(Minghui.org) Tuve un sueño la mañana del 29 de diciembre de 2016. Después del envío de pensamientos rectos dormí una pequeña siesta. El sueño que tuve fue tan vívido y real que me gustaría compartirlo con ustedes.

En mi sueño, la rectificación del Fa concluía silenciosamente. El Maestro, vestido con una kasaya, encabezaba una columna de discípulos de Dafa. Estaban preparados para regresar a sus posiciones en los cielos. La atmósfera era muy sagrada y solemne. Yo formaba parte de la fila y caminaba tranquilamente junto con los demás. Solo unos pocos discípulos componíamos el grupo.

El Maestro condujo a los discípulos hasta la puerta de un templo, se volvió hacia ellos y dijo: “Los que no han cultivado bien el asunto de la lujuria deben atravesar esta puerta”. Súbitamente comprendí que en lo más profundo de mi corazón aún se escondía el apego de la lujuria. Me sentí demasiado avergonzada como para mirar al Maestro a la cara y atravesé la puerta con la cabeza agachada. Cuando entraba, escuché que el Maestro mencionaba mi nombre. En cuanto entré, me desplomé. Empecé a sentir mucho frío por todo el cuerpo. Había un compañero practicante de pie junto a la puerta, me observó por un momento, y cuando comprobó que era incapaz de levantarme por mí misma, me arrebató todas las cosas que había logrado a través de mi cultivación.

Sabía que aunque seguía con vida, lo había perdido todo. Todos mis esfuerzos anteriores habían sido en vano. Me encontraba encerrada y aislada en una dimensión en la que estaba teniendo lugar la rectificación del Fa. Esta dimensión comenzaba a desvanecerse progresivamente ante mis ojos. Abrumada y con gran pesar, grité tan fuerte que el aire que me rodeaba vibró y se sacudió. ¡No me queda nada! ¡Estoy arruinada! ¡Solo siento un arrepentimiento sin límites!

Me desperté llorando. ¡No soy capaz de describir con palabras cómo me sentí! Comprendí profundamente cómo es de seria la cultivación y cómo seremos puestos a prueba hasta el último segundo. ¡Estoy tan agradecida de que nuestro benevolente Maestro me diera otra oportunidad para hacerlo mejor!