(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Gong a finales de 1998. Antes de la persecución, estudiaba el Fa diligentemente y practicaba los cinco juegos de ejercicios cada mañana.

Antes de practicar Falun Gong, sufría de cardiopatía como de otras enfermedades. No mucho tiempo después, todas mis enfermedades desaparecieron y mi mente se purificó. Parecía más joven que antes de practicar Falun Gong.

Un roce con la muerte

Trabajo de soldadora. Cuando trabajaba detrás de una placa de hierro de una tonelada de más de seis pies de altura, ignoraba que esta se había desplazado y fue cayendo hacia mí. De repente, me apartó de la placa una fuerza invisible. Todos a mi alrededor estaban sorprendidos. A continuación, la placa de hierro cayó al suelo y el borde aterrizó en mis pies. Sabía que el Maestro salvó mi vida. Mi corazón se conmovió profundamente.

En otra ocasión, un compañero y yo estábamos cortando una placa de hierro. Él golpeó accidentalmente una de mis rodillas con un martillo. Fue extremadamente doloroso. Mi jefe me aconsejo ir al hospital, pero en vez de eso me fui a casa. En casa estudiaba el Fa como de costumbre. Aunque, todavía no podía caminar, no tenía miedo.

Cuando me desperté a la mañana siguiente, vi un gran Falun rojo anaranjado. Cubrió todo el techo de mi habitación. Giraba alrededor, dando vueltas y emitiendo una luz brillante. También había numerosos pequeños Falun de diferentes colores en mi habitación. Fue realmente increíble. Me di cuenta de que fue el Maestro que me gratificó por mis pensamientos rectos e inquebrantables. Al cabo de unos días, mi rodilla estaba totalmente recuperada y volví al trabajo.

Ignorando los consejos del Maestro

El 20 de julio de 1999, Jiang Zemin, el ex líder del régimen comunista chino, lanzó la persecución contra Falun Gong. De repente no hubo ni grupo de estudio del Fa ni grupo de ejercicios y fue desolador.

Ese fue el momento en que empecé a descuidar el estudio del Fa y a hacer los ejercicios. Me volví muy ocupada en las tareas domésticas, tareas informáticas, videojuegos y el chat en la web. Casi se me olvidó lo que era Dafa.

Pero aún así, el Maestro todavía me lanzaba indirectas. A menudo se produjeron cortes de energía y averías en Internet, pero no me daba cuenta que eran señales de advertencia del Maestro. Hablé con los vecinos para ver si tenían problemas similares, pero extrañamente, no experimentaron ningún problema. Modifiqué mi conexión a Internet y continué sin darme cuenta de la verdadera razón de estos sucesos. Incluso fui a discotecas con mis antiguos compañeros de clase.

Pronto, empezaron a surgir más problemas. En mayo de 2000 tuve síntomas de gripe y pérdida del apetito. Poco a poco mis manos comenzaron a temblar. Sentía falta de aliento al caminar y sufría de un ritmo cardíaco acelerado. Mi cara se puso azulada y sólo podía caminar unos tres pasos a la vez. Entonces, perdí mucho peso. Pero, no desperté y todavía era adicta a navegar en la web. Mi madre, marido e hijo estaban asustados. Trataron de llevarme a un hospital, pero me negué, lo que molestó a mi marido.

A pesar de no ser diligente en mi cultivación, yo creía en Dafa y en el Maestro, por lo que me negué a ser trasladada a un hospital. Viendo mi fe en Dafa, el Maestro no se dio por vencido y continuó dándome pistas.

Salvada por un sueño

Tuve un sueño. Había un tubo colgando hacia abajo desde el cielo que me daba un flujo intravenoso de agua limpia y clara. En la sección central del tubo había un recipiente lleno de agua clara que bombeaba en mi cuerpo. Al mismo tiempo, un amigo de Internet estaba tratando de inyectarme agua negra en el recipiente de agua clara. Había otros amigos de Internet que se parecían a demonios. De repente me desperté sobresaltada y me senté en la cama. Después de calmarme, eliminé la lista de mis amigos de Internet de mi equipo.

En un instante mi cuerpo se relajó y me sentí cómoda. Podía respirar normalmente y mi corazón latió normal. Lloré y me dije: “Soy discípula de Falun Gong. Dejé al Maestro, pero él no se dio por vencido y todavía me cuida”. Sentí que no había manera de devolver la generosidad al Maestro.

El período en el que no quise ver y renunciar a mis apegos se prolongó durante casi tres años. Cuando me comparaba con los requisitos de una verdadera cultivadora de Falun Gong, sentía que había manchado su imagen.

Profundo arrepentimiento

Alguien dijo: “Tiene tan mala salud, pero ella practica Falun Gong. ¿Es su mala salud por la práctica de Falun Gong?”. Algunos amigos trataron de persuadirme para dejar la práctica. No creían que pudiera aclarar la verdad sobre Falun Gong a otros debido a mi estado. Me pidieron que renunciase a Falun Gong.

Retuve un profundo arrepentimiento porque había ensuciado la imagen de Falun Gong y quería reparar la pérdida que había causado. Empecé a estudiar el Fa cuatro horas todos los días y hacía los ejercicios todas las mañanas. Me hice diligente de nuevo y mi salud mejoró. Pero, todavía no lo hacía bien cuando hablaba con la gente sobre Falun Gong.

Después tuve otro sueño. Fui a un teatro. No había mucha gente esperando para que el espectáculo comenzara. Así que fue cancelado. Cuando estábamos tratando de salir del teatro, llegué a un escalón muy empinado y me pregunté cómo podía salir. Después de despertar, entendí que tenía demasiados apegos.

En cada paso de la cultivación, el Maestro me está cuidando. No hay ninguna razón para que yo no renuncie a todos los apegos y ser una discípula diligente.

Volviendo al camino de cultivación

Antes del Año Nuevo, un practicante y yo entregábamos calendarios de mesa y dípticos con mensajes sobre Falun Gong en un mercado y en un centro comercial. Les dimos a todo el mundo que nos encontramos y sin asustarnos.

A continuación, la iniciativa de demandar a Jiang se aceleró. Al principio no reconocí su importancia y me llené de miedo. Al estudiar el Fa, poco a poco pasé el miedo y envié mi demanda contra Jiang ante el tribunal supremo y la fiscalía popular suprema. Me sentí tranquila y el miedo desapareció sin dejar rastro.

Durante los últimos 16 años de cultivación en Falun Gong, he aflojado a menudo. Tenía miedo y estaba llena de apegos. Llegué a estar perdida.

Desde ahora, voy a intentar esforzarme en eliminar todos mis apegos restantes, y mantener el ritmo de la rectificación del Fa del Maestro.