(Minghui.org) Al principio, cuando aprendí Falun Dafa, no tenía un entendimiento claro y completo del qing o sentimentalismo. Mientras más me centraba en mis sentimientos y opiniones personales, más atrapada estaba en la lógica y los valores de la gente común, y más me metía en problemas.

Algunos incidentes recientes me despertaron y también me revelaron el majestuoso, pacífico y armonioso estado mental que podría alcanzar una vez soltados el qing y el ego.

Crisis doméstica

Mi suegra se quedó en mi casa por unos días, cuando su casa estaba siendo renovada. Una mañana, antes de que mi esposo se fuera a trabajar, estaba conversando con ella en la sala de estar. Vi que había una colcha que se había quedado en un sofá y fui a recogerla.

Mi marido me regañó: “¡Mira cuánto tiempo libre tienes todo el día! La puse allí para que se seque, y tuviste que venir a doblarla, desatendiendo tantas otras tareas del hogar".

Este estallido de mi marido me avergonzó e hirió profundamente. No me di cuenta de que su agresivo sarcasmo delante de mi suegra era una prueba para mí.

Le dije: "No sabía que estabas secando esta colcha. Generalmente, yo soy quien las dobla y guarda, porque a ti se te olvida hacerlo". Él se enfureció y comenzó a atacarme con un lenguaje vulgar.

Contuve mi genio y traté de razonar con él, lo que agravó la situación aún más. Saltó y se paró justo en frente de mi cara, me apuntó con su dedo y me amenazó: "Si dices una palabra más...". Entendí que me golpearía si me atrevería a decir una palabra más. Había aprendido por experiencia que no debería seguir irritándolo y agrandar el asunto, por lo que me eché atrás.

El fuerte sentimiento de que me había ofendido me hizo protestar otra vez. Se levantó de un salto y me amenazó otra vez: "Una palabra más...".

Retrocedí nuevamente, pero no pude reprimir mis fuertes sentimientos, y ocurrió lo mismo una tercera vez. Finalmente, me dijo que me fuera, me amenazó con el divorcio y se salió a trabajar.

Mi dignidad y autoestima estaban gravemente heridas. La idea de una familia feliz y un marido confiable parecía un mito. Sentía que ya no podía confiar en nadie más que en mí y lloré durante horas.

Cuando me calmé, me pregunté: "Como practicante veterana, ¿cómo pude dejar que la situación se me fuera de las manos de esta manera? Pensaba que era buena para aguantar todo tipo de cosas. ¿Qué pasó hoy?".

Estaba muy arrepentida y enojada conmigo misma. Me di cuenta que mi tolerancia se basaba en el qing entre marido y mujer. Pensaba que, ya que mi marido tenía mal genio, debía aguantar más para mantener unida a la familia. Me di cuenta que mi cultivación había quedado en un nivel superficial.

Después de que sucedió esto, fui capaz de eliminar, a un cierto grado, el qing que me había mantenido en un nivel bajo de cultivación. Empecé a tratar bien a mi esposo sin esperar nada a cambio y pude entender mejor lo que nos enseñó Shifu:

“Si este qing no se corta, no puedes cultivarte y refinarte. Si el hombre salta afuera de este qing, nadie es capaz de tocarlo, los corazones de la gente común ya no pueden moverte, y el qing se reemplaza con la misericordia, que es algo más noble. Por supuesto, no es fácil cortar esta cosa de una vez, la cultivación-refinamiento es un proceso largo, un proceso para quitar lentamente tus corazones de apego; no obstante, debes exigirte a ti mismo estrictamente”. (Zhuan Falun)

Esta prueba fue un punto de inflexión en mi cultivación. Cuando, posteriormente, me encontré con pruebas en situaciones similares, tuve la mente clara y fui capaz de liberarme del qing y mantener mi xinxing. Ya no traté de justificarme en lo absoluto y las situaciones aparentemente imposibles se disolvieron rápidamente.

Conflictos con practicantes

Otro incidente involucró a practicantes. Había estado colaborando con cierto practicante para un proyecto, cuando un segundo practicante habló con mi colaborador y le planteó sus inquietudes acerca de mi manera de hacer las cosas. Entonces, el primer practicante me hizo preguntas, temiendo que mis acciones no estaban alineadas con el Fa, con la esperanza de que pudiera corregirme a mí misma.

Escuché lo que el segundo practicante había comentado sobre mí, y la situación real era, en realidad, completamente al revés. Algunos practicantes habían difundido comentarios erróneos y esto me enfureció.

Pensé: "Ésta es una acusación totalmente falsa. ¿Cómo me pudieron hacer esto?". Mis emociones y pensamientos se enfocaron en quién tenía la razón y quién no sobre esta cuestión aislada, que estaba en un nivel superficial. Tuve que reprimir mi rencor y otros pensamientos negativos acerca del segundo practicante usando mi fuerza de voluntad.

Finalmente, me pregunté: "¿Cuáles son mis apegos de las que las viejas fuerzas se están aprovechando para crear estos problemas entre los practicantes? ¿El apego a la vanidad y a la fama? ¿El miedo a los chismes y a una mala representación de mí misma? ¿El que odio los conflictos y, cuando éstos surgen, tiendo a cavar en un cuerno de buey y hago que un asunto simple se vuelva mucho más complicado de lo que realmente es?".

Consideré que el apego fundamental era el apego a mí misma. Si no hubiera sido por ese practicante, este mismo conflicto se hubiera manifestado a través de otro practicante. Decidí enfocarme en mis propios apegos en lugar de prestar atención a mis sentimientos acerca de ese practicante.

Pensé: "Siendo practicante, ¿cómo puedo mejorar si odio o temo a los conflictos? Si no puedo dejar el ego y mi corazón es movido por las emociones humanas, nunca alcanzaré el estándar de un practicante". Me di cuenta de la solemnidad de cultivación y de la seriedad de eliminar los apegos. Comencé a examinar mis propios pensamientos, en lugar de mirar los defectos de los demás.

Una vez que decidí eliminar el ego, entendí naturalmente que todos los seres en este mundo están soportando dificultades de una manera u otra, pero que todos llegaron a los Tres Reinos por el Fa, entonces debemos atesorarnos y apoyarnos mutuamente.

A partir de ese momento, ya no he tratado a los demás con rencor o nociones preconcebidas. En cambio, me esfuerzo para cambiarme a mí misma. Cuando me pude poner en los zapatos de los demás y pensar desde su perspectiva, pude permanecer tranquila, relajada y feliz.

Tratando a la familia con compasión, y no con nociones humanas

Mi hermana y mi hermano se respetan y se apoyan entre sí la mayor parte del tiempo. Sin embargo, cuando toda la familia se reúne para la cena del Año Nuevo Chino en la casa de mi madre, ellos pelean por cosas pequeñas. Mi madre y yo tenemos que tranquilizarlos o impedir que se peleen. No había podido evitar involucrarme emocionalmente, y me sentía triste tanto por ellos como por mi madre.

Este año, no pude estar presente en la cena familiar de año nuevo. Mi hijo me dijo que mis hermanos comenzaron a pelearse otra vez mientras estaban jugando cartas después de la cena. Cuando oí esto, otra vez me preocupé por la salud de mi madre y culpé a mis hermanos por el caos que causaban en las reuniones familiares.

Unos días más tarde, me visitó mi madre. Me dijo que mi hermano y mi hermana habían vuelto a la normalidad y que no debería preocuparme. De repente, me di cuenta de que se peleaban debido a su yeli (karma). Su yeli disminuía un poco cada vez que peleaban entre sí.

Sus vidas fueron arregladas previamente de acuerdo a su yeli (karma) y, siendo personas comunes, no podían hacer mucho al respecto. Ésta también había sido una prueba apuntando mis propios apegos. Por desgracia, había actuado como un espectador y forastero. Juzgué el comportamiento de mis hermanos en base a mis nociones humanas.

Mirando hacia adentro, supe que estaba controlada por qing y nociones humanas. Vivía mi vida entre la gente común y pensaba como una persona común. Olvidé completamente el propósito real de un practicante, y que incluso la gente común vino a este mundo de niveles cósmicos superiores.

Mi hermano me llamó recientemente y me dijo que habían entrado ladrones en la casa de mi madre. Habían forzado la puerta, la habían dejado abierta y, por el frío, las tuberías de agua se habían roto. Tuve la imagen de mi madre en sus ochenta, sentada en medio del caos y sufriendo.

Me sentí triste y preocupada. Mientras estaba a punto de dejarme llevar por esos sentimientos, pensé de repente: "Si el sufrimiento de mi madre es debido a su yeli (karma), ¿no es una cosa buena? ¿Por qué estoy preocupada y triste?".

Me sentí aliviada y ya no le guardé ningún resentimiento al ladrón. Por el contrario, el ladrón era un ser que se merecía ser tratado con compasión.

Dafa me ayudó a liberarme del qing y de varias emociones humanas. Dafa me enseñó a ver las cosas desde la perspectiva de un cultivador. Ahora puedo tratar a todos con una mente calma, con sabiduría y compasión.