(Minghui.org) Soy una practicante veterana de Falun Gong que comenzó a cultivarse en 1997. Cuando comenzó la persecución, no me uní a los esfuerzos de rectificación por tres años. En el 2002, comencé a capturarlo y realmente entender cómo mirar hacia adentro. Desde entonces, me he dado cuenta de la urgencia de permanecer diligente y ayudar a salvar a la gente.

Mirar hacia dentro y ser considerado hacia los demás

Mi primer prueba fue mejorar las relaciones familiares. Justo después del 20 de julio, el aniversario del inicio de la persecución, estaba lluvioso y tormentoso. Aunque tenía planeado ir a la mañana a clarificar la verdad, los practicantes decidimos no ir después de todo a causa del clima.

Eso era realmente una prueba para mi y decidí ir a pesar del tiempo. El 20 de julio, un día memorable para nosotros, solo viene una vez al año. Si no hacía nada para validar el Fa ese día, ¿como podía mirar hacia el Maestro y aquellos practicantes que habían perdido sus vidas en la persecución?

Pero mi marido me paró: “¡Eres estúpida! Está tan malo el clima y estarías sola. ¿Que vas a hacer? No te dejaré ir. ¡Sólo no puedes ir!” Cerró la puerta. Aunque no discutí con él, no estaba convencida. Así que me puse sobre la cama y me mantuve quieta.

Pasados diez minutos y mi marido me pidió que me levantara. No le contesté. Pasaron 20 minutos y otra vez me pidió que me levantara. Aún no le respondí. Eventualmente perdió su control: “Bueno, quedó afuera de esto. ¡Por favor mantente abrigada, toma un paraguas y ve a hacer lo que quieras!”

Inmediatamente me levanté: “¡Muchas gracias!” Me vestí y me fui con mi paraguas. Enfrentando la tormenta, no le tenía miedo a nada. Retrospectivamente, sentía que no fui muy amigable hacia mi marido. Tenía que concentrarme mucho más sobre qué quería y no considerarlo a él. Debería clarificarle la verdad acerca de Falun Gong para ganar su entendimiento y apoyo. Algún tiempo después y en más de una ocasión, le clarifiqué exitosamente la verdad. Entonces entendió totalmente cuál era mi misión.

Una mañana su hermana mayor nos visitó mientras estaba afuera. Le dijo a mi marido: “Deberías mantenerla a raya. ¿Cómo puede una mujer ir afuera en la noche?” Mi marido respondió: “Lo que ella hace es recto. ¡No sería tan amable conmigo sino practicara Falun Gong! Siempre he tenido mala salud, incluso desde que era chico y no podía hacer nada físico. Pero nunca me despreció; en vez de eso, me trato bien”. Su hermana se fue sin decirle nada más.

Es cierto que si no hubiera practicado Falun Gong, me sentiría extremadamente triste por pender de un hombre con tal estado de enfermedad. No lo hubiera tratado amablemente. Ha sido realmente bueno practicar Falun Gong. ¡Ahora tengo una familia feliz!

Mi familia es un poco complicada. Mi hermano y hermana mayor son mis medios hermanos del matrimonio anterior de mi madre. El primer marido de mi madre murió en el terremoto de Tangshan. Entonces se casó con mi padre y yo nací después.

Cuando tenía 19 años, noté que la salud de mi madre mejoró rotundamente después de practicar Falun Gong. Como resultado, decidí también practicar. En julio de 1999, cuando la persecución estaba comenzando, mi padre murió de miedo extremo. Él y su padre habían practicado medicina tradicional China, así que dejaron libros médicos que eran considerados muy valiosos.

Mi medio hermano y media hermana le preguntaron a mi madre si podían heredar esos libros médicos. Pero mi madre insistió que los libros de mi padre deberían pasar a mi.

Su inesperada respuesta me preocupó y vi que estaba apegada a riquezas y cosas materiales. Comencé a estudiar el Fa del Maestro:

“Por supuesto, no se te avisará antes que la tribulación o el conflicto aparezca; si se te cuenta todo, ¿qué cultivarás y refinarás? Esto tampoco sirve”. (Zhuan Falun, Lección cuarta)

De repente me dí cuenta de que era una practicante de Falun Gong y pensé porqué me comportaba como una persona común. Intenté buscar hacia dentro, capa por capa, por mis apegos. Encontré que me apegaba a mis propios intereses, a no estar convencida, a sentirme preocupada, al resentimiento, a la pelea y al egoísmo. Pero cuando intenté dejar ir todas esas cosas, sentí que era extremadamente difícil.

Un día, mi madre buscó mi consentimiento para dejarle esos libros a mi medio hermana. Viendo su sufrimiento y mirando su impotencia, pensé: “Sé amable y altruista”. En ese momento, el Fa del Maestro vino a mi mente:

“Si siempre eres misericordioso, tratas a los demás benevolentemente, consideras a los demás al hacer cualquier cosa y, cuando se presenta un problema, piensas primero si los demás podrán aguantar o no y si dañas a otros o no, entonces no surgirá ningún problema”. (Zhuan Falun, Lección cuarta)

De repente, todo mis apegos de egoísmo fueron disueltos y la compasión surgió naturalmente.

Le dije a mi madre: “¡No te preocupes!” Por favor déjales los libros de mi padre a quien quiera los pida. No discutiré sobre ellos”. Escuchando esto, mi madre estaba tan excitada para hablar y sus ojos estaban llenos de lágrimas.

Sonreí, “Madre, practico Falun Dafa. Esto me hace la persona más feliz del mundo. ¿Qué más debería buscar?” Así fue como la disputa sobre los libros médicos de mi padres se resolvió. Dejé ir la fama y el interés propio y también dejé ir mi ego. ¡Sentí que practicar Falun Gong me hace realmente feliz!

Cosas buenas o cosas malas, son todas positivas

Hace dos años, los coordinadores en nuestra región eran frecuentemente reemplazados. El primer coordinador era un practicante veterano llamado Hu. Dejó la posición cuando se mudó a otra región. Luego, los practicantes Chen, Gong y yo tomamos la responsabilidad. Sin embargo, frecuentemente disentíamos entre nosotros. Esto dificultaba la efectividad del trabajo en la región, así que eventualmente le pedimos a Hu que volviera. Esto causó fricción entre los practicantes, lo que me hizo evitarlos por un período de tiempo.

Estudié el Fa y me calmé. Sentía que, en cualquier tarea, debo siempre seguir lo que el Maestro nos enseñó: cooperar bien con otros practicantes y hacer bien las tres cosas que los practicantes de Dafa debemos hacer.

Cuando el movimiento para “enjuiciar a Jiang” comenzó, Hu se comunicó con otros practicantes todos los días sobre lo que debemos hacer. Alentamos y ayudamos a otros a preparar los documentos, publicarlos y entregarlos. Durante el proceso, Hu estaba muy dedicado y realmente jugó un rol importante.

Pasaron nueve meses y otra vez Hu nos pidió que tomáramos el rol de coordinador. Estaba preocupada y dije: “¿Cómo vienes siempre a hacer lo que te gusta?” Mi primer pensamiento fue mirar hacia afuera, para encontrar los defecto de los otros y no ver sus puntos buenos.

Después, los otros dos coordinadores compartieron conmigo: “¿Qué es lo que quiere el Maestro? ¿Cómo deberíamos apoyarnos entre nosotros?” De repente mi corazón se abrió y todas las quejas de mi mente embrollada desaparecieron. Exclamé: “Cosas buenas o cosas malas, todas son positivas”.

En un nivel superficial, parecía que los tres coordinadores no cooperaban bien. Por otro lado, Hu jugó un rol importante a la hora de preparar los documentos para enjuiciar a Jiang. Además, en el proceso, encontré y removí mucho de mis apegos y nociones humanas: resentimiento, envidia, ego, excluir a los otros y despreciar a los demás. ¿No era esto algo positivo? Cómo el Maestro nos enseñó:

“¿Sabías esto? Siempre que seas un cultivador, en cualquier ambiente o bajo cualquier circunstancia, cualquier dificultad y cualquier cosa desagradable que encuentres, incluso si envuelven el trabajo para Dafa y sin importar si lo consideras como lo mejor y lo más sagrado, yo lo usaré con el fin de eliminar tus apegos y exponer tu naturaleza demoníaca para que puedas desecharla, porque sólo tu mejoramiento es de primera importancia”. (“Entendiendo aún más” de Escrituras esenciales para mayor avance)

¡El proceso en sí mismo se volvió una cosa realmente positiva! ¡Después de dejar ir el ego, me sentí relajada y feliz!

¡Muchas gracias Maestro por salvarme!

Por favor no duden en señalarme cualquier cosa inapropiada.