(Minghui.org) Recientemente tomé la iniciativa en un proyecto de Dafa para aclarar la verdad a las personas. Tuve un apego a que el proyecto se llevara a cabo rápidamente durante los dos primeros días. Envié correos electrónicos a los practicantes con muchas preguntas y esperaba que respondieran de inmediato. Estaba impaciente; seguí buscando correos electrónicos y quejándome de que otros no respondían. Me puse ansioso e irritable. Mi mente estaba tan preocupada por el proyecto que tuve problemas para enviar pensamientos rectos.

Acostado en la cama después de enviar pensamientos rectos por la noche, me pregunté si el problema estaba dentro de mí. Tenía una buena intención: quería hacer el proyecto para que pudiéramos aclarar la verdad a más personas.

El Maestro nos dijo que no esperáramos o dependiéramos de los demás. Entonces, pensé que mi ansiedad no era mala. Luego me pregunté si estaba tratando de presumir. Mis pensamientos cambiaron de nuevo: “debo estar haciendo lo correcto, después de todo, mis motivos son buenos”. Pensé que tenía derecho a sentirme ansioso.

Pensé en eso un poco más. Me di cuenta que tenía que seguir mirando dentro.

Pude ver mi problema. Tenía el apego de presumir. No tenía una mentalidad competitiva con respecto a la gente común, sin embargo, quería validarme ante mis compañeros practicantes a través de este proyecto.

Pude recordar un suceso que ocurrió hace más de diez años, el cual me había olvidado. Una practicante de mi ciudad estaba alardeando de su hijo exitoso que vivía en los Estados Unidos. Su hijo tenía mi edad, y me sentí decepcionado por no ser tan exitoso. Entonces desarrollé la mentalidad de que cada vez que tuviera la oportunidad de hacer algo, haría mi mejor esfuerzo y dejaría que todos vieran lo capaz que era. Cuando tuve la oportunidad de liderar este proyecto de Dafa, tuve la oportunidad de probarme.

Me sentí avergonzado. Vi tantas nociones humanas y apegos dentro de mí, incluidos los apegos a la fama y al egoísmo. Al parecer, primero pensé en Dafa, pero fueron mis apegos los que me motivaron. Quería la satisfacción personal de hacer bien el trabajo, y no estaba pensando en otros ni en lo que estaban acarreando. ¿Cómo podría hacerlo bien con tantos pensamientos equivocados? En cambio, había creado un desastre.

Encontré mis problemas. Aunque me sorprendió al principio, me sentí bien y aliviado después. Ahora sé cómo hacerlo mejor. Admitir nuestros propios errores y mirar dentro nos permite descubrir dónde estamos bloqueados. Espero que este artículo pueda ser una referencia para aquellos que están bloqueados, y no pueden encontrar la verdadera fuente del problema.