(Minghui.org) Zeng Chongzi entró en funciones como funcionario judicial de lo que actualmente es la provincia de Fujian en 1287 durante la Dinastía Yuan (1271-1368 AD). La provincia estaba en una ubicación remota, alejada de la ciudad capital, y por esta razón los funcionarios locales hacían abuso de poder y a menudo privaban a los residentes de su sustento. Esto hizo que muchos de los residentes se volvieran ladrones y bandidos, que luego se escondían en las montañas y pantanos. 

La primer medida que tomó Zeng al asumir su cargo fue publicar una anuncio público que afirmaba que los ladrones y bandidos que se entregaran serían perdonados. Alentados por la sinceridad del anuncio de Zeng, muchos se presentaron ante el edificio gubernamental. Se pusieron en fila, se arrodillaron y se entregaron. Todos fueron perdonados y se convirtieron en residentes respetuosos de la ley.

Cuando Wu Manqing, el inspector más importante de la corte imperial, escuchó lo que Zeng había hecho, se sintió satisfecho y adhirió a dicha estrategia.

Negándose a castigar a los inocentes

Un robo tuvo lugar poco después de que Zeng asumió su cargo. Los oficiales arrestaron a 19 sospechosos, los juzgaron y condenaron a muerte.

Al revisar los archivos de las confesiones, Zeng decidió que ninguno de los 19 sospechosos era culpable del delito. Demandó que se reabra la causa y que quienes eran inocentes sean liberados.

Una regulación vigente instaba a culpar a los funcionarios locales por incompetencia si los criminales no eran atrapados en los casos denunciados del área urbana. Eso significaba que los oficiales involucrados en la investigación querían que los 19 sospechosos sean castigados, para no ser culpados. Se opusieron a la decisión de Zeng de reabrir la causa. Zeng estaba enfurecido.

“Perder mi puesto si no atrapo al verdadero culpable no es gran cosa. Lo que no entiendo es cómo pueden tomar la pérdida de 19 vidas de forma tan liviana”, dijo y usó su poder para defender la inocencia de los 19 sospechosos.

Poco después, el bandido que cometió el delito fue atrapado. Ante la dura evidencia, los oficiales estaban avergonzados por su egoísmo y reconocieron la integridad y el liderazgo de Zeng.

Adaptado de Nueva Historia de la Dinastía Yuan, Volumen 229, Biografía 125, Funcionarios honestos.