(Minghui.org) En el curso de la cultivación, Shifu a menudo arregla las circunstancias para que se nos señalen nuestras fallas. Quisiera compartir acerca de una situación bastante compleja que fue tremendamente beneficiosa para mi.

Con el tiempo, me he dado cuenta que miro al resto con desprecio. La forma en que suele manifestarse es en advertir cosas que delatan la inferioridad de otros, en la forma en que clarifican la verdad, lo que producen para proyectos de aclaración de la verdad, y en otras formas en que llevan a cabo tareas. Últimamente se ha hecho muy evidente, y como consecuencia he hecho un esfuerzo en reprimir esta seguidilla de pensamientos negativos.

Sé que Shifu ha enseñado en el Fa que no todos los practicantes son idénticos:

“Por supuesto, en los proyectos de Dafa, lo que hay que hacer con mayor esfuerzo es dejar las cosas de uno mismo para completar los asuntos que tienen que hacerse en los proyectos. Esto es lo primero; por eso, hay que coordinarse. Pero durante la realización llevarán las características de vuestro propio método de resolver, que muestra que en la cultivación han transitado vuestro propio camino; esto es lo que Shifu reconoce, y también es irreprochable, cada uno también seguramente lo hace de esta manera. No es posible que ustedes sean exactamente iguales, como salidos de un molde”. (Enseñanza del Fa en Gran Nueva York 2013”)

A pesar de saber esto, mi mentalidad de mirar con desprecio a otros persistió, y no pude desprenderme de esta. Me pareció que era una manifestación de mi apego a ostentar, pero no estaba del todo claro en mi mente cómo estos pensamientos y esta mentalidad se relacionaban con la ostentación. Normalmente cuando noto que algo se repite, tomo medidas y finalmente lo elimino, pero aquí persistió. Creo que mi falta de entendimiento claro acerca del problema hizo que me quedase atrapado en este estado.

Un día mientras caminaba con mi esposa, quien no practica, mencionó una noticia que tocaba un punto sensible en nuestra sociedad, y la información era bastante fresca. Lo que decía parecía ser verdad, pero fue totalmente inesperado basado en lo que yo sabía del asunto. A pesar de ser este un tema sensible, solté una leve carcajada y le dije que me parecía interesante. Inmediatamente me preguntó por qué me reía. Dado el tema, era extraño que yo me riera sobre la noticia que me compartió.

Le expliqué que la noticia se alejaba tanto de lo que yo sabía y estaba familiarizado, que me divirtió el hecho de que yo fuese más ignorante de lo que esperaba. En ese momento, me di cuenta que la raíz de mi reacción a lo que me contó fue que yo tenía un muy alto concepto de mi mismo, y que por este concepto miraba al resto con desprecio. Me di cuenta, también, que la envidia era parte de esto.

Yo he considerado a la envidia como una apego que se desprende de otros apegos que buscan controlar a una persona. Si una persona tiene fama, codicia, lujuria, egoísmo, etc., esta persona puede volverse envidiosa cuando otras personas cumplen esos deseos, o puede volverse temerosa a perder la posibilidad de cumplir esos deseos. En la ausencia de estos otros apegos, mi entendimiento había sido que la envidia no tendría nada a que agarrase y utilizar.

Me di cuenta de eso por mi fuerte sentido del yo. Siempre busqué las cosas en las que yo me manifiesto superior a los demás para poder sentirme bien de mi mismo, y evitar que mi envidia se exponga. Como resultado de encontrar una falla en la otra persona, no me preocupé de no alcanzar el estándar en otros aspectos, ya que, según mi juicio, cualquier falla que encontrase en la otra persona era suficiente para sentirme superior. Esto creó un círculo vicioso en donde los apegos a la envidia se escondieron astutamente detrás de otros apegos por un tiempo demasiado largo, causándome problemas cada vez que quise participar en varios proyectos. Se manifestaba cuando yo difundía rumores negativos acerca de aquellos que a mí me resultaban buenos, y de esta forma hacerme ver bien a mi .

La costumbre de reírme de información interesante o de situaciones fue una manifestación de un comportamiento de este proceso de pensamiento. Mirando en retrospectiva, me he comportado así siempre, y por lo tanto, he tenido estos apegos toda mi vida. En el pasado, cuando no era practicante, cuando la gente me preguntaba por qué me reía tan a menudo sobre asuntos serios, no podía explicarlo, o simplemente les decía que me reía de todo. Me sorprendí enormemente y me puse feliz de haber entendido finalmente la raíz de este hábito, del cual me había aferrado durante tanto tiempo.

En la Lección Séptima de Zhuan Falun, Shifu dijo:

“Entre los cultivadores del Dao genuinos también se refleja lo mismo: no se aceptan entre sí, y cuando no se elimina el corazón de contender, también se produce fácilmente el corazón de envidia”. (Zhuan Falun)

En mi caso, creí que ya había abandonado la envidia al comienzo de mi cultivación, pero de hecho mi fuerte sentido del yo y de la superioridad me llevaron a no respetar a lo otros, y esto fue utilizado por mi envidia, permitiéndole esconderse y hasta fortalecerse.

Ahora que entiendo las razones subyacentes y los apegos acarreados, restringirlos y controlarme ha sido más fácil. También estoy agradecido a Shifu por esta oportunidad de mejorarme.