(Minghui.org) Quisiera compartir cómo practicando Falun Dafa me recuperé de una enfermedad que amenazó con quitarme la vida.Tengo 52 años. Gocé de una vida feliz y saludable hasta 1996 cuando me diagnosticaron nefritis. Visité todos los especialistas posibles, pero ninguno pudo ayudarme.

Una amiga de mi madre le dijo que ella había sufrido de artritis reumatoide, pero que su enfermedad desapareció ni bien comenzó a practicar Falun Gong. Mi madre no esperó un segundo para contarme.Yo me mantuve escéptica, pero aun así hice los ejercicios siguiendo el consejo de mi madre. Para mi sorpresa, la nefritis desapareció al poco tiempo.

Puedo recordar el proceso de cómo mi cuerpo se limpió. Durante la práctica grupal de los ejercicios, me la pasaba yendo al baño para eliminar muchas cosas malas. Mis síntomas de nefritis se fueron completamente después de eso. Al ver los maravillosos beneficios a la salud que recibí gracias a Falun Gong, mi madre comenzó también a practicar.

Pero yo fallé en ser diligente con la práctica. Dos años después volví a enfermarme en los riñones, y la enfermedad se convirtió en uremia. Tuve que quedarme en un hospital durante cuatro meses, y dependí de la diálisis. Me costó más de cien mil yuanes a la semana hacerme la diálisis, aun así mi condición empeoraba cada vez más. Mi médico dijo que solo podría vivir un par de meses mas. Ya me había quedado sin dinero de todos modos. Mi vida era una miseria con tantas deudas y sufrimiento físico. Estaba aterrorizada con la muerte, y mi familia también estaba desesperada.

Mi hermano vino a visitarme desde otra ciudad. Estaba asustado y entristecido por mi terrible condición. Un día vio a mi madre leyendo Zhuan Falun y le preguntó qué tipo de libro era. Le sugirió a mi hermano que lo leyese el mismo. Mi hermano leyó el libro antes de dormir, y dejó el libro a un costado de su almohada. Soñó con luces doradas que salían de Zhuan Falun. Los rayos dorados eran muy brillantes y claros. En el instante en que se despertó, corrió al hospital y me suplicó que volviese a practicar. Acepté y pedí que me dieran el alta en el hospital. Mis médicos aceptaron ya que no había más nada que hacer por mi.

Cuando regresé a casa me sentí tan débil como una hoja de papel, pero leí el libro de Falun Gong e hice los ejercicios con enorme determinación y fuerte esperanza. Una semana después ya pude salir de la cama y caminar normalmente. Habiendo casi perdido la vida, me di cuenta de lo importante que es Falun Gong para mi vida, y de lo precioso que es tener la oportunidad de practicarlo.

Un mes después ya pude andar en bicicleta por todas partes. ¡A mis médicos le resultó increíble! Cuando regresé al trabajo mi jefe me dio una palmada en el hombro y me dijo: “Creí que jamás volvería a verte en el trabajo”. Para ser honesta, nadie creía que yo fuese a sobrevivir dada mi terrible condición. La práctica es simplemente milagrosa. Al ser testigo de este milagro, mi hermano también comenzó a practicar.