(Minghui.org) La Sra. Sun Meihua es una residente de la ciudad de Suzhou y sufrió una severa persecución en China por su creencia en Falun Dafa, una disciplina espiritual basada en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.

Esta señora de 50 años de edad fue sentenciada 2 veces a prisión, en 2007 y 2015 respectivamente, por un total de 8 años y 6 meses. Recientemente, en agosto de 2017, fue puesta en libertad tras su segundo encarcelamiento. A continuación se presenta un resumen de su sufrimiento basado en su relato personal.

Cárcel de mujeres de Nantong

La madrugada del 16 de mayo de 2007, la policía irrumpió en la casa de la Sra. Sun y la llevó a la comisaría de Guangfu a la fuerza. Más tarde fue condenada ilegalmente a 5 años y 6 meses de prisión por negarse a abandonar su creencia en Falun Dafa.

Mientras estaba encarcelada en la prisión de mujeres de Nantong, varios guardias de la prisión, junto con el jefe de la policía local, en marzo de 2008 irrumpieron en su casa para grabar en vídeo a su esposo, sus 2 hijos y su suegra, una persona de edad avanzada, quienes fueron obligados a hablar mal de Falun Dafa y de ella, frente a la cámara. Más tarde, los guardias le pasaron las grabaciones a los reclusos y a la Sra. Sun para lavarles el cerebro.

En octubre de 2008, los celadores Gu Chunyan y Zheng Chenhong llamaron a su padre, a su esposo, su hermano menor y a su hija, a una sala de reuniones en la prisión.

Bajo una enorme presión y amenazas, los familiares se vieron obligados a tomar una posición en su contra. Su esposo y su hermano menor la abofetearon en la cara, mientras que su hija menor estaba tan asustada que seguía temblando. Les dijeron a los familiares que si se negaba a abandonar Falun Dafa, la encerrarían en confinamiento solitario y le darían descargas con picanas eléctricas.

Después de que los familiares se fueron, el instructor Gu Chunyan le pidió a una colaboradora que mintiera a la Sra. Sun diciéndole que su padre había desarrollado cáncer y necesitaba una operación urgente.

“Estaba tan preocupada por mi padre anciano que acepté escribir una declaración que nunca debí haber escrito”, recuerda con profundo pesar.

Inmediatamente, Gu Chunyan llamó a los familiares y les dijo que regresaran a la prisión. Su hija de 10 años estaba tan asustada que se mojó los pantalones en el camino.

Cuando llegaron, Gu Chunyan trajo un pastel, diciendo que lo había comprado con su propio dinero para celebrar, porque había renunciado a Falun Dafa. Su hija no sabía lo que estaba sucediendo y abrazó a su madre y su llanto fue incontenible. Más tarde, la Sra. Sun hizo una declaración solemne, afirmando que todo lo que había dicho o escrito bajo coacción y engaño era inválido.

Con el fin de timar aún más a la Sra. Sun, Gu Chunyan también llamó a la secretaria del PCCh de su aldea y a un par de policías locales a la prisión y les pidió que pusieran 500 yuanes en su cuenta de la prisión para mostrar la “amabilidad” del gobierno del PCCh.

El carcelero Zheng Chenhong también le pidió a 2 colaboradores que le dijeran: “Verás, el PCCh es tan amable contigo que te han puesto 500 yuanes en su cuenta. Tus familiares ni siquiera te dan dinero”, para decepcionarla.

La Sra. Sun les dijo que devolvería el dinero cuando volviera a casa y que deberían dejar de hablarle así.

Cuando Zheng Chenhong escuchó esto, puso bajo arrresto a la Sra. Sun en otra habitación para golpearla con picanas eléctricas. Gu Chunyan y el director de la prisión, Wang, se unieron y la golpearon el cuello, las manos y la boca. Ella rodaba por el suelo de dolor.

En 2009, la prisión de mujeres de Nantong estableció un centro de transformación intensiva para obligar a los practicantes de Falun Dafa a denunciar sus propias creencias. Una anciana fue desnudada por la fuerza y obligada a pararse frente a la cámara de vigilancia. Otra nueva practicante de 40 años de edad fue golpeada con picanas eléctricas y obligada a permanecer inmóvil durante largas horas hasta que sufrió una crisis mental.

Segundo arresto y brutal persecución en la prisión de mujeres de Nanjing

La Sra. Sun fue puesta en libertad y volvió a casa en 2012. Sin embargo, la policía vestida de civil la siguió cuando llevaba recados.

Alrededor de las 9:00 a. m. del 20 de agosto de 2014, mientras se dirigía a un mercado, fue interceptada por un oficial no uniformado, que más tarde llamó a un autopatrulla para llevarla a la comisaría de Guangfu.

Ella aclaró la verdad a los oficiales de policía mientras miraban los materiales y fotos que habían encontrado en su bolsa. Por la noche fue trasladada al centro de detención número 4 de Huangdai, donde permaneció detenida durante 4 días.

Se declaró en huelga de hambre en contra la detención ilegal. Los guardias la obligaron a alimentarse a la fuerza. La pincharon y le pusieron un gotero con drogas desconocidas. Más tarde fue trasladada a la prisión de mujeres de Nanjing, donde fue abusada.

Era vigilada de cerca por los presos asignados por las autoridades penitenciarias. Un día cuando la Sra. Sun escribió "Dafa dizi" como su nombre en una lista de prisión, tres reclusas se abalanzaron sobre ella. Le cepillaron la boca con un cepillo para limpieza del sanitario y la amordazaron con un trapo sucio para evitar que gritara. Le propinaron puñetazos en la cabeza y el abdomen y le pellizcaron sus partes íntimas.

En la cárcel, las reclusas fueron obligados mirar una y otra vez el episodio de “autoinmolación de Tiananmen”. Cuando ella trató de aclarar los hechos a Han Yamei, el guardia de la prisión, este ordenó a los presos que la arrastraran de un lado a otro por el suelo hasta que comenzó a vomitar.

En invierno, a la Sra. Sun solo le permitían usar ropa liviana y a nadie se le permitía prestarle ningún abrigo.

Debido a que se negó a cooperar con los malhechores, se vio obligada a permanecer de pie 22 horas al día durante 3 meses, de febrero a mayo de 2016. Hacía mucho frío en febrero y tuvo que pararse al viento frente a una ventana abierta. Cuando se quedaba dormida, las reclusas derramaban agua fría en su cara para despertarla. La presidiaria Yi Shanling la golpeaba en los ojos cada vez que los cerraba.

“He sufrido mucho a manos de las reclusas Yi Shanling, Zhang Rongying y Long Lijuan. Todos mis dientes se cayeron y me arrancaban el cabello a mechones”, recordó la Sra. Sun.

Cuando intentó aclarar los hechos al guardia Han Yamei, inmediatamente no aceptó. Entonces, Han solo le permitió comer un bocado en cada comida, le prohibió ducharse y la obligó a pedir permiso cada vez que necesitaba usar el baño.

El guardia Zhu Shengyan también le dijo a la reclusa Zhang Rongying que la maltratara.

“Me obligaron a firmar las normas de la prisión antes de cada comida. Cuando me negaba, me obligaban a comer sobras en el suelo del baño. Cuando me negué a participar en el entrenamiento militar diario, me arrastraron de un lado a otro por el suelo, tirándome del pelo y golpeándome con fuerza en la cabeza. Me gritaban y me golpeaban en cualquier momento que les gustaba y mi cuerpo siempre estaba magullado”, dijo.

De octubre a diciembre en 2015 se vio privada de sueño y solo se le permitió una hora de sueño, de 4:00 a. m. a 5:00 a. m., todos los días.

Un día, cuando no pudo levantarse a tiempo, las presidiarias Long Lijuan y Zhang Rongying la arrastraron por el suelo y la golpearon despiadadamente. Yi Shanling, también reclusa, se unió a la paliza y le dio un puñetazo en el ojo izquierdo, que se le hinchó gravemente.

En el invierno, cuando se quedaba dormida, los guardias le rociaban agua helada en la cara. Su ropa se mojaba y temblaba de frío. Aun cuando apenas podía mantenerse de pie, continuaban golpeándola.

Mientras estuvo en la prisión de mujeres de Nanjing, también se vio obligada a someterse a análisis de sangre 3 veces.

Cuatro días antes de su puesta en libertad, la prisión intentó obligarla a firmar una solicitud de conmutación. Cuando se negó, ordenaron a las presas que la arrastraran por el suelo. Cuando se resistió, la patearon fuertemente en el pecho.

La señora Sun fue puesta en libertad el 29 de agosto de 2017 pero la policía local sigue acosándola a ella y a su familia.