(Minghui.org) Cuando los practicantes de Falun Dafa instalaron un estand el 24 de setiembre en Norrmalmstorg, una concurrida plaza en el centro de Estocolmo, muchos transeúntes se detuvieron por más información y a firmar las peticiones de apoyo.

Parados próximos a la muestra de carteles contra la tortura y afiches, la practicante Kristina explicó al público cómo los practicantes han sido maltratados por sus creencias en los últimos 17 años. “El partido comunista chino está asesinando a los practicantes de Falun Dafa por sus órganos. Debemos hacer algo para detenerlo”, dijo a través de un altavoz.

Practicantes demuestran los ejercicios de Falun Dafa.

Testigo de la persecución en China

Un joven hombre chino que vive en Suecia le contó a un practicante: “Cuando estaba en Harbin [ciudad capital de la provincia Heilongjiang], vi a oficiales de policía arrestar a practicantes de Falun Gong. Los tomaban prisioneros para que blasfemen a Falun Gong y a su Fundador; y quienquiera que se negara lo llevaban detenido”.

Porque se detuvo a observar lo que pasaba, el joven fue arrestado por los oficiales pensando que era practicante.

Superando los prejuicios

Dos jóvenes estudiantes chinas que recientemente arribaron a Suecia leyeron los carteles en detalle. Inicialmente no creyeron que la sustracción forzada de órganos esté tomando lugar. Después que un practicante les explicó las numerosas campañas políticas del partido comunista chino, así como la tortura a los practicantes de Falun Gong por sus creencias, las chicas se callaron. Antes de partir, tomaron volantes informativos.

Muchos peatones firmaron peticiones de apoyo a los practicantes de Falun Dafa.

“Más gente necesita conocer esto”

Luego que una pareja leyó los carteles, el esposo inmediatamente firmó la petición llamando a poner fin a la persecución, se volvió hacia su esposa y dijo: “¿Podrías firmar también? Esto es muy importante”.

Mientras el practicante Marshall distribuía materiales a los turistas que pasaban, en encontró con un funcionario del gobierno que ya conocía. El hombre habló con él y lo alentó a continuar con sus esfuerzos.

Un grupo de jóvenes de Latvia dijo que estaba familiarizado con la brutalidad del partido comunista. Firmaron las peticiones y manifestaron que les contarían a más personas sobre esto. “Más gente necesita conocer esto”, remarcó uno de ellos.