(Minghui.org) Todos los días la señora Jun coloca carteles cerca de la Torre Eiffel para crear conciencia de la persecución a Falun Gong [también conocido como Falun Dafa] por el régimen comunista chino.

Se cruza con numerosos turistas de China cada día. Muchos, después de hablar con ella, entienden qué es la persecución y le agradecen sus esfuerzos. De vez en cuando, algunos que fueron engañados por la propaganda del régimen contra Falun Gong, la maltrataban verbalmente. Ella mantenía la calma y la educación, y sus gestos amistosos suavizaban la situación. Eventualmente la escuchaban y la trataban con respeto.

Carteles y pancartas cerca de la Torre Eiffel.

De los insultos y el escarnio al elogio

Un día trató de hablar a un grupo de turistas chinos. Se negaron a escuchar, la insultaron y se subieron al autobús. Antes de partir, los saludó con la mano y les dijo: “Estén a salvo. Si recuerdan `Falun Dafa es bueno´, les traerá a ustedes y a sus familias buena fortuna”.

Al día siguiente, el mismo grupo regresó a la Torre Eiffel, y la mujer no evitó charlar con ellos sobre Falun Gong nuevamente. Uno le dijo: “¿Todavía quiere hablar con nosotros? Ayer la ridiculizamos. ¿No está molesta?”. Ella respondió: “No, practicamos `Verdad-Benevolencia-Tolerancia´. Solo quería que supieran que los practicantes en China están siendo perseguidos”.

El turista le dijo que no pensaban que estaría allí por lo que le habían hecho el día anterior. “Cuando nos dijo estén a salvo y nos deseó buena fortuna después de subirnos al micro, nos sentimos mal. Pensamos, que usted, una practicante de Falun Gong, era increíble ya que no estaba enojada por nuestras palabras”.

Seis de ellos la escucharon y renunciaron al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones, para mostrar su desaprobación a la decisión del régimen de perseguir a Falun Gong.

Turista china defiende a Falun Gong

En otra oportunidad, la señora Jun trató de hablar a un grupo de turistas sobre renunciar al partido, a la luz de los crímenes cometidos por el régimen.

Uno de ellos debatiendo, manifestó: “Nosotros creemos en el PCCh. ¿Por qué deberíamos renunciar?”. Le explicó que más de 80 millones de chinos murieron de causas antinaturales después que el partido llegara al poder en 1949. “Ustedes no quieren ser parte y dedicarle su vida como juraron cuando se unieron a ese”, les contestó.

Al hablar sobre el engaño de la auto-inmolación en la Plaza Tiananmen en 2001, una turista china la interrumpió. “Por favor déjeme hablar por usted”, dijo la mujer. “Como vi en repetidas ocasiones la noticia en 2001, sospeché que era una puesta en escena del PCCh”.

Contó que había sido bombero y que “una manta extintora es tan pesada que no podía ser lanzada fácilmente en el aire antes que cayera sobre la persona en llamas. Además, no podía permanecer sentada si la manta le cayó encima. La empujaría hacia abajo. En tercer lugar, la manta aparecía justo después que la persona gritó. El tiempo perfecto para que parezca ensayado. No estaba convencida que las cosas hubieran sucedido de esa manera. El PCCh lo organizó para incriminar a Falun Gong".

La señora Jun estaba de acuerdo y agregó: “Exactamente. También el cabello y la botella de plástico en su regazo se mantuvieron intactos, pero la cara y las ropas estaban muy quemadas después que el fuego fue apagado. No era posible”.

En ese momento, otros turistas le dijeron que los convencieron. Alrededor de 20 renunciaron al PCCh y a sus organizaciones.