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Trabajar como un cuerpo siguiendo la coordinación, es la forma de avanzar

Dic. 19, 2016 |   Por una practicante de Buenos Aires, leído en el Fahui de Argentina 2016

(Minghui.org) Saludos Venerado Shifu, saludos compañeros practicantes.

Han pasado ya diez años desde que escribí mi último intercambio de experiencias para un Fahui. En estos diez años me enfrenté a muchas pruebas, la mayoría de las cuales no pasé, y caí. Soñé con algún día poder compartir nuevamente mi experiencia en un espacio tan solemne como este, porque eso significaría que finalmente habría avanzado en mi cultivación.

Todo ese tiempo olvidé lo más básico de nuestra cultivación: mirarme internamente. Me acostumbré a mirar externamente, bajé mucho mi xinxing, y así dañé mucho mi mente y mi cuerpo; no logré iluminarme al Fa y no pude avanzar. Pero Shifu dijo en la Lección Segunda de Zhuan Falun: “Siempre y cuando te cultives y refines, y pongas tu corazón firme para cultivarte, todo aquello que has perdido puede ser repuesto”.

A pesar de tantos años perdidos, hoy tengo algo para compartir entre mis compañeros cultivadores. Logré mirarme internamente, regresar al camino recto de la cultivación y redescubrir el milagro de la fe en Shifu. Quisiera compartir mi experiencia para que aquellos cultivadores que estén pasando por pruebas e interferencias similares a las que yo pasé puedan descubrir y reflexionar sobre algunas de las sutiles manipulaciones de las viejas fuerzas, salir de la ilusión, e iluminarse al Fa rápidamente.

Sentirse más elevado que otros nos hace caer más duramente

Comencé mi cultivación casi trece años atrás, cuando vivía en Reino Unido. Si bien mi situación allí era muy cómoda, y casi toda mi familia vive en Inglaterra, al poco tiempo de comenzada mi cultivación decidí venir a Argentina a validar el Fa, porque entendí que se necesitaban practicantes acá, que el mal del PCCh estaba difamando Dafa y ganando poder en Latinoamérica. Vi que era necesario aclarar la verdad con urgencia acá y llevar la esperanza y la maravilla de Dafa a personas que, de otro modo, se perderían la oportunidad. Dafa ya se había convertido en lo primero y fundamental de mi vida. Fui primero al pueblo en donde me crie, en las sierras de Córdoba, para dar a conocer Dafa a la mayor cantidad de gente posible, incluidos familiares y viejos amigos. Al cabo de unos meses, después de haber sembrado la semilla de Dafa allí, decidí venir a vivir a Buenos Aires. Si bien estaba muy cómoda en Córdoba, en la montaña y en los ríos, y tenía un rechazo hacia Buenos Aires y hacia el estilo de vida frenético y contaminado de la ciudad, entendí que es en esta gran metrópolis en donde tenemos la oportunidad de llegar a más personas para aclarar la verdad sobre Dafa y la persecución, y que podemos lograrlo trabajando como un cuerpo coordinadamente. Entendí, sin dar vueltas, que para lograr el propósito de un Dafa dizi del período de la Rectificación del Fa, necesitamos hacer grandes sacrificios a nuestra comodidad y poner a los seres conscientes primero.

Durante los primeros años en Buenos Aires estuve al frente de las actividades de difusión de Dafa y de aclaración de la verdad. Mis pensamientos eran muy simples. Me sentía clara y fuerte, gracias al Fa, y sabía que Shifu me daba inteligencia. Mis capacidades y talentos tenían un solo fin: aclarar la verdad con compasión y sabiduría.

Pero poco a poco, y sin estar plenamente consciente, comencé a desarrollar una postura crítica hacia compañeros practicantes a los que consideraba que no ponían Dafa adelante, no hacían sacrificios, no se levantaban para FZN de la mañana, no hacían actividades proactivamente, no cruzaban las piernas en doble loto, no hacían la meditación de una hora, no eran totalmente honestos, etc., y solapadamente comencé a considerarme como mejor cultivadora que ellos. Hasta llegué a sentir que algunos practicantes consideraban que yo era una muy buena cultivadora. Y no logré iluminarme al peligro a la que esa mentalidad me iba a llevar.

Durante esa época me pregunté si Shifu me pondría alguna prueba en algún momento, porque para mí mi cultivación parecía andar sobre ruedas. Siempre había imaginado que las mayores pruebas serían físicas, nunca había considerado la sutileza de las pruebas, y cómo se filtran algunos pensamientos que se desvían del Fa hasta convertirse en nociones y pasar desapercibidos.

Al comienzo de mi cultivación había entendido que en dos años un cultivador genuino y diligente podría alcanzar el estándar para la perfección. Ahora me doy cuenta de que ese entendimiento estaba ligado a mi apego de considerarme superior a otros, de que yo podría irme rápido de este mundo humano de confusión y sufrimiento, y dejar atrás a toda esta ilusión. Mi iluminación era muy estrecha, irresponsable e ingenua en cuanto a que la cultivación es un proceso largo y doloroso en donde tenemos que pasar por todo tipo de pruebas para eliminar apego tras apego y el yeli acumulado vida tras vida; en medio de las tribulaciones tenemos que iluminarnos al Fa recto para alcanzar el nivel al que Shifu quiere llevarnos; y tenemos que salvar a la gente del mundo asistiendo a Shifu en la rectificación del Fa.Necesité pasar por ese arduo proceso de prolongados años para madurar e iluminarme a este principio.

Alejarse del cuerpo de practicantes es peligroso

El apego a la superioridad me llevó a diferenciarme de otros practicantes y a sentirme muy sola. Ese sentimiento de soledad me llevó al otro extremo de sentirme inferior, y luego envidiosa de los demás. Mi mente comenzó a volverse muy compleja y poco clara. Mi misión como Dafa dizi quedó plegada entre varios nuevos pensamientos e intenciones. Comencé a enfocar gran parte de mi energía en cómo complacer a los demás, incluso a la gente a la que intentaba aclararle la verdad. Mi sabiduría, inteligencia y claridad en el Fa se fueron debilitando.

En ese estado débil, comenzó a filtrarse en mí sutilmente el deseo de formar una familia para suplir mi soledad e inferioridad. Eso pareció abrirle la puerta a una concatenación de sentimientos que se me fueron de las manos y comenzaron a invadir mi mente violentamente: el qing, la imagen, el deseo de satisfacer un logro personal, y por último la lujuria. Fueron las viejas fuerzas que tomaron provecho de ese deseo que tuve de suplir un vacío buscando externamente, en vez de hacerlo desde el Fa; y aprovecharon la oportunidad para inocular una serie de nociones en mí que se alineaban a ese deseo, dándome la sensación de que se trataban de mi propia voluntad. No supe ver esto para nada, porque el qing y mis nociones condicionaron mi capacidad de ver e interpretar el Fa con claridad.

Me distancié del grupo de practicantes, del estudio del Fa grupal, de las reuniones de intercambio, y comencé a perseguir cosas que consideraba como “deudas” en mi vida común, como ser bailarina clásica, por ejemplo. Pasé por mucho sufrimiento y confusión. No pude iluminarme al hecho de que se trataba de una prueba mayor, y caí. Permití que las viejas fuerzas tomen provecho de mí.

Al dejar de participar en la coordinación de proyectos comencé a hacer cosas por mi cuenta generando excusas para pensar que serían buenas para Dafa. Pero en el momento en que uno no hace las cosas coordinadamente, dentro del cuerpo de Dafa, uno comienza a desperdiciar los recursos de Dafa y las capacidades que nos fueron dadas para Dafa.

Yo consideraba que mis búsquedas y entendimientos eran correctos, y no podía iluminarme a los principios de niveles más altos que me señalaban mis compañeros, porque si bien estudiaba todos los días, mi mente no estaba tranquila, y el Fa no podía entrar. Shifu dijo en la Lección Segunda de Zhuan Falun: ''Alguien que se ha cultivado y refinado hasta un cierto nivel, solo puede ver las escenas de ese nivel, él no puede ver las apariencias verdaderas más allá de ese nivel ni tampoco las cree, por eso solo considera correctas las cosas que ve en su propio nivel''.

Los practicantes me marcaban mis fallas y apegos, pero ya estaba totalmente bloqueada por nociones formadas y por otras vidas y no pude considerar ni entender lo que me querían marcar. Lo sentía como crítica y me sentía dolida y ofendida, sentía que todos estaban equivocados y que nadie entendía mi punto de vista, lo veía como algo totalmente injusto. Pero Shifu ha dicho: ''Al considerar las amarguras en la vida como injusticias contra uno mismo, muchas personas se derrumban y caen hacia abajo'', Lección Cuarta, Zhuan Falun. Cada vez que leo esta oración siento dolor, porque yo caí muy bajo por sentir injusticia ante la crítica.

En ese período en el que estuve poco clara, me dejé manipular por el demonio de la lujuria, y tuve relaciones impropias con el sexo opuesto. En ese momento tenía voces en mi mente que constantemente me daban fundamentos que justificaban mis acciones. Shifu dijo en “Los Dafa dizi tienen que estudiar el Fa”:

“El cuerpo humano tan bajo no tiene ninguna capacidad, aquello con lo cual encaja tu reino de pensamiento es lo que te manipula. Es decir, cuando las vidas de distintos niveles descubren qué quieres, a qué te apegas, justamente encajas con esas, entonces esas generan un efecto, y hasta te dirigen”.

Eran pocos los momentos de conciencia lúcida que tenía, y en esos instantes sentía que había arruinado mi vida y mi pureza, y que vivía una vida totalmente incongruente. Había traicionado a Shifu y no estaba al estándar del Fa, por ende sentía que vivía en las sombras. Me deprimí y arrepentí profundamente.

Intentando salir de este estado fue que conocí a quien luego se convirtió en mi marido; una persona común con cierto estándar moral bueno e intenté corregirme y actuar rectamente esta vez.

Tuve, además, un accidente que sirvió como un despertar de conciencia. Durante una clase de ballet me caí y me rompí un hueso de la columna. Me di cuenta de lo ridículo de mis búsquedas obstinadas estando lejos del grupo de cultivadores y de la coordinación. Esta caída me dio el envión para dejar todas mis búsquedas humanas. Regresé al grupo de practicantes con mi corazón pesado y arrepentido, y expuse frente a todos mis apegos y mis búsquedas. Todos me marcaron mis nociones y me ayudaron a salir adelante. En el trabajo me dieron casi un mes de reposo, pero yo me repuse al poco tiempo, y utilicé ese tiempo libre para participar activamente en las actividades de Dafa. Entiendo que Shifu me tuvo una enorme compasión y sanó rápidamente mi columna, además aprovechó esta tribulación para ayudarme a que me iluminase y regrese al grupo. Me uní al estudio grupal del Fa todas las mañanas, éramos pocos en esa época. También regresé con todo mi corazón a las reuniones de intercambio todos los sábados. Mi estado comenzó a mejorar, y comencé a involucrarme nuevamente de forma activa en las actividades.

Leer Minghui todos los días fue una bendición para mí en ese momento frágil de mi cultivación; cada experiencia señaló un apego mío y me recordó la forma en que un cultivador enfrenta las tribulaciones.

Shen Yun estaba por regresar, y la coordinadora me urgió a que me case para cumplir con un estado moral básico en la sociedad y como cultivadora. Me casé y sentí un gran alivio en mi corazón, me sentí más estable y madura, sin el peso de los deseos y la lujuria que desestabilizaban la claridad de mi conciencia. Mi mente y mi corazón estuvieron más limpios y estables, y ya no tuve inconvenientes o malos entendidos con miembros del sexo opuesto, como solía ocurrirme antes.

Si bien mi estado mejoró, nunca alcancé el estándar de los cultivadores que Shifu mencionó en Enseñando el Fa en el Fahui de Nueva York 2010: “los que son puros y simples, que tienen los pies firmes sobre la tierra”. En el fondo de mi mente, casi oculto, aún tenía una sensación de injusticia y rencor hacia otros practicantes por haberme “abandonado” cuando estuve mal y cuando caí. Claro que no me habían abandonado, yo no supe escuchar cuando me llamaban. Estos pensamientos que se mantenían al fondo de mi mente me detenían en mi cultivación, me desestabilizaban, me hacían sufrir, y no me permitían poder avanzar más pasos hacia adelante. Participaba activamente de varios proyectos, pero siempre estaba susceptible; cualquier cosa que me decían o marcaban, yo estaba siempre a la defensiva; aun cuando la crítica no se dirigía a mí.

Sentía envidia hacia otros practicantes que eran más simples que yo, y que se comportaban de forma natural, porque mi mente era muy rebuscada y yo no podía actuar de forma natural como los otros. Veía que muchas practicantes nuevas eran muy diligentes, y tenían confianza entre ellas para hablar abiertamente sobre sus apegos y nociones del día a día y ayudarse entre sí. Algo sano e importante en nuestra cultivación. En cambio yo siempre había compartido mis apegos a modo de emergencia, cuando estos ya se habían vuelto muy grandes. Muchas veces me sentía incómoda entre practicantes en esas situaciones, sentía que me miraban y veían mis apegos y no me lo decían. Todavía no estaba preparada para realmente considerar lo que otros veían en mí y mirarme internamente.

En esa época en que yo había vuelto al grupo pero aún no me sentía parte del grupo y de la coordinación, me dolía la cabeza constantemente y ocurría un fenómeno: en mi mente escuchaba violines desafinados todo el tiempo que me aturdían. Vivía con una especie de miedo y de culpa y no podía pensar de forma completamente racional. Sentía que la coordinación era como un concierto en donde todos armonizaban dentro de una misma melodía, pero mantenía en mi mente pensamientos, nociones y apegos, y no lograba afinar y armonizar con el grupo.

Trabajar como un cuerpo, siguiendo la coordinación, es la forma de avanzar

Shen Yun regresó a Argentina en 2012, 2014, 2015 y 2016. La coordinadora de la Asociación de Dafa impulsó a todos los practicantes a mirarse internamente de forma más profunda, a exponer nuestros apegos, y a quitarnos las cosas más sucias como la lujuria y la envidia, para alcanzar el estándar de un Dafa dizi y la pureza para recibir al proyecto sagrado de Shifu: Shen Yun. También impulsó la seriedad en el estudio del Fa diario. Todos comenzamos a considerar el estudio del Fa de las mañanas cara a cara como algo fundamental para nuestra cultivación, sin importar lo lejos que vivamos o cómo nos sintamos físicamente. Decidimos estudiar hombres por un lado y mujeres por el otro, para mantener la pureza del grupo y evitar el desarrollo de qing y lujuria entre practicantes. Decidimos leer al unísono, y esto nos ayudó a estar más concentrados y despiertos en el estudio. Especialmente, nos ayudó a ser más humildes al escuchar a otros practicantes para poder seguir el ritmo y no querer sobresalir. Nuestro entendimiento grupal del Fa se elevó muchísimo poco a poco, y así, nuestro estándar moral se elevó.

Esto tuvo un impacto tremendamente positivo en nuestros esfuerzos de coordinación. Estudiar el Fa todos los días y vernos cara a cara todos los días nos permitió a todos poner Dafa adelante en cada día de la semana. Además, después del estudio del Fa de cada mañana, aprovechamos para compartir sobre nuestros entendimientos y apegos, y comenzamos a desarrollar más confianza mutua. Al conocernos bien, ahora logramos detectar apegos y nociones perniciosas entre nosotros más tempranamente, antes de que se desarrollen en algo dañino.

El esfuerzo de la coordinación de la Asociación de Dafa fue incondicional en todo este período, y yo nunca hubiese podido salir adelante sin ese impulso recto y constante, y sin el apoyo del cuerpo de cultivadores.

Redescubriendo la fe en Shifu y regresando al estado de cultivación genuina

Gracias a este gran impulso del cuerpo de cultivadores, cada vez que vino Shen Yun logré poner todo mi esfuerzo físico, compromiso y responsabilidad para lograr hacer bien lo que me tocaba hacer, por más arduo y difícil que pareciese.

Sin embargo, siempre tuve conflictos de coordinación, y en el fondo de mi corazón siempre mantuve una sensación de tristeza y de dolor. Nunca pude quitarme el peso de las manchas en mi cultivación del pasado. A pesar de las grandes mejoras, en el fondo de mi corazón sentía que ya había perdido la posibilidad de lograr el estándar para perfección en Dafa, y que solo me quedaba compensar todas mis faltas con el Creador poniendo todo mi esfuerzo humano posible. Me dolía ya no estar más en el frente de batalla para Dafa, porque cuando comencé mi cultivación yo sentía que yo era parte de Dafa, que Dafa lo era todo, y que mi vida total era para Dafa y que mi fe en Shifu era total. Ahora sentía que yo ya no tendría la oportunidad de elevarme un paso más, y que por todas mis fallas yo ya quedaría como una practicante mediocre, a un nivel bajo, en definitiva, esto significaba que mi fe en Shifu era muy pobre. Nuevamente no me di cuenta de que este era un pensamiento manipulado por las viejas fuerzas, era un pensamiento egoísta que escondía el apego a no querer hacer esfuerzos aún más grandes para avanzar, esfuerzos que no se tratan solo del desgaste físico, sino más bien de mirar adentro mío más profundamente para sacar de raíz todas las nociones no alineadas con el Fa y de considerar a los demás.

Un día, tuve otra caída en donde se desplazaron mis dientes y casi los pierdo. La radiografía indicaba que las raíces se habían muerto, y la dentista quiso hacerme un tratamiento de conducto inmediatamente para que las raíces no se pudriesen. Mi primer pensamiento fue: “no, gracias, mis dientes están bien”. Ella se preocupó asegurándome que al poco tiempo mis dientes quedarían marrones. Al mes siguiente regresé para mostrarle mis dientes perfectamente blancos y para contarle de Dafa. Ella se maravilló y dijo que nunca había visto algo así. Esta experiencia nuevamente fue una pista para recordar que Shifu está siempre a mi lado y que nunca me abandona.

Esta experiencia despertó en mí un nuevo estado de lucidez, en el que me decidí a ponerle fin a mi estado deprimente y valorar el grandioso Fa de Shifu. Los periodos de vacaciones de verano siempre fueron momentos en los que pude avocarme a estudiar el Fa de lleno con una mente clara y a encarar nuevamente la cultivación con una firmeza renovada. Durante muchos años no fui constante en el refinamiento del gong. En enero de 2015 me decidí a hacer los ejercicios todos los días y lo sostuve. Mi ánimo y estado mental se volvió más liviano y con menos pensamientos, y mi energía y capacidad para hacer las cosas de Dafa se volvieron más amplias.

Tuve un sueño muy vívido en donde ingresé a un enorme arcoíris que rodeaba al mundo entero. Al ingresar, todo mi cuerpo sintió un cosquilleo eléctrico, vertiginoso pero placentero. Cuando desperté sentí que mis canales de energía se habían abierto y que mi gong se había elevado, y más importante, sentí que me había conectado a la circulación de energía del cuerpo entero de Dafa y los practicantes. Que había ingresado a la coordinación.

El cambio más radical y fundamental que experimenté en toda mi cultivación fue a partir de enero de 2016, cuando me decidí a estudiar el Fa con mi plena conciencia y a transcribir Zhuan Falun. Zhuan Falun cobró un total nuevo sentido para mí, cada oración me reveló un nuevo y más profundo significado, y me iluminé a un nivel del Fa al cual nunca antes había alcanzado. Por primera vez pude ver verdaderamente cuán tonta fui durante tanto tiempo, de tener el FoFa del universo en mis manos y no poder verlo. Sentí pena por cómo había transitado mi camino y al mismo tiempo me sentí compasión, porque supe que no todo había sido en vano si ahora por fin lograba entender al menos una pequeña parte del Fa. Por primera vez sentí que realmente estaba estudiando el Fa. Antes simplemente había leído el Fa, y por eso no podía verdaderamente mirarme internamente desde el Fa de los altos niveles ni elevar mi entendimiento y mi xinxing.

En la Lección Novena de audio en Guangzhou cuando Shifu habla sobre Wu, iluminación, Shifu dice —no textualmente— que se trata de la habilidad de entender la cultivación, de entender el Fa que Shifu enseña y todas las tribulaciones con las que nos enfrentamos —de si las superamos y las desciframos o no— y del alcance de nuestro entendimiento. En la Lección Primera de Zhuan Falun, Shifu dice: ''si no se sabe el Fa dentro de los niveles altos, no hay Fa para cultivarse; si no se cultiva hacia el interior y no se cultiva y refina el xinxing, el gong no crece''.

Sentí que comenzaba mi cultivación nuevamente, con la pasión del principio, con la base sólida del Fa y el refinamiento del gong del principio. Shifu dijo en Enseñando el Fa en el Fahui internacional de Gran Nueva York 2009: "Por eso se dice que al cultivarse como si recién se empezara seguramente se obtendrá el Fruto Recto".

Me di cuenta de que estaba emprendiendo el camino hacia mi ser original y verdadero, y que mis pensamientos verdaderos comenzaban a exteriorizarse. Shifu dijo en “Los Dafa dizi tienen que estudiar el Fa”:

“…sus verdaderos seres lo tienen muy en claro, es solo que por la acumulación de conceptos y experiencias formados por los factores de los Tres Reinos y estas cosas no buenas, es como si estuvieras enterrado en tierra, y el pensamiento verdadero no puede volver a exteriorizarse, por eso tienes que cultivarte. Es decir, tienes que arrastrarte hacia afuera, salpicando estas contaminaciones, lavarte y purificarte a ti mismo”.

Una base sólida en el Fa me hizo estar preparada para considerar mejor nuevas pruebas en la cultivación. Durante mucho tiempo no entendí por qué yo no lograba coordinar fluidamente, y por qué a veces mis palabras o ideas generaban conflicto, especialmente durante Shen Yun. Faltaban tres meses para que Shen Yun viniese por quinta vez a Buenos Aires, y estábamos definiendo la imagen de la cartelería pública del espectáculo. Mi idea sobre el diseño de un cartel me parecía lógica, pero la coordinadora no lo consideraba así, y siempre que yo daba una opinión parecía que yo irrumpía toda la coordinación y la armonía, y hacía que la coordinadora se preocupase y se sienta desesperada y desesperanzada por mi actitud. La coordinadora me dijo que había una energía gris en mí que tapaba los carteles, causada por mis nociones de lo que yo pensaba que está bien.

Esta vez me decidí a no considerar mi propia lógica, a no culpar a los demás, y a mirarme internamente. Tomé la decisión de no estar a la defensiva y realmente descubrir qué era lo que tenía en mí que generaba conflicto e interferencia en la coordinación para Shen Yun que se había logrado con tanto sacrificio. Decidí hacer un esfuerzo mayor y no enfocarme más en el otro y en qué tiene el otro, sino en mí, en donde está mi error. Me dolía seguir teniendo cosas que preocupaban a los demás y a la coordinadora. Anteriormente yo hubiese dejado pasar esta preciosa oportunidad; hubiese aceptado a regañadientes, y hubiese escondido un remordimiento interno hacia la coordinación, hacia otros practicantes, y hacia el resultado en la venta de entradas de Shen Yun. Pero gracias a una base sólida en el estudio del Fa, mi parte divina comenzó a aflorar, y recordé el Fa de Shifu sobre buscar hacia el interior ante conflictos en “Qué es un Dafa dizi”. Shifu dijo:

“Que todos piensen de esta forma, en el primer pensamiento piensen en sí mismos y piensen en el problema; quien no lo hace así, no es un cultivador verdadero de Dafa. Esta es el arma mágica del xiulian, esta es una de las características de la cultivación de nuestros Dafa dizi. Cuando enfrentas cualquier asunto, el primer pensamiento es pensar en uno mismo, esto justamente se llama “buscar hacia el interior””. (Qué es un Dafa dizi)

Durante todo ese día en mi mente solo tuve un pensamiento: el deseo de salir de la ilusión, de la estupidez de mi ego que empañaba toda mi visión y todo mi propio ser, de no dañar a otros practicantes, de no dañar el proyecto de Shifu. Pensé en mis compañeros practicantes que estaban haciendo un esfuerzo inmenso con una entrega total. Me pregunté y me pregunté dónde estaba mi error, y no lo pude ver. Entonces llamé a una compañera practicante involucrada en el diseño de los carteles. Llamarla a ella fue romper con una gran noción mía, porque yo no suelo compartir con ella, nunca desarrollamos qing entre nosotras, ni confianza como para compartir sobre apegos de forma más íntima en la cultivación. Siempre la consideré como una practicante seria y comprometida. Por todos estos motivos, me pareció la practicante más adecuada para preguntarle su opinión y para que me marcase mi apego, sin suavizarlo con qing, poniendo el proyecto primero. Lo que me dijo fue extremadamente valioso. Me dijo que en mis palabras yo reflejaba desprecio hacia lo que los otros veían, que me enfocaba en lo que los otros hacían mal; que el uso de mis palabras generaba malentendidos de que los otros estaban haciendo las cosas mal.

Me di cuenta de que no había eliminado mi apego de engreída y superioridad. En vez de dar mi opinión o sugerencia de forma simple sobre cómo algo puede mejorarse, me enfocaba siempre en lo que otros hacían mal, pensando en que los otros no habían hecho lo que debían hacer y que no eran lo suficientemente inteligentes. Me di cuenta de que solía dar mis sugerencias tarde y con crítica, ya después de que todos habían opinado y llegado a un acuerdo, y que volcaba así materia negra sobre lo que ya estaba decidido. Yo había insistido en un pequeño cambio en un cartel hasta casi desmantelar lo que ya estaba coordinado, en vez de dejar las cosas en manos de Shifu.

Al día siguiente pedí disculpas al grupo y agradecí por esa preciosa oportunidad.

Shifu dijo en la Lección Primera de Zhuan Falun: “Con apenas una pequeña elevación del reino de conciencia, algunas de las cosas malas propias ya son eliminadas”. Después de haberme mirado internamente pude elevar mi reino de conciencia, mis pensamientos fueron mucho más simples. Comencé a poder trabajar de forma coordinada y con mayor lucidez, y a estar nuevamente en el frente de batalla; Shifu ya podía utilizarme. Mis opiniones comenzaron a servir para Dafa porque estaban en mayor armonía con el Fa y con el grupo. Mis capacidades se reabrieron y pude actuar y pensar más rápido y hacer varias cosas al mismo tiempo para Dafa, sin intención ni apegos, solo con el corazón.

Un mes después, viví otra experiencia que me hizo darme cuenta de que aún mantenía corazones de injusticia y que todavía no dejaba las cosas en manos de Shifu. Tuve que coordinar unas traducciones legales para Shen Yun a último momento, para que los artistas pudiesen ingresar al país. Esto involucró pedir ayuda a profesionales para que hagan un trabajo complejo y extenso en pocos días. Ninguno de los conocidos que podían hacerlo aceptando un poco de canje estaba disponible para hacerlo en tan poco tiempo, el trabajo era muy costoso y no contábamos con el dinero. Sentí injusticia hacia el practicante que se había olvidado de avisar que este documento legal había llegado a la oficina hace un tiempo, porque eso hubiese ahorrado mucho esfuerzo y tiempo, y estos traductores hubiesen podido hacerlo sin costo. Sin embargo apareció una nueva traductora disponible que logró entender la misión de Shen Yun y de Dafa, y se comprometió a hacer el trabajo en un tiempo record por muy poco dinero y con mucho esfuerzo coordinado entre un par de practicantes. Cuando todo estuvo listo para enviarse, resultó que desde Nueva York avisaron que lo enviemos en una semana más. Sentí injusticia porque habíamos corrido contra reloj, y me sorprendí al ver que la practicante que coordinaba esto y que había puesto el mayor esfuerzo estaba muy tranquila y no se quejó, dijo que todo estaba en manos de Shifu. Me quedé estupefacta, no había considerado dejar siempre todo en manos de Shifu, aún tenía mucho de qué iluminarme y de qué aprender de mis compañeros practicantes.

Dos semanas antes de que llegue Shen Yun tuve otra prueba, pero esta vez mayor. Luego de varios diagnósticos con los mejores profesionales, a mi marido le indicaron que debía operarse la columna de urgencia porque corría riesgo de perder total sensibilidad en sus piernas, y que quedaría postrado durante dos meses en recuperación luego de la operación. En el momento en que me informó sobre esto yo le resté importancia, no me detuve y continué con las actividades de promoción de Shen Yun. Pero él se sintió abandonado por mí, se quitó el anillo de casamiento, lo tiró fuertemente al suelo y se perdió entre los pasillos; dijo que nuestro matrimonio se terminaba y se fue con un portazo. Esa escena me impactó. Le pedí ayuda a Shifu para entender dónde estaba mal y qué no estaba pudiendo ver en mí. Aún tenía un gran egoísmo, y si no superaba esta prueba yo afectaría mi parte en la coordinación para la venida de Shen Yun.

Llamé a una compañera practicante para contarle y me dijo que me calmase, que no pensara en nada y que haga como si nada hubiese ocurrido. Seguí transcribiendo el Fa, y luego llamé a otra practicante veterana que me dijo algo que me impactó, me dijo: “¿Qué pensaste en el momento en que te enteraste de la operación?” y yo le dije que no había pensado en nada. “¿Estás segura? un mínimo pensamiento que se filtre puede generarte una gran interferencia”, me insistió. Me di cuenta que yo sí había tenido ese mínimo pensamiento; me había dado pena el sufrimiento de mi marido. Justo había terminado de transcribir un pasaje de la Lección Sexta que dice: “Cuanto más temes, más se parece a una enfermedad, pues este corazón tuyo sí o sí tiene que ser descartado; se hace que recibas esta lección para que tu corazón de miedo sea eliminado y te eleves”. Me di cuenta que en el fondo de mi mente aun guardaba temor. Esta practicante me dijo que no puedo dudar un instante, que yo tengo que tener fe absoluta y total en Shifu y que debo dejar todo en sus manos.

Siento que fue la primera vez en mi cultivación en que me di cuenta realmente sobre qué significaba tener fe en Shifu. Creo que antes de este momento me había enfocado tan solo en mis habilidades y en el progreso en mi cultivación para sortear dificultades, pero no había entendido hasta ese momento qué significa dejar todo en las manos de Shifu. Crucé las piernas en doble loto e hice FZN. En todo mi ser sentí la presencia de Shifu y la sabiduría del Creador, tuve una fe total. Inmediatamente tuve una sensación de paz y tranquilidad. Luego de unas horas mi marido regresó a casa, yo encontré el anillo en un pasillo, se lo puse en el dedo, y él se disculpó conmigo sinceramente por haberlo tirado; dijo que no supo por qué había hecho y dicho tales cosas, que estuvo mal. Luego de unos días me dijo que se sentía mejor de la columna y que no se operaría hasta después de Shen Yun, para no interferirme con las actividades, porque sabía que yo tendría que estar cuidando de él cuando esté postrado. Finalmente, y para sorpresa de los médicos, mi marido se mejoró radicalmente y le indicaron que la operación ya no era necesaria. Experimenté el milagro de la fe en Shifu; no solo uno se eleva cuando pone todo en manos de Shifu, sino que cada ser consciente a nuestro alrededor y en nuestro universo se eleva también.

Shen Yun regresa todos los años a Argentina. Cada año siento que mi estándar no es suficiente para algo tan sagrado, y que si no logramos el estándar requerido entre todos, Shen Yun no volverá. Pero Shen Yun sigue viniendo. Entonces, entendí que nosotros no elegimos si Shen Yun viene o no; entendí que no tenemos elección porque se trata de lo que Shifu quiere, y que nosotros simplemente tenemos que correr para alcanzar el estándar, sin mirar atrás.

Agradezco profundamente a la inconmensurable compasión de Shifu por darme incontables oportunidades. Agradezco tanto a nuestra coordinadora local y a cada uno de los practicantes, por empujarme hacia delante, enseñarme a tener humildad y a avanzar juntos como un cuerpo.

Por favor, señalen cualquier cosa que esté fuera del Fa.

(Leído en la Conferencia de Intercambio de Experiencias de Argentina 2016)