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Un encuentro milagroso

Dic. 14, 2016 |   Por un practicante de Falun Dafa de la provincia de Heilongjiang

(Minghui.org) Hace diez años, yo era una persona diferente. En aquel entonces, sufría encefalitis, tiroiditis y atrofia muscular. Frecuentemente me sentía mareado, y mis piernas estaban débiles. Nada parecía ayudarme, y mis doctores declararon que mi estado era irreversible.

Un día, en abril de 2016, abrí mi puerta y vi a una anciana sentada fuera. Estaba lloviznando, así que la invité a entrar y a cenar con mi familia.

Después, ofreció pagarme 20 yuanes. Cuando los rechacé, me ofreció un libro que se llamaba Zhuan Falun (las enseñanzas principales de Falun Dafa) y me pidió que lo leyera.

Abrí el libro y descubrí capas sobre capas de caracteres chinos que se movían. Intenté preguntar a la anciana por qué el libro parecía ser tan diferente de los demás libros, pero la anciana ya se había marchado.

Leía el libro siempre que tenía ocasión. Un día, pensé para mí, que quizás había llegado el momento de creer en budas. Justo entonces, vi el carácter chino “Buda” aparecer sobre la ventana, había también un Falun girando encima. Comprendí, inmediatamente, que debía practicar Falun Dafa.

Mi atrofia muscular parecía empeorar durante los meses que empecé a leer Zhuan Falun. Me volví un poco aprensivo, me preguntaba qué era lo que no iba bien. Entonces recordé a la anciana que me dio el libro y deseé que pudiera estar junto a mí para responder a mis preguntas.

Para mi sorpresa, apareció en mi puerta al día siguiente y me preguntó: “¿Qué necesita de mí?”. Me asombró que pudiera leer mi mente y que se presentara sin haberla invitado.

Le dije que mi estado parecía estar empeorando. Me aseguró: “El Maestro Li (el fundador de Falun Dafa) está purificando tu cuerpo”.

Ya había cumplido los 80 años, pero aún conservaba su tez sonrosada. Me sentía cómodo con ella y creí que me decía la verdad.

Tomé en cuenta lo que me dijo y seguí leyendo el libro. Antes de que me diera cuenta, todos mis síntomas habían desaparecido.

La anciana nunca me reveló quién era, pero no me cabe ni la menor duda de que el Maestro Li la envió para que me guiara hasta el umbral de la cultivación en Falun Dafa. Doy las gracias al Maestro por devolverme la salud y por darme una nueva visión de la vida.