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Fahui de China | 50 días que cambian la vida

Nov. 14, 2016 |   Por una practicante de Falun Dafa en China

(Minghui.org) El 25 de febrero recibí la llamada para el 13.er Fahui de China y decidí escribir un artículo. Al día siguiente me dieron la noticia que debía mudarme de mi departamento ya que el dueño iba a venderlo.

Una semana después, mi esposo, que vivía con sus padres en ese momento, me llamó para contarme que estaba muy enfermo y apenas podía caminar. Yo tenía el mismo problema-me dolían las rodillas y comenzaron a hincharse. Logré conseguir un departamento y mudarme en dos semanas.

Mientras cuidaba de mi marido en mi nuevo lugar, experimenté una severa interferencia, pero logré terminar mi artículo de compartir experiencias el 13 de abril. En retrospectiva, lo que pasé durante esos 50 días me permitió dejar ir muchos apegos y obtener una comprensión más profunda del Fa.

Pasando la prueba de vida o muerte

Después de mudarme, un taxi trajo a mi marido. Ya estaba confinado a la cama y tenía incontinencia. Me negué a ir a un hospital o que viniera un médico. La situación era caótica. Tenía que cuidarlo y mis piernas estaban muy hinchadas y doloridas.

Mi hermana que también es practicante, vino a ayudarme. De repente tuvo un problema con la oficina 610 local porque se negó a renunciar a Falun Dafa. Su esposo, que solía respetarme, me culpó de haberla metido en problemas porque le presenté la práctica.

La casa era un desastre y mi situación extrema. Era como dijo el Maestro:

“Cientos de penalidades caen a la vez” (Templando la mente y el corazón de uno, de Hong Yin)

El mensaje de las viejas fuerzas era claro: querían que muriera con mi marido. Al día siguiente su cuerpo estaba un poco rígido. Yo tenía que ser fuerte y negar los arreglos de las viejas fuerzas. Falun Dafa ya le había salvado la vida una vez. Él había sufrido mucho en la persecución y había mantenido una actitud positiva hacia Dafa. Continué controlándolo durante la noche, limpiándolo y viendo si aún respiraba.

No tenía tiempo ni energía para enviar más pensamientos rectos. Les pedí a otros practicantes ayuda, pero muchos estaban muy ocupados. Solo uno pudo venir, y mientras ella estaba con nosotros, su nuevo auto chocó.

Esa tarde las piernas comenzaron a dolerme de manera insoportable. Junto con mi hermana enviamos fuertes pensamientos rectos pero no ayudó. Ella pudo ver un problema muy complejo que ocurrió mucho tiempo atrás causando el dolor. El sufrimiento fue atroz en aquel atardecer.

Comencé a tener espasmos de estómago, se entumecieron mis miembros, se aceleró el latido del corazón y mi cuello se volvió rígido. Sentí que las viejas fuerzas estaban decididas a matarme. Lo negué todo y le pedí ayuda al Maestro. Llamé a otros practicantes para pedirles apoyo.

Esa noche doce vinieron desde su trabajo para enviar fuertes pensamientos rectos hasta las 10:30. Con el Maestro y la ayuda de mis compañeros practicantes, pasé la prueba de vida o muerte.

"¿Por qué tuve que lidiar con tribulaciones tan severas?". Me preguntaba. Una practicante me dijo que todo pareció ir bien para ella cuando comenzó a escribir su artículo para el Fahui. Creí que debía ser el caso, así que ¿por qué estaba tan increíblemente interferida? Mirar para adentro incondicionalmente era lo único que podía hacer.

Eliminando mis apegos

Lo primero que hice después de llevar a mi marido a casa fue limpiarlo ya que tenía incontinencia. Todo el desorden y el hedor me disgustaban. No lavé nada, me deshice de todo. Él se negaba a usar pañal.

Me llamó por nombres horribles y desagradables, peor que todo lo que había oído durante los años de persecución. Cerré las puertas y ventanas, porque no quería que los vecinos escucharan. Lloró y gritó por la noche.

No comía nada si la comida no estaba cocida exactamente como él quería. Seguí reprimiendo mi temperamento y mis nociones humanas. Me empujaba al límite de mi tolerancia.

Comencé a recitar poemas de Hong Yin. Cuando llegué a Cultivándose dentro del laberinto:

... “cultivarse hasta que no quede un solo apego, con amarguras idas y dulzuras viniendo, llega la verdadera felicidad”.

Me desperté. Nunca había estado en una situación así, ni había tenido la oportunidad de eliminar mi miedo a la suciedad, al hedor, a los sentimientos de disgusto y de hartazgo. Éstas fueron mis omisiones. Las viejas fuerzas se aprovecharon de ellas y me crearon estos problemas.

Negué sus arreglos y cambié mi actitud hacia el cuidado de mi esposo. Esa noche oí que me llamaba. Cuando entré en la habitación, estaba de pie junto a su cama en un charco de orina y heces.

Y dijo: "No ensucié la cama". Lo limpié inmediatamente y lo animé. "Hiciste bien. Es mucho más fácil de limpiar de esta manera. Estarás mejor y para entonces podremos intentar usar el baño”. Sé que mejoró tan pronto como encontré mis nociones. Sólo unos pocos días más tarde fue capaz de hacerse cargo de sí en el baño.

Envidia

Un día mi hermana me preguntó: “¿Tienes aún alguna clase de envidia para con tu esposo?”. Quedé desconcertada.

Ese mismo día un amigo llamó para preguntar si mi marido y yo nos uniríamos a un viaje en el extranjero. Me imaginé viajando juntos, felices y románticos. ¡De repente me di cuenta que eso era una clase de envidia! Estaba celosa de algo que no podía tener, algo que había deseado y que no pudo darme. Siempre traté de no estar resentida con él, pero no vi la envidia detrás de eso.

Continué cavando y vi muchas más nociones humanas ocultas detrás de esta envidia.

Siempre quise estar muy enamorada de él, compartir los mismos intereses y llevarnos bien. Sin embargo, con el hombre con el que me casé, mis sueños se rompieron una y otra vez. Antes de volver a estar juntos, habíamos estado viviendo separados durante algún tiempo. Cuando me sentí frustrada, empecé a envidiar a otras parejas y sus vidas. Con el tiempo, estos celos se convirtieron en una envidia bien oculta.

Cuando comencé a pensar basándome en el Fa, me di cuenta que necesitaba agradecerle a un intelectual aburrido. Si hubiera conocido al "hombre de mis sueños", habría pasado todo mi tiempo enfocándome en la vida romántica que anhelaba. ¡Ni siquiera hubiera practicado Falun Dafa! Por él, dejé de ser romántica y abandoné la mayor parte de mis apegos sentimentales mucho antes de convertirme en una practicante.

Ser responsable de los seres conscientes

Noté que mi marido estaba actuando extrañamente de muchas formas: lo que decía no era lógico y me miraba con curiosidad. Una mañana me dijo que estuvo contento la noche anterior jugando con docenas de monos. Quedé conmocionada y me di cuenta que estaba poseído por animales, que ése era el por qué enfermó de repente y no actuaba en forma normal.

Rápidamente comencé a enviar pensamientos rectos para eliminar los elementos malignos alrededor suyo. En el proceso entendí que el mal lo estaba persiguiendo con el fin de perseguirme a mí. Tuvimos síntomas similares, como insensibilidad y dolor de piernas casi al mismo tiempo. Vi en otra dimensión dos sillas de ruedas y cajones listos para nosotros.

Les dije a las viejas fuerzas: “Prometí al Maestro ayudarlo a rectificar el Fa y debo cumplir mi misión. Todo lo que se interponga entre mi misión y yo está destinado a ser erradicado. Perseguir a un ser consciente para destruir a un practicante solo agrava el crimen”. Extendí el tiempo y la frecuencia de enviar pensamientos rectos. También pedí ayuda a otros practicantes. Vi que mi campo rápidamente se volvió claro y brillante.

Comencé a escribir este artículo para el Fahui, y mi mente estaba en un muy buen estado. A través de este proceso entendí que las ataduras y sentimientos a nuestras familias constituyen un ambiente en el cual podemos cultivarnos y mejorar. Debemos ser responsables de nuestros seres conscientes. Siempre ignoré a mi esposo, pensando que él debía estar bien porque tenía pensamientos positivos hacia Dafa. Las viejas fuerzas lo explotaron y me alcanzaron a través suyo. Fue mi culpa que sufriera tan tremendamente.

Encontrando mi apego fundamental

No me importaba mucho el dinero o el estatus social, pero me preocupaba lo que otros pensaban de mí y mi reputación. Persuadí a mi marido a adoptar mis valores y estándares.

Para ser la llamada buena esposa y ayudar a mi marido a avanzar en su trabajo, lo dejé todo. No gasté nada de sus ganancias en nuestros 35 años de matrimonio, incluso pagué sus deudas. Me ocupé de todo en casa para que él pudiera dedicar todo el tiempo a su trabajo. Nunca debió preocuparse de los niños.

Trabajé tan duro en esto que un día colapsé físicamente y no pude levantarme. Literalmente sacrifiqué mi vida por mi noción de reputación. Todas mis emociones rondaban en torno a ella. Incluso después de convertirme en practicante, todavía tenía el mismo apego cuando hacía cosas para Dafa. Nunca me había dado cuenta de que éste era mi apego fundamental.

Cuando leí el artículo del Maestro Hacia la perfección, de Escrituras esenciales para mayor avance (II), no reparé demasiado en ello, porque pensaba que ya no estaba apegada a mi salud. En primer lugar no se me ocurrió buscar lo que me enfermó tanto. El deseo tan profundo de tener una buena reputación, salvar mi imagen y el esfuerzo que puse en ello, hicieron que llegara a ese estado. También me di cuenta que gran parte de lo que mi esposo sufría era el resultado de mi apego fundamental. El yeli en el que incurrí por causar sus sufrimientos, me ocasionó dolor y problemas y me impedía aclarar mejor la verdad.

Perdiendo la cultura del partido

La relación con mi esposo se deterioró en los últimos años. No nos soportábamos, por eso él se mudó con sus padres.

Me gustó el hecho de que viviéramos separados y pensé que era más fácil cultivarme. El otro día leyendo algo sobre la cultura del partido comunista chino, me di cuenta que estaba siendo demasiado extrema en la relación con mi esposo. Como resultado, estaba deprimida y me sentí incapaz de tratar con la interferencia de otras dimensiones.

Ambos estábamos siendo perseguidos. La diferencia era que yo veía el futuro porque tenía el Fa, él, siendo una persona común, no podía. Me alejé de mi pensamiento extremo e intenté pensar en cómo el Maestro lo hubiera tratado. Me di cuenta que lo hubiera querido y le hubiera dado oportunidades. Necesitaba apreciarlo porque vino a este mundo representando a su universo. Ha sufrido mucho por sus seres.

A través de esta oportunidad, también observé cómo me veía y cómo manejé muchas cosas con medidas extremas. Había herido mucho a mi marido como resultado de mis entendimientos y acciones extremas.

Lágrimas de compasión

Mi marido tuvo una terrible niñez por sus hermanos. En la universidad sufrió una intoxicación alimentaria, que dañó permanentemente su estómago. Cuando enseñaba en una facultad, el decano lo despidió para robar su tecnología. Comenzó su propia compañía y el hombre en quien confiaba lo traicionó.

Después que empezó la persecución, las autoridades sospecharon que estaba ayudando a los practicantes y cerraron su negocio. Él demandó al decano y fue atacado físicamente en la sala del tribunal. Cuando no tuvimos ingresos, sus hermanos vendieron nuestra casa. Se quedó sin nada y tuvo que cuidar de sus padres.

Lloré al pensar en lo que él había atravesado. Realmente quería que se salvara, porque todos los seres habían sufrido tanto por estar aquí, en este tiempo de la historia para oír el Fa. Naturalmente tuve compasión. El Maestro dijo:

“La misericordia es el estado eterno de los dioses”. (¿Por qué rechazas? de Hong Yin III)

“Si tu verdadera naturaleza esencial vuelve a emerger, entonces tu verdadero estándar de compresión estará aquí, y ese estándar eres tú mismo”. (La naturaleza fo, de Zhuan Falun (II))

Siempre había querido que el ambiente cambiara para mí en vez de hacer yo el esfuerzo de ajustarme a él. Cuando mejoro, las cosas que me rodean cambian para mejor. Cuanto más rápido mejoro, más rápido y más cosas cambian para mejor.

Conclusión

Terminé mi artículo el día de la fecha límite. Me costó creer que había pasado tanto en tan sólo 50 días. Al día siguiente mi marido me dijo que quería cortarse el cabello. Me sorprendí y me pregunté si podría hacerlo.

Lo ayudé a bajar las escaleras y fuimos al salón de peluquería. Luego comimos juntos y recuperamos toda nuestra energía. Pocos días después fue capaz de ir a la corte para continuar la pelea legal con el ex decano. Las cosas parecían estar de vuelta en el camino correcto.

Agradezco al Maestro por templarme en los 50 días después de la llamada por los artículos. Experimenté tantas cosas que jamás hubiera imaginado y mejorado basada en el Fa. Me permitieron convertirme en una persona que vive para los demás.