(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa cuando estaba en la secundaria. Uno de mis profesores me dio una copia de Zhuan Falun, y lo leí de principio a fin, sin parar. Acepté todos los principios que el Maestro explicaba en el libro y de inmediato entendí por qué estaba aquí en este mundo.

Ahora ya son 20 años que practico Falun Dafa. A pesar de que he tenido muchos altibajos, nunca me di por vencido en mi cultivación. Primero, cuando la persecución empezó, fui a Beijing a apelar por el derecho a practicar Falun Dafa. Pronto fui detenido y expulsado del colegio. Sin embargo, no me arrepentí de haber ido a Beijing y haber seguido al Maestro. Pienso en él y en Dafa todo el tiempo incluso cuando estoy en situaciones muy difíciles. No hubiese llegado hasta donde estoy si no hubiese sido por la protección del Maestro.

Una vez que comencé la cultivación, me mantuve alejado del alcohol y el cigarrillo, pero nunca presté demasiada atención al tema de comer carne. Otros quizás comían algunos pedacitos de carne, pero yo podía comer un plato entero. El Maestro me avisó muchas veces a través de la boca de otras personas que necesitaba dejar este apego. Incluso tuve dolor de estómago luego de comer carne, sabía que tenía que eliminar este apego pero simplemente no podía corregirme.

Este es un apego que ha estado desde el comienzo de mi cultivación. Año tras año pasaba y todavía no podía corregirme. Veinte años más tarde una pequeña tribulación se convirtió en una prueba de vida o muerte.

Hace un mes, comí muchísimo en el casamiento de un colega. Al día siguiente no podía mover todo el lado izquierdo de mi cuerpo. Tuve dificultad en levantarme y ni siquiera podía hablar claramente. En ese momento no pude entender la causa de los síntomas de esta enfermedad.

Mi hermana, también practicante de Dafa, vino para ayudarme a enviar pensamientos rectos. Apuntó directamente a mi apego de comer carne y al hecho de que no había practicado los ejercicios de Falun Dafa lo suficiente. Mientras ella hablaba, la imagen de Pigsy (el cerdito del Rey Mono) apareció en mi mente. Pigsy falló en su cultivación porque tenía demasiados apegos. No quería ser como él. En ese momento, decidí parar de comer carne desde ese día.

No pude ir a trabajar, entonces me puse a escuchar las lecciones del Maestro todo el día. Al segundo día logré levantarme. Al tercer día, fui al trabajo pero caminaba rengueando. Mi colega me ayudó a caminar hasta la oficina, pero luego secretamente llamó a un taxi para llevarme a un hospital. Mientras estaba en el taxi, me dije: “soy un practicante de Dafa y no debería ir al hospital”. Pedí ayuda al Maestro. 

Al cuarto día, ya podía caminar con normalidad.

Este incidente hizo que me diera cuenta de que cuando encontramos un apego, debemos tratar de sacárnoslo de encima y eliminarlo de inmediato. Si sabemos que lo tenemos pero dejamos que exista, una prueba pequeña puede convertirse en una prueba de vida o muerte. Estuve en un serio dilema por no haber eliminado el apego a la carne. Si no hubiese tenido la protección del Maestro y pensamientos rectos, podría haber muerto por no haber dejado ir el apego a la carne.

Desde entonces corté completamente la carne de mi dieta. Algunas personas se sorprendían al verme y me sugirieron que tan sólo comiera menos carne para evitar malnutrición. Desde el Fa me di cuenta que como cultivador genuino no tendría malnutrición.

Pronto encontré mi brecha: Tenía la mentalidad de ser una persona superior por convertirme en un practicante. Me sentía contento conmigo mismo y no presté demasiada atención a las pequeñas cosas. Pero en la cultivación uno debe eliminar sus apegos. No podemos quedarnos con ninguno de ellos.