(Minghui.org) Nací en la aldea de una montaña al nordeste de China. No recuerdo tener un solo día bueno desde que nací.

Mis padres peleaban a diario. Un día mi padre hasta agarró un cuchillo de cocina durante una pelea con mi madre.

Nuestros padres nos maltrataban y solían pegarnos. Hasta nos quitaban las sábanas y nos pegaban en la cara con zapatos cuando dormíamos. Mi hermana menor quedó sorda por largo tiempo a causa de una golpiza. Mi hermana mayor desarrolló epilepsia. Mi hermano menor tenía retraso mental desde que nació.

Mi padre solía pelear con los vecinos y con sus colegas. Nosotros cuatro, sus hijos, vivíamos constantemente aterrados.

Mis padres estaban muy enfermos y eran muy pobres. Rara vez comíamos bien. Aun cuando teníamos buena comida, mi padre se la comía toda después que nos íbamos a dormir.

Cuando tenía ocho años, fui a casa de un amigo a jugar. Vi a su padre poner galletas en la alacena. Desesperada por poder comer algo, fui a escondidas a la alacena. El padre me descubrió, me insultó y me llamó ladrona.

Otros niños solían acosarnos, y mi hermana mayor y mi hermano menor eran los que más sufrían. Mi hermano menor fue forzado a trabajar cuidando las vacas cuando creció. Si se negaba los acosadores lo golpeaban. Una vez lo encerraron en un sótano subterráneo.

Vivía en el miedo y la pobreza. No tenía expectativas y me sentía inferior y miserable.

Esperando la llegada de los seres celestiales

Leí en el periódico sobre una señora mayor cuya espalda estaba doblada. Un día, estaba lloviendo mucho con truenos y relámpagos. La señora, que se encontraba afuera en ese momento, se desmayó. Cuando se despertó, su espalda ya no estaba doblada y podía pararse derecha.

Luego de leer la historia pensé: "¿Acaso no la salvó un dios?".

Luego de eso, comencé a esperar a que seres divinos vinieran a salvarme de mi sufrimiento. Pero todo lo que aprendía en el colegio era sobre el ateísmo.

Cuando tenía 18 años, me fui de casa a la provincia de Shandong.

Comencé una familia a la edad de 24 años. Un mes luego que naciera mi hijo, desarrollé artritis reumatoide, y tenía que depender de mi esposo y mi suegra para que me cuidaran. No podía usar las escaleras tampoco.

Mi esposo me llevó a todas partes buscando una cura, pero nada funcionaba. Tomé más de cien tipos de medicina tradicional pero nada funcionó, además me dolía mucho el estómago.

Desesperados, fuimos a maestros de qigong que estaban poseídos por animales, así que empeoré.

Estaba desesperada. Pensé: "Mi niñez era miserable. Ahora finalmente cuando veo una pizca de esperanza de una vida feliz me viene una enfermedad tan seria". Lloraba a diario y estaba constantemente adolorida.

Luego de sufrir por tres años, decidí ir a un templo en el monte Wutai y volverme budista.

Shifu alivia mi sufrimiento

Un amigo en el trabajo me contó sobre Falun Dafa en octubre de 1996. Me dijo que muchas personas se habían recuperado de cáncer luego de practicar Falun Gong. Me dio una copia de Zhuan Falun y sugirió que lo leyera.

Tan pronto abrí el libro, los caracteres de "Fo Fa" capturaron mi atención. Pensé que esto era lo que había estado buscando.

Pero tenía una preocupación. Nadie me respetaba a mi ni a mi familia. Nada bueno me pasaba. Cuando me reconocieron como "estudiante excelente" en la escuela, mi profesor me convenció que le diera el premio a otro compañero de clase. Cuando me reconocieron como "buen trabajador", mi supervisor me pidió que dejara que otro compañero tuviera el premio.

Me preguntaba si el Maestro de Falun Dafa me tomaría en serio.

El colega que me habló sobre la práctica me dijo: "Al Maestro de Falun Dafa no le importa el estatus social. Él cuida a quien quiera aprenderlo".

Comencé la práctica con la esperanza de ser curada.

Comencé a hacer los ejercicios con mi colega. En el cuarto día, mis piernas que habían estado hinchadas por años, se recuperaron. Pude caminar con facilidad. ¡No podía creerlo! ¡Shifu me tomó en serio! Quedé emocionada y sorprendida.

Dejé la idea de volverme budista y me decidí a seguir a Shifu y practicar Falun Dafa.

Un año después mi hijo de cuatro años se cayó del tercer piso de un edificio, pero no le pasó nada. Mi hijo luego me dijo que vio al Maestro de Falun Dafa sosteniéndolo mientras caía y que bajó flotando en el aire como el rey mono.

Nunca podré agradecer lo suficiente la compasión de Shifu.

Colega bondadoso expresa su gratitud a Shifu

En julio de 1999, el régimen de Jiang Zemin comenzó a perseguir a Falun Dafa y a difamar a Shifu.

En el año 2000, varios practicantes y yo fuimos a Beijing a contarle al gobierno los hechos sobre Falun Dafa. Envié una carta a la oficina de apelaciones, contándoles cómo me había beneficiado de la práctica, física y espiritualmente. Pero me detuvieron en Beijing y me regresaron a un centro de detención local por 15 días.

Luego de ser liberada, mi lugar de trabajo me castigó y asignó a un colega para que me vigilara.

La señora era muy bondadosa. Le dijo a los líderes de nuestra fábrica: "Falun Dafa es bueno. De lo contrario, ¿por qué fue tanta gente a Beijing a defenderlo?".

Ella tenía problemas para concebir y se había casado hacía años. Estaba muy preocupada. Le conté sobre una practicante que no había podido tener hijos por 9 años luego de casarse, pero que quedó sin enfermedades y pudo concebir una bella niña luego de practicar Falun Dafa. Ella creyó mi historia y me dijo que quería practicar Falun Gong.

Le enseñé los ejercicios y antes de terminar de enseñarle todos los movimientos, soñé que estaba embarazada.

Le conté sobre mi sueño al día siguiente. Ella fue al hospital y descubrió que realmente estaba embarazada. Luego concibió a un niño. Expresó gratitud a Shifu.

Siguiendo las enseñanzas de Shifu y dejando ir el apego a las ganancias personales

Poco después de que comenzara la práctica de Falun Dafa, mis suegros querían comprar un apartamento cerca de donde vivía. No tenían suficiente dinero así que le pidieron a sus hijos que cada uno pagara la mitad. Ellos prometieron dejarnos el apartamento en el futuro.

Mi cuñada se negó a pagar y dijo: "No tenemos tanto dinero, y no quiero ese apartamento luego de que ella muera".

Mi esposo y yo no teníamos tanto dinero. Pedimos prestado a algunos amigos y parientes y pagamos dos tercios para el nuevo apartamento. Mi suegro me dijo que sería nuestro apartamento en el futuro, ya que ellos no habrían podido pagar por el apartamento sin nuestra ayuda. Lamentablemente mi suegro falleció antes que pudieran mudarse.

Antes del funeral, mi cuñada me dijo que quería comprar el apartamento, porque su hijo iba a casarse y necesitaba una casa nueva.

En aquel momento el valor de los bienes raíces estaban aumentando y ahora el precio era mucho mayor que el original. Pero ella ofreció pagar sólo lo que mi esposo y yo habíamos pagado, que era dos tercios del precio original. Tampoco pagaron un centavo para el funeral.

Mi cuñada le quitó los papeles a mi suegra y se mudó enseguida. Luego vendió la casa en la que mi suegra todavía estaba viviendo sin su permiso. La sacó de la casa con la excusa que su familia la había construido.

Mi esposo y yo rentamos un apartamento para mi suegra. Cuando se enfermó y estaba en el hospital, mi cuñado y su esposa (cuñada) no contribuyeron ni con un centavo para los gastos.

Si no hubiera practicado Falun Dafa, habría peleado con ella hasta la muerte y habría cortado contacto con su familia. Gracias a Dafa pude calmarme sin importar qué sucediera, aunque de vez en cuando todavía sentía algo de resentimiento.

Las enseñanzas de Shifu quedaron en mi mente y me asimilaron a los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Falun Dafa me llenó de luz y esperanza. Eliminó mis sentimientos de inferioridad y oscuridad. La bondad de Shifu es ilimitada.