(Minghui.org) Una noche, al despertarme de un sueño encontré mi almohada empapada. Lo que soñé fue tan real que me dejó la sensación de haberlo vivido.

Las incontables lágrimas que derramé, ¿se debieron a los seres conscientes que fueron eliminados por un inmenso tsunami? ¿O fue porque ya no iba a poder leer  Zhuan Falun por no haber sido diligente?

¡Sentí que el Maestro me estaba dando un palo de advertencia!

Dos olas de tsunamis

Cuando llegó el tsunami, me encontraba en casa con mi esposa y mis dos hijos, que también practican Falun Gong, y mis padres. Vivimos en un edificio alto. Desde allí vi un enorme tsunami acercándose, tapaba el cielo y cubría la tierra. Cerré todas las puertas y ventanas, y al final nada de agua entró en nuestra casa. Pensé que eso era todo.

Entonces vi que se acercaba un segundo tsunami. El cielo estaba desolado y una atmósfera de terror lo impregnaba todo. Una ola gigante, de cientos de metros de altura, se aproximaba desde el norte. Creí que arrasaría con todos los edificios.

Le dije a mi familia que enviáramos pensamientos rectos. Me senté y crucé las piernas; mi esposa hizo lo mismo frente a mí. Mi padre no es practicante, pero tiene un entendimiento positivo de los principios de Falun Gong; él se sentó a mi izquierda. Mi madre dudó, pero al final también se unió a nosotros; su entendimiento es superficial, sin embargo sabía de la importancia de renunciar al partido comunista chino porque perseguía a Falun Gong.

El tsunami inundó el edificio pero el agua no entró en nuestra casa. Fue como si un escudo invisible nos protegiera. Cuando todo se despejó, bajamos y salimos a la calle. La zona estaba en completo desorden: barro, agua y ruinas de edificios por todas partes. Muchos habían muerto.

De repente se abrió una puerta y salieron tres hombres. Uno de ellos llevaba una copia del Zhuan Falun. Fue como si viera a un pariente cercano. Corrí hasta él y le di un abrazo.

Entonces, vi nubes en el horizonte lejano e interminables rayos de luz. El paisaje se volvió multicolor y una atmósfera de calidez y benevolencia lo cubrió todo. Fue como si la luz Buda iluminara todas las cosas. No hay palabras para describir la maravillosa sensación que experimenté.

En la distancia emergió un escenario, y parecía que el Maestro estaba sobre él. Una multitud de personas que se había quedado atrás estaba escuchando sus lecciones. El contenido de estas, sin embargo, no era el mismo que el de Zhuan Falun. Me sentí muy triste, porque supe que ya no iba a poder escuchar las lecciones del libro.

El tiempo es ahora

Compañeros practicantes, no nos queda mucho tiempo. No sé si el Maestro me mostró en sueños algo que puede ocurrir, o algo que ya ocurrió en otras dimensiones. Lo que sé es que debemos atesorar esta oportunidad predestinada por la que esperamos miles de años.

Necesitamos estudiar bien el Fa y hacer bien las tres cosas. No decepcionemos a nuestro compasivo Maestro, que tanto sufrió por nosotros. No sabemos hasta cuándo podremos leer este magnífico libro de los Cielos, el Zhuan Falun.