(Minghui.org) Soy un practicante de Falun Dafa que trabaja como médico de medicina tradicional china. En los años recientes, he tratado a un gran número de pacientes que son familiares de practicantes. Característicamente, muchos de estos pacientes se oponen a que sus parientes practiquen Dafa o no tienen una buena impresión de la práctica.

Estos pacientes típicamente presentan múltiples síntomas, lo que afecta a muchos sistemas en su cuerpo. En todos los casos, los médicos no lograron llegar a un diagnóstico concluso usando los aparatos médicos modernos, y todos los intentos de mejorar su estado, terminó en fracaso.

Sin embargo, tan pronto como estos familiares cambiaban de opinión y apoyaban Dafa, renunciaban al PCCh y sus organizaciones, y repetían en voz alta “Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”, se recuperaban. Cuanto más rápido cambiaban su mentalidad, más rápido se curaban.

Una paciente, mujer pálida de 23 años de edad, llegó acompañada de su madre, practicante. Con una voz débil me dijo: “Por casi un año, me he estado sintiendo cansada y letárgica. Tengo dolores de cabeza con frecuencia mareo, insomnio, y pérdida de memoria, y estoy perdiendo mi apetito. A pesar de numerosas pruebas, los médicos aún no descubren qué me pasa. Dados mis síntomas, me están tratando por neurastenia, indigestión, insomnio, e incluso depresión, pero nada funciona. Recurrí a médicos de medicina tradicional china, pero la medicina que me prescribieron no ayudó mucho. Me quedé sin ideas ya y mi madre me trajo hasta usted, elogiando sus métodos”.

Le tomé el pulso y rastreé la causa de su aflicción en la base de su garganta. Ya se había esparcido y le estaba afectando el corazón y cerebro. Este tipo de enfermedad se manifiesta en los rangos de edades entre 40 y 60. A pesar de que la enfermedad se había manifestado recientemente, se vio afectada muy rápidamente.

Solo bajo un severo trauma mental o bajo un intenso periodo de estrés, se puede manifestar un estado así.

Haciendo algunas pruebas, me enteré que su madre había sido arrestada por practicar Falun Dafa hace un año, y fue detenida ilegalmente en un centro de detención por más de un mes. El miedo por la vida de su madre durante este periodo, generó insomnio y pérdida de apetito.

Le dije a la joven: “Esta enfermedad es eficiente destruyendo la salud física y mental de una mujer. Ahora que sabemos la causa, podemos empezar a buscar un tratamiento apropiado”.

En este punto, su madre comenzó a hacerme gestos detrás de ella, señalándome la cabeza de su hija. Con esto, de repente recordé una conversación anterior con su madre.

Su hija había practicado Falun Dafa hasta que su madre fue ilegalmente arrestada y detenida. Poco después, su actitud hacia Dafa cambió. No solo dejó de practicar, sino que también intentó evitar que su madre saliera a aclarar la verdad y encontrarse con otros practicantes. Su estado debió haber empeorado por su continua oposición a Dafa.

Le pregunté a esta frágil mujer: “Tu madre tiene 30 años más que tú. ¿Cómo está tu salud comparada con la de ella?”.

Sin dudar contestó: “La suya es mucho mejor que la mía”.

“¿Y con respecto a tu fortaleza mental comparada con la de ella?”.

Respondió rápidamente: “Mi madre es mucho más fuerte mentalmente que yo”.

Entonces le dije: “Tu madre es mucho mayor que tú, no obstante su fuerza física y mental sobrepasa la tuya. Has tenido acceso a los mejores médicos y medicina moderna, pero tu enfermedad permanece sin diagnosticar y sin tratamiento. En contraste, tu madre no ha consultado un médico ni tomado medicamentos en 10 años. ¿Por qué crees que es esto?”.

Ella contestó: “Mi madre continuó practicando Dafa diligentemente. Yo dejé por miedo e incluso intenté detenerla”.

Después de reflexionar un poco, preguntó: “¿Es esa la razón por la que esta enfermedad es incurable? Mi madre fue torturada por más de un mes, pero su salud mejoró a pasos agrandados cuando salió del centro de detención. En contraste, mi salud está cada vez peor. Solía culpar a mi madre por practicar Falun Dafa. Si ella hubiera renunciado a la práctica, no habría sido perseguida y mi salud no se habría afectado. ¿Es mi oposición a su práctica de Dafa que causó esta extraña enfermedad?”.

Asentí con mi cabeza.

La joven quedó en silencio, pero gradualmente su tez comenzó a mejorar. Le tomé el pulso discretamente y me di cuenta que comenzó a normalizarse antes que ella exclamara: “Quiero retomar la práctica de cultivación. Mañana comenzaré a estudiar el Fa y hacer los ejercicios con mi madre”.

Casi inmediatamente, su rostro retomó su color y su pulso volvió a la normalidad. Le pedí que se parara para sentir ella misma el cambio.

Se paró y después de un rato exclamó: “Me siento muy cómoda, como si mi enfermedad se hubiera ido”.

Confirmé su suposición y le dije: “Estás curada definitivamente”.

Me agradeció, pero me negué a tomar el crédito y le dije: “Cambiaste tu actitud hacia Dafa y eso es lo que te salvó”.