además tenía que cumplir con todas mis otras obligaciones: cuidar de mis nietos, recopilar y redactar información para los materiales, salir a aclarar la verdad, y asegurar la cantidad y la calidad de estudio del Fa todos los días.

Para mi sorpresa, cancelaron el suministro de materiales que pedía al sitio grande habitual, y empezaron a encargármelos a mí. No me creí capaz de cubrir sus necesidades. Aun así, los demás practicantes hicieron lo mismo y empezaron a pedírmelos también a mí. La demanda me sobrepasó y comencé a quejarme.

Quise negarme a producir materiales para los demás. Sentía que aquello era demasiado y que acabaría afectando mi cultivación. Mi egoísmo había aflorado.

La naturaleza del viejo cosmos se basaba en el egoísmo, mientras que el nuevo cosmos es altruista y no está apegado al “yo”. Soy una dizi de Dafa, una partícula de Dafa. Entraré a formar parte del nuevo cosmos, así que debería cultivarme según los estándares de Dafa, y ser desinteresada y altruista.

Los practicantes necesitaban más materiales porque querían salvar a más gente. Son altruistas y cuando salen a hablar con la gente no están pensando en el beneficio propio. Pero simplemente no pueden fabricar sus propios materiales.

Una de las practicantes había sido profesora en la universidad, pero debido a que sufría las secuelas de la cruenta persecución casi no podía leer, y aún menos producir materiales. Aquellos de nosotros que tenemos las capacidades necesarias deberíamos hacer todo lo posible por ayudar a aquellos que no las tienen, porque somos un cuerpo. Todos estamos intentando asistir a Shifu y hacerlo bien.

El Maestro enseñó:

“Especialmente entre nuestros Dafa dizi, todos ustedes sienten que debemos tratar a los seres conscientes con compasión cuando esclarecemos la verdad a otros, pero tampoco no podemos no ser compasivos entre los dizi. Ustedes son dizi de la misma práctica, y todos ustedes están dándolo todo por el bien de la rectificación del Fa del cosmos, entonces entre ustedes deben cooperar bien. Dejen de usar la mentalidad de la gente común para considerar los asuntos, teniendo mentalidades de gente común entre ustedes y creando conflictos y discusiones que no deben ocurrir. En todas estas situaciones deberían demostrar la actitud generosa, la bondad y la amabilidad de los Dafa dizi” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Washington D.C., 2002).

Debemos ayudarnos entre nosotros para llegar a cumplir la gran tarea de asistir al Maestro durante el período de la rectificación del Fa y salvar seres conscientes, así que decidí hacer más por mis compañeros practicantes. Sabía que atesorarían los recursos de Dafa que les diera y que no desperdiciarían ni una sola copia impresa de los materiales.

En la actualidad, nuestro grupo de estudio marcha muy bien, y coordinamos entre todos. Creo que nuestro benevolente Maestro nos ha dado fuerzas porque ahora podemos mirar hacia dentro cada vez que surgen los conflictos. Debemos esforzarnos en cultivar nuestros corazones y eliminar los pensamientos egoístas del viejo cosmos que yacen en nuestro interior.