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Niño de siete años se recupera de una rara enfermedad en los huesos luego de practicar Falun Gong por un mes

Feb. 4, 2016 |   Por un practicante de Falun Gong de la provincia de Hubei, China

(Minghui.org) Fue en octubre de 1996 cuando mi marido me entregó el libro Zhuan Falun y posé mis ojos por primera vez en las palabras “Verdad, Benevolencia, Tolerancia”. Me invadió una maravillosa sensación de alegría y pensé que éstos eran principios por los que las personas deberían vivir.

Durante 19 años, el extraordinario poder de Dafa se ha manifestado constantemente en mi hogar.

Poco después de que empezara a practicar, mi hijo de siete años llegó de la escuela y se quejó de que el pie derecho le dolía.

Lo froté con delicadeza y no encontré ningún problema visible en sus huesos. Supuse que tal vez se había torcido un poco el tobillo y que el dolor desaparecería pronto.

Dos días después, sin embargo, su pie se volvió rojo y comenzó a hincharse. Desde la parte baja de la pierna, la hinchazón se extendió casi hasta el muslo. Empezó a tener fiebre. Cada noche, tenía que ir al baño por lo menos una docena de veces.

Así, mi esposo y yo lo llevamos al hospital general militar de Guangzhou en Wuchang. Eran las 8 de la mañana, y esperamos fuera de la sala de operaciones.

El cirujano vino y nos hizo algunas preguntas generales, luego examinó la pierna de nuestro hijo. Parecía muy alarmado.

“La pierna de su hijo está llena de pus”, nos informó sin rodeos. “Necesitamos operarlo de inmediato o la perderá”.

Supimos que la condición de nuestro hijo era muy grave cuando el doctor dejó a un lado los procesos de registro y de pago necesarios para proceder directamente con la cirugía.

Hicieron una incisión de 30 centímetros en su pierna y brotó sangre y pus, con la que se alcanzó a llenar la mitad de un cuenco.

Me di cuenta de que la carne entre los huesos de la pierna ya estaba podrida y que el tejido conectivo se había vuelto de color verde. Toda la pierna estaba bastante hueca por dentro. Una gran porción de gasa para cubrir el espacio vacío prácticamente desapareció de la vista.

El vendaje necesitaba cambiarse todos los días. Primero, la gasa tenía que retirarse y luego esterilizarse. Se utilizaba un cuchillo para raspar el tejido verde de los huesos. La carne en descomposición tenía que ser expuesta y retirada, pedazo a pedazo, con un par de tijeras, hasta que empezaba a sangrar. Entonces la masa descompuesta debía ser removida y la gasa esterilizada debía volver a colocarse rellenando la cavidad.

Cada vez que el vendaje se cambiaba, mi hijo se sumergía en una tortura, y todo su cuerpo se aflojaba como si estuviese paralizado.

Durante los siguientes dos meses, gastamos más de 200 yuanes al día para su tratamiento, pero su pierna no mejoraba. Tenía una línea intravenosa, pero su fiebre siguió dando problemas, y la carne en su pierna continuó pudriéndose.

Finalmente, el hospital organizó un equipo de consulta de expertos, cada uno con cerca de 30 años de experiencia.

Su diagnóstico preliminar fue osteomielitis, pero necesitábamos pagar 4.000 yuanes para pruebas de médula ósea. Si el diagnóstico era correcto, lo que seguía era la amputación, o la vida de nuestro hijo correría serio peligro.

Los honorarios por la cirugía más los costos médicos relacionados se estimaban en 20.000 yuanes. Para nuestra familia, esa cifra era simplemente astronómica.

Para ese tiempo, ya habíamos gastado todos nuestros ahorros, vendido todo lo que podíamos vender, y pedir prestado todo lo que podíamos pedir. Estábamos al borde de la bancarrota. ¿De dónde íbamos a sacar el dinero necesario para más pruebas, y sobre todo para la cirugía y el tratamiento?

Estábamos a cinco días de año nuevo. Sin el dinero para el tratamiento recomendado, solo pudimos gastar varios cientos de yuanes en medicina y llevar a nuestro hijo a casa.

Continuaba con fiebre, así que lo llevábamos a una reconocida clínica privada local todos los días para colocarle una intravenosa y cambiarle los vendajes.

Cinco días después de año nuevo, cuando estábamos en la clínica por otra intravenosa, una médica notó el emblema de Falun Gong en el collar de mi marido.

Preguntó con genuina curiosidad: “¿Por qué algo gira y gira dentro de eso? Se siente tan extraño, pero maravilloso”.

Estábamos impresionados de que pudiera ver el giro del símbolo en otras dimensiones y le dijimos: “Éste es el símbolo del Falun. Falun Dafa es la Ley Buda, una Ley universal que salva a las personas. Dafa nos enseña los principios de Vedad-Benevolencia-Tolerancia, con los cuales medimos nuestras vidas para ser verdaderamente buenas personas. Solo cultivándonos a altos niveles podemos elevar nuestro xinxing para retornar a nuestro ser original, y eventualmente a nuestro verdadero hogar”.

Ella estaba muy interesada, así que esa noche, vino con su tía a nuestra casa para escuchar las lecciones del Maestro.

Esa misma noche, vi en nuestro jardín trasero un Falun grande y transparente, con una tonalidad púrpura, que giraba lentamente. Los signos de la esvástica y el taiji en el centro eran muy claros y nítidos, y también giraban lentamente.

Miré detrás mío, hacia donde estaba mi hijo, y vi dos Falun pequeños girando rápidamente alrededor de sus manos. Ambos emitían una luz muy potente.

Compartí con mi marido lo que había visto, y decidimos que enseñaríamos a nuestro hijo los ejercicios de Falun Gong.

Durante más de tres meses, nuestro hijo gritaba de dolor si su pierna se movía o incluso si se tocaba momentáneamente. Desde que ya no fue capaz de soportar peso con ella, no pudo caminar, así que teníamos que ayudarlo a ir al baño en cada oportunidad.

Pero tan pronto como comenzó a hacer los ejercicios, fue capaz de pararse. La fiebre lo dejó y pudo cojear y salir afuera para jugar. Todas las noches su pierna se hinchaba, pero durante el día la hinchazón simplemente desaparecía.

Creemos que el Maestro lo estaba ayudando a eliminar su yeli (karma). Así que, todos los días, podíamos lavar su herida con agua salada, y luego envolvíamos su pierna con gaza. Paramos de medicarlo, pero hacíamos los ejercicios juntos todos los días y escuchábamos las lecciones del Maestro.

Cerca de un mes después, su herida se cerró lentamente y su pierna, finalmente, se curó por completo.

Mi hijo pasó más de dos meses en el hospital y nosotros gastamos más de 10.000 yuanes en tratamientos, pero sin mejorías y mucho menos una cura para su osteomielitis. Estudiamos las enseñanzas de Falun Gong e hicimos los ejercicios por un poco más de un mes y nuestro hijo se curó por completo.

Nuestra gratitud está más allá de las palabras.