(Minghui.org) El 13 de julio en la Potsdamer Platz en el centro de Berlín, practicantes alemanes de Falun Dafa se manifestaron para dar a conocer la actual persecución en China. Tres practicantes hablaron de su experiencia durante su detención y las torturas sufridas en los campos de trabajo chinos por negarse a renunciar a Falun Dafa, una práctica de cultivación pacífica basada en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Esquelética y con manos dislocadas

La Sra. Xu Hui, una practicante de la provincia de Liaoning, fue detenida tres veces por practicar Falun Gong y trasladada a más de 10 prisiones, incluyendo el famoso campo de trabajo de Masanjia. Muchos practicantes de Falun Gong han sido severamente torturados en Masanjia.

“Me abofetearon, me pincharon con bastones eléctricos, me alimentaron a la fuerza, me obligaron a ingerir drogas, me esposaron y colgaron durante mucho tiempo. Y la privación de sueño era otra rutina de la tortura”, recordó.

Sra. Xu Hui. Sus muñecas se dislocaron por las torturas. No podía cerrar el puño de su mano derecha.

Tras permanecer esposada fuertemente a un tubo de calefacción durante tres días consecutivos, sus manos se adormecieron. A causa de la atrofia muscular y pérdida de sensibilidad fue incapaz de cerrar el puño de su mano derecha. Perdió tres dientes por la brutal alimentación forzada.

La Sra. Xu Hui, cercana a los 60, quedó esquelética por las torturas, las malas condiciones de vida y trabajo. Su peso se redujo a 40 kilos (88 libras).

Sin dormir durante 15 días consecutivos

La Sra. Li Jun, también de la provincia de Liaoning, ha sido detenida cuatro veces desde que la represión comenzó en 1999. También estuvo detenida dos veces en el campo de trabajo forzado de Masanjia.

“Me enviaron al campo de trabajo de Dalian en agosto de 2003 durante dos años” dijo. La obligaron a permanecer de pie largo tiempo, una vez 15 días seguidos en régimen de aislamiento.

“Estaba en una jaula de metal 24 horas del día”, recordó la señora Li. Además, los guardias me impedían ir al baño. Ordenaron a los internos vigilarla todo el tiempo y la golpeaban brutalmente siempre que cerraba los ojos. Como resultado, sus piernas se hincharon, su cara estaba magullada y estuvo a punto de perder el conocimiento.

A menudo la colgaban de los brazos esposada a un tubo de calefacción, con sus pies en el aire. Las esposas cortaban la carne de sus muñecas, causando un dolor insoportable.

Más de 30 formas de tortura

El Sr. Guo Jufeng, un ciudadano de Shuangyashan, de la provincia de Heilongjiang, fue detenido cuatro veces en China por practicar Falun Dafa. “Después de la última detención, fui trasladado a tres campos de trabajo, uno tras otro, en el que sufrí más de 30 formas de torturas física y mental” Una vez, le pincharon con bastones eléctricos durante cinco horas, tanto que podía oler su carne quemada.

Además, fue detenido en régimen de aislamiento en dos ocasiones, por más de 40 días. La celda era muy pequeña. Sólo contaba con dos comidas al día, cada una con un trozo de pan de maíz, el cual era difícil de tragar pues estaba frío y seco. Sin nada de agua. Tuvo que beber agua del inodoro cuando tenía sed.

“A través de los años, más de 20 practicantes de Falun Gong que conoció perdieron la vida a causa de las torturas durante la detención”, dijo Guo.

Cuando el Sr. Guo llegó a Alemania en un viaje de negocios en enero de 2008, una nueva ola de represión en China se inició antes de los Juegos Olímpicos de Beijing. Así que se quedó en Alemania desde ese momento.

El apoyo del público

Klaus Linke y Elke Heitz, vivieron en Berlín Occidental durante la Guerra Fría, dijeron que estaban familiarizados con el terror provocado por el comunismo. Al escuchar sobre la sustracción forzada de órganos a practicantes vivos de Falun Gong en China, el Sr. Linke dijo que había leído sobre esto antes pero la situación real era mucho peor de lo que había pensado.

Klaus Linke (derecha) y Elke Heitz (izquierda) se sorprendieron por la brutalidad de la persecución en China.    

Una familia de cuatro integrantes, los Hein, analizó detalladamente la información sobre la persecución después de hablar con un practicante. “Me gusta mucho la meditación, es tan hermosa y tranquila”, dijo Annett Hein.

“Y la represión nos sorprendió”, continuó Ulrich Hein. “La sustracción forzada de órganos de hecho, es una locura”.

La familia de Alexandra Sekolska (segunda desde la derecha) y Wogtek Diotrowicz (primero a la derecha) estaban preocupados por la persecución en China.

Alexandra Sekolska y Wogtek Diotrowicz son turistas de Polonia. Ya leyeron hace varios años en los periódicos sobre la persecución.

“China es un país hermoso, pero la gente de allí no tienen la libertad”, comentó el Sr. Diotrowicz.

“Hemos abandonado el comunismo polaco y es triste ver a los chinos con ese sufrimiento todavía” dijo la Sra Sekolska. Espera que la situación cambie pronto.