(Minghui.org) Me gustaría compartir una experiencia que tuve el fin de semana. Fui al parque, a un sector muy concurrido de Yorkshire a hacer los ejercicios. Era la primera vez que lo hacía de esta manera. Frecuentemente aclaro la verdad en esta ciudad, y lo he hecho por muchos años. Quise dar a conocer Dafa a más personas en el área, también pensé que practicando aquí podría generar un campo más fuerte y un ambiente más positivo mientras lo hacía.

Tuve el pensamiento que sería una pena no hacerlo por miedo. Qué gran oportunidad era esta, entonces ¿por qué dejar que el temor esté en el camino?

Al momento de comenzar algo se sentía bien, como si otros practicantes fueran uniéndose y me animaban en espíritu.

Mientras iba haciendo los ejercicios, unos obreros estaban excavando detrás de mí en la carretera utilizando equipos ruidosos. En medio de la turbulenta construcción, breves períodos de silencio y con un grupo de cuervos chillando, estaba en paz y con mucha indulgencia.

No estaba molesto o perturbado en absoluto. Durante mi tiempo allí, me sentí envuelto en amor y misericordia. En el pasado cuando esto sucedía, se me veía un poco satisfecho para conmigo, por lo que me observé para no mostrarme demasiado eufórico, y apenas tocado por la belleza del momento.

Es importante mostrarse bien en público, también es excesivo si todos los días se ve a una persona sola practicando qigong.

Una vez que terminé la práctica, me dirigí al lugar habitual en el que reparto folletos sobre Dafa y recolecto firmas para pedir poner fin a la persecución de 17 años en China. En esta ocasión, había un concurso de bandas, por lo que estaba lleno de gente. Finalmente se hizo evidente que estaba más o menos en el medio, pero sólo lo suficiente de manera de no imponer mi presencia.

Generalmente llevo un cartel que aclara la situación en China. Un niño de unos diez años de pie leyó cada palabra, incluso dio la vuelta por otro lado para llegar a leer. Una vez que finalizó, me regaló una sonrisa encantadora. Momentos como estos hacen que lo que hacemos valga la pena. No hay nada más que se aproxime a eso.

A pesar que muchas personas no han venido y tomado un volante, hubo momentos en los que pude sentir que sus espíritus estuvieron alertas y despiertos. Sabían que algo estaba pasando.