(Minghui.org) Soy una practicante de Falun Dafa de 16 años y empecé a practicar cuando era una niña. Tenía que usar audífonos. Cuando escuchaba las lecciones de Shifu, no podía escuchar claramente todas las palabras, pero mi madre era muy paciente y me ayudaba.

Crecí estudiando el Fa y siguiendo las enseñanzas de Falun Dafa. Respetaba a los mayores, escuchaba a mis padres, y a menudo iba a visitar a mis abuelos. Nuestros vecinos le decían a mi madre que era una buena hija. Todos me querían. En la escuela primaria ayudaba a mis compañeros y a todos les gustaba jugar conmigo. Cuando me encontraba con conflictos, Shifu Li me daba pistas, y podía pasarlos bien.

Aflojando en la cultivación

Me admitieron en una buena escuela secundaria. La carga de estudio era muy pesada y enfrenté tentaciones de la sociedad común. Poco a poco aflojé en mi cultivación y desarrollé malas costumbres. A veces me olvidaba de que era practicante. Solo era diligente cuando tenía síntomas de enfermedad. Por mi deficiencia auditiva, me mareaba cuando estaba estresada. No miraba dentro la razón verdadera de eso y no actuaba como practicante.

Se acercaban los exámenes de medio año y estaba bajo mucha presión. Mi audición empeoró y me mareaba más seguido. Luego, un día ya no pude escuchar más. Me dieron una inyección, pero no ayudó en nada. Mi madre me llevó al hospital para realizarme una revisación y el médico dijo que había perdido la audición por completo. Dijo que necesitaba una cirugía para recuperarla. Me sentí mal y desesperanzada.

Cuando llegué a casa, mi madre me dijo: “No has estudiado el Fa por largo tiempo. Olvidemos todo y sólo enfoquémosnos en el estudio del Fa”. Estaba de acuerdo. Abrí el libro de Dafa con lágrimas en mis ojos. Mientras leía me olvidé de todo lo demás. Ya no tenía miedo, y dormí bien esa noche.

La elección antes de nacer

“Quizás antes de venir a este mundo hiciste una elección”, dijo mi madre. “Podrías haber nacido en otra familia, tener buena audición, pero no habrías tenido la oportunidad de practicar Falun Dafa. O podías nacer en esta familia, tener poca audición, pero con la oportunidad de cultivarte. Viviendo esta vida tendrás que soportar más y eliminar mucho yeli. Elevarás tu nivel y entonces tendrás un buen futuro”.

Me miró y continuó: “En ese momento, en el que te dieron a elegir, sabías que mientras practicaras Falun Dafa podrías abandonarlo todo y tu vida no sería desperdiciada. ¿No piensas que es demasiado duro para ti? Cuando luego mires hacia atrás, lo entenderás”.

Estaba muy conmovida. Mi madre me dijo que este pensamiento vino a su mente y que debía ser una pista de Shifu. Sabía que esto era verdad. En ese momento sentí pena por haber aflojado en mi cultivación y por perderme en la ilusión. Al mismo tiempo estaba muy agradecida con Shifu porque no me abandonó y aún me estaba cuidando.

Salvada en el momento crítico

Decidí que no podía seguir así. Quería encontrar mi verdadero ser. No quería malgastar esta vida y esta oportunidad de practicar la cultivación. Quería recuperar el tiempo perdido. Me decidí y estudié el Fa sin preocuparme por nada más. Luego ¡pude escuchar nuevamente! Fui al hospital para que me revisaran. El doctor se quedó asombrado y no pensaba que podía ser posible.

¡Nunca olvidaré ese momento! Estoy tan agradecida con Shifu.

Soy muy afortunada. Cuando estaba perdida en el mundo humano, Shifu nunca me abandonó y me salvó en el momento crítico. Es realmente como Shifu dijo:

“Con los dizi repletos de pensamientos rectos,
el Shifu posee el poder de llevarlos al Cielo”

(“Bondades entre el Shifu y los dizi”, Hong Yin II)