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Un niño de ocho años ayuda a su familia a renunciar al partido comunista chino

Dic. 12, 2016 |   Por un practicante de Falun Dafa en Chongqing, China

(Minghui.org) La Sra. Li y yo practicamos Falun Dafa. Fuimos a un pueblo en el campo para contarle a la gente acerca de la persecución y ayudarles a abandonar al partido comunista chino (PCCh).

En una casa, los residentes, una pareja de 60 años, estaban alimentando a sus pollos. Les saludamos, pero no prestaron mucha atención. Le dije al hombre que sus pollos parecían sanos.

“Estamos aquí con información importante para su seguridad”, dije.

El hombre se mostró indiferente y respondió: "¿Qué quieres decir? Lo estamos haciendo bien”.

Cuando la Sra. Li comenzó a hablar con ellos acerca de Falun Dafa, la mujer le preguntó si practicábamos, y yo le dije que si. El hombre dijo: "¿Cómo te atreves a venir aquí para hablarnos de Falun Dafa?".

La Sra. Li continuó: "El núcleo de las enseñanzas de Falun Dafa es Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Nuestro Maestro nos dice que sigamos estas tres palabras, nos cultivemos para ser desinteresados, y siempre pongamos a otros primero. ¿Cree usted que la Verdad-Benevolencia-Tolerancia está mal?".

“Entonces, ¿por qué el gobierno no le permite a la gente practicar?”, preguntó el hombre.

Le dije: "Déjame explicarte con más profundidad. Falun Dafa enseña a las personas a ser buenas, y las que lo practican son muy saludables. En poco tiempo, 100 millones de personas empezaron a practicar, superando el número total de miembros del PCCh. El ex presidente chino Jiang Zemin estaba celoso de su popularidad y temeroso de que perdería el control sobre la gente. Para construir la propia reputación de la práctica, abusó de su poder para calumniar a Falun Dafa y organizó el incidente de autoinmolación en la Plaza de Tiananmen. Él saqueó los recursos financieros de la nación para perseguir y reprimir a Falun Dafa”.

Justo en ese momento, un chico joven salió a saludar, llamando a sus abuelos. Cuando nos vio, se detuvo bruscamente.

Él dijo: "¡Tenemos invitados! Por favor siéntate. Te traeré algo de beber”.

Un chico tan educado no era un niño corriente. Después de que nos atendiera, comenzamos a charlar con él. Nos dijo su nombre, edad y que estaba en tercer grado. Se expresaba con mucha madurez.

La Sra. Li le preguntó: "¿Llevas puesto el pañuelo rojo?" (Significado: "¿Eres miembro de los jóvenes pioneros, una organización juvenil del PCCh?").

“Yo solía hacerlo, pero ya no”, respondió el niño.

"¿Por qué?", pregunté.

Dijo: "Porque leí un folleto llamado Entendimiento. Decía que la bufanda roja estaba teñida con sangre de personas muertas. He oído hablar de fantasmas, y si eso es cierto, ¿no tendría fantasmas en él? Eso no puede ser bueno, y por eso ahora me niego a usarlo".

"¡Bien dicho!", respondió la Sra. Li. “Cuando te uniste a los jóvenes pioneros, hiciste un juramento, lo que significa que entregaste tu vida a los fantasmas, ¿verdad?”.

"Verdad", dijo el muchacho.

La Sra. Li dijo: "¿Qué tal si te ayudo a dejar de ser miembro de los jóvenes pioneros? Entonces estarás a salvo”.

Él aceptó. Me preguntó si quería ayudar a su abuela y su abuelo a dejarlo también.

Su abuelo dijo sin pensar: “¿Qué sabes, si sólo eres un niño?”.

Él dijo: "¡Lo sé! Ese folleto dice que 240 millones de personas ya han abandonado el partido. Sólo si abandonas el partido puedes estar a salvo”.

Se dio la vuelta y le dijo a la Sra. Li: "Por favor, renuncie al PCCh en nombre de mi abuelo y mi abuela".

La Sra. Li dijo: "Eso no contaría. Tienen que tomar esa decisión ellos mismos".

Con los ojos llenos de lágrimas, el muchacho dijo: “Abuelo, abuela, si no renuncian, cuando llegue la calamidad, no estarán a salvo. ¡No quiero vivir sin ustedes!".

Su abuela se acercó y le dio un abrazo al chico. Dijo: "No te preocupes. ¡El abuelo y yo vamos a renunciar!". El chico sonrió.

Cuando el padre del chico llegó, el chico le contó lo que sus abuelos habían hecho y le preguntó si él y su madre también renunciarían.

“¿Qué piensas?”, preguntó su padre.

Él contestó: "Esta señora dijo que tienes que tomar la decisión por ti mismo. No puedo decidir por ti”.

“Muy bien, que esta amable dama nos ayude a abandonar al PCCh con nuestros verdaderos nombres”, respondió el padre.

"¡Genial!", gritó el muchacho. "Ahora estamos todos a salvo". Nos dio las gracias.

Les dije: "Recuerden las palabras 'Falun Dafa es maravilloso, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es maravillosa'. Estas palabras te mantendrán a salvo a ti y a tu familia en cualquier desastre".

Les di folletos para leer y seguimos nuestro camino. El muchacho dijo que esperaba que volvamos a verlo. Luego repitió: "¡Falun Dafa es grandioso!" y "¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es maravilloso!".

Este niño de ocho años ayudó a toda su familia a dejar al PCCh.