(Minghui.org) Soy un conductor de camión y vivo en la zona de Fushun de la provincia de Liaoning. No he comenzado a practicar, pero he experimentado la belleza y los beneficios de Falun Gong a través de mi contacto personal con los practicantes. Falun Gong ha cambiado mi punto de vista y le ha dado un giro a mi vida.

1. Falun Gong conmovió mi corazón

Solía ser una persona obstinada, de las que la propaganda del partido comunista chino (PCCh) le han lavado el cerebro. No creía en Buda y en ningún ser divino. Siguiendo la corriente de la moralidad cada vez más degradante de la sociedad, hubiera hecho cualquier cosa para satisfacer mis propios deseos y a menudo me involucraba en peleas callejeras.

Afortunadamente, tengo muchos parientes y amigos en mi vida que son practicantes de Falun Gong. Ellos fueron pacientes y persistentes, y me siguieron hablando sobre lo que es Falun Gong, y cómo la gente se beneficia por practicarlo. Su abnegación y perseverancia finalmente me conmovieron e hicieron despertar a mi ser verdadero. Comencéa ver a Falun Gong y a la sociedad desde una perspectiva totalmente nueva.

He visto con mis propios ojos cómo los practicantes se comportan con altos estándares morales en su vida cotidiana, y cómo no escatiman ningún esfuerzo para que más gente conozca la verdad acerca de Falun Gong y de la persecución, a pesar de que sus vidas están en peligro.

Decidí abandonar a mi viejo ser y comenzar una nueva vida de acuerdo a las enseñanzas de Falun Gong. También he tenido la suerte de poder ayudar a los practicantes a transportar y distribuir materiales de Falun Gong con mi camión.

2. Enfrentando a la policía del PCCh

Un día en abril de 2012, seis policías me detuvieron cerca de mi casa y, como estaba tratando de razonar con ellos, me empujaron a un vehículo a plena luz del día. Durante el interrogatorio, me ataron a una silla eléctrica inmovilizando mis muñecas y tobillos con anillos de hierro anclados a la silla. Los policías me preguntaron qué pensaba de Falun Gong. Al hablarles acerca de lo que era Falun Gong y cómo había beneficiado a innumerables personas, empezaron a golpearme en la espalda con un garrote y maldecirme sin parar. Sentí una fuerte sensación de injusticia y me esforcé para lograr liberarme de la silla. De repente, uno de los anillos de hierro de los tobillos se rompió. Los policías se asombraron y dejaron de golpearme. Yo sabía que el Maestro Li me estaba protegiendo.

Luego un oficial trajo una lista de nombres de practicantes y me ordenó que le dijera con quien había estado en contacto. Estaba bien preparado mentalmente y, de inmediato, me negué a cooperar. Más tarde me liberaron.

Sufrí físicamente y me sentí indignado por el hecho de que el PCCh y la policía castigan a a las personas por ser buenas y por tener principios morales. En el pasado, dudaba cuando oía que a los practicantes se les torturaban e incluso se les sustraían los órganos. Ahora estaba totalmente convencido, por mi propia experiencia.

Si no hubiera conocido a Falun Gong y cambiado mi perspectiva sobre la vida, probablemente habría buscado vengarme de los policías debido a mi anterior creencia de "ojo por ojo". Pero ahora tenía un mejor entendimiento y solté el pensamiento de venganza.

3. Pasando una prueba bajo la guía del Maestro

En junio de 2015, durante una inspección rutinaria del vehículo, un oficial de policía se asomó adentro de mi camión y vio un cartel de Falun Gong. Apuntó mi cara con su dedo y me preguntó con toda seriedad: "Eres un practicante de Falun Gong?”.

Me quedé un poco sorprendido por la pregunta y pensé: "Nunca me consideré un practicante. ¿Por qué me pregunta esto el oficial?”. Aún me conmocionaba el vívido recuerdo de la golpiza que los policías me dieron en 2012. Al mismo tiempo, llegaron a mi mente la belleza y los beneficios de Falun Gong que había atestiguado, y esto me calmó. Le dije al oficial: "Soy un practicante de Falun Gong, pero no soy muy diligente en mi práctica”.

La seriedad en su rostro desapareció y me dijo con una sonrisa: "Ya que empezaste a practicar Falun Gong, deberías hacerlo diligentemente”. Sabía que había pasado una prueba y que era una oportunidad que me había dado el Maestro Li, para elegir mi futuro. Me llené de un sentimiento de orgullo y honor.

4. Haciendo algo bueno

Un día en la primavera de 2015, estaba cargando mi camión en un almacén, junto con varios compañeros de trabajo, y vi a dos mujeres corriendo hacia mí con una bolsa. Pensé que debían ser practicantes de Falun Gong, entonces me acerqué a ellas.

Me dijeron que estaban distribuyendo materiales de Falun Gong y que estaban siendo perseguidas por tres policías. Agarré la bolsa y la escondí entre las cajas que estaba cargando, y llevé a las practicantes a esconderse detrás de una caja grande en el almacén.

Cuando los policías se acercaron y preguntaron dónde iban las practicantes, les indiqué una dirección lejos de nosotros, por lo que ellos continuaron corriendo por la calle. Sabiendo que podían volver en cualquier momento, paré un taxi y envié a las dos practicantes con su bolsa, de forma segura. Todos mis compañeros de trabajo estaban conmocionados por lo que acababa de suceder. Cuando me hicieron preguntas, sólo sonreí y no les dije ni una palabra.

Me sentí más feliz que nunca porque había hecho una cosa buena al proteger a dos practicantes de la persecución, y al salvar a los tres agentes de policía de cometer un crimen contra las practicantes de Falun Gong.

Le di las gracias al Maestro Li por haberme dado otra oportunidad para hacer lo correcto. También quiero decirles a aquellos que trabajan para el PCCh que piensen dos veces antes de seguir ciegamente la orden del partido de perseguir a Falun Gong. Está en juego realmente el futuro de sus vidas. Lo bueno y lo malo serán juzgados algún día.