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Superando una tribulación de enfermedad

Nov. 6, 2016 |   Por una practicante en los Estados Unidos

(Minghui.org) Comenzó como una tribulación regular de enfermedad. He sido una practicante toda mi vida, no le di importancia y continué yendo a clases y siguiendo con mi rutina diaria como siempre. Noté que la tribulación de enfermedad duró más de lo normal, alrededor de una semana. Después de que la enfermedad pasara, encontré que me había vuelto débil. Mi periodo vino al otro día, pero mi cuerpo estaba muy débil como para manejar el stress de este. Fui a mis clases como de costumbre y pude seguir con mi día, pero me encontré terriblemente débil. Esa noche, volví a mi departamento, aún muy débil con un dolor agudo en el ovario derecho.

Vomité dos veces esa noche y pasé toda la noche en cama. El dolor en el ovario derecho no era constante, pero iba y venía en momentos al azar, muy frecuentemente. Pasé todo el fin de semana con dolor, estando en cama y sintiendo contracciones dolorosas en el ovario. El flujo de sangre era muy poco, pero el dolor era extremo. En ese momento comencé a tener diarrea.

Una amiga que no era practicante seguía intentando convencerme de tomar medicamentos o ir al hospital, pero me negué. Sin embargo, mientras la condición empeoró y el dolor continuaba, dudé y consideré ir al hospital.

Durante la semana, mis padres me llevaron a casa y enviaron fuertes pensamientos rectos, leían el Fa y hacían los ejercicios conmigo. Estaba muy débil tanto que era incapaz de hacer el primer ejercicio sin casi desmayarme.

Mi familia se acercó, preocupados, y me preguntaron cual era mi pensamiento. Se preguntaban si yo estaba tratando el problema como un practicante o como una persona común. Fue difícil para mi decirlo, porque después de estar con mucho dolor, sentía que ya nadie me estaba cuidando. Comencé a dudar si era una practicante.

Les conté que quería manejarlo como una practicante. Me dijeron que tuviera pensamientos rectos y que enfrentara a los demonios de frente. Me forcé para hacer los cinco ejercicios con mis padres y encontré que era capaz. El dolor en el ovario no disminuía y seguía invadida con dolor cada pocos minutos. Noté que el área se estaba poniendo muy tensa, y sentía como si hubiera una sustancia densa dentro de mí.

Traté de ir a clases como de costumbre esa semana, pero la ropa agravaba el dolor. Sin embargo, tenía más pensamientos rectos y continué haciendo los ejercicios cada día por mi cuenta. Noté que el lugar comenzaba a inflamarse pero dolía menos. No tenía fuerzas en ese momento, y moverme unas pocas horas o ir a clases me sacaban toda la energía.

Traté de incrementar mis pensamientos rectos, de escuchar el Fa y cada noche antes de ir a dormir, pensaba sobre mis apegos y el origen del problema. Vi mis apegos al dinero, al colegio y a mi futuro. Cada noche, tenía pesadillas que involucraban estrés y fracaso, dos de mis mayores apegos.

A pesar de que el ovario estaba hinchado, el dolor comenzó a irse, y no era tan extremo. Entendí que, siempre que quiera ser una practicante y me esfuerce para actuar como una practicante, entonces seré una practicante. Supe que Shifu estaba cuidándome y que no estaba sola.

La hinchazón comenzó a disminuir y empecé a sentir que retornaba mi fuerza. Sentí una gran voluntad por vivir, ser una buena practicante –y estar a la altura de mis votos y ayudar a Shifu hasta el final.