(Minghui.org) Escribo este artículo, con el corazón abatido, para contarles una visión que tuve en un sueño. Espero que consiga animar a los compañeros practicantes para que no aflojen en la cultivación. La rectificación del Fa casi ha alcanzado su final, así que seamos diligentes y aprovechemos la última oportunidad que nos ha dado el Maestro, para salvar a más gente.

En mi sueño, vi una dimensión parecida a la nuestra. La única diferencia consistía en que esta dimensión era un poco más oscura y más desierta. Aparte de mi, no había nadie más allí.

Repentinamente, todo lo que estaba delante de mi (el terreno, los árboles, los edificios...) empezó a elevarse en el aire, como una gigantesca nave espacial. Pude ver esto muy claramente en mi sueño. Mientras estaba ascendiendo, trozos del suelo se desprendían y caían de su parte inferior a medida que se iba elevando.

Mi intuición me decía que no merecía estar a bordo de la nave espacial, porque no me había cultivado bien. No había cumplido mis votos. Los que eran dignos de estar en la nave espacial eran los cultivadores genuinos que habían alcanzado los estándares, cumplido sus promesas y eliminado todos sus apegos.

Incapaz de moverme, permanecí allí con la mente en blanco. Sentía enormes remordimientos en mi corazón.

Esta nave espacial estaba ascendiendo lentamente. Cuando estaba a una altura aproximada de 10 metros sobre el suelo, vi una fila de cajas pequeñas y transparentes situadas a un costado de la nave, eran alrededor de 20 o 30 en total. Sentí que esas cajas deberían haber estado llenas con nuestra poderosa virtud. Sin embargo, mis cajas estaban vacías.

Encima de cada caja había unos números, que correspondían al número de seres conscientes que salvamos. Cuando alcanzábamos ese número, habíamos alcanzado el estándar. Solo en ese momento podríamos entrar en la nave y seguir al Maestro hasta el nuevo universo. Sin embargo, mis cajas no coincidía con ninguno de los números. No salvé suficientes.

Me había involucrado en trabajos para Dafa en los últimos años, pero las razones por las que lo hacía no eran puras. Pertenezco al grupo de practicantes que no se toma en serio su cultivación. No había estudiado el Fa con regularidad, no había hecho los ejercicios, y no había enviado pensamientos rectos. Tampoco había cultivado bien mi xinxing y no había salvado a suficiente gente.

En general, no lo había hecho bien en ningún aspecto de la cultivación.

Mientras estoy escribiendo esto, he empezado a sentir sudor frío debido a la angustia. No me he cultivado bien, pero lo más importante es que no he cumplido mis votos. Las consecuencias por incumplir mi juramento son inimaginables.

En el sueño, pensé que todo se había acabado y que no merecía seguir viviendo. El Maestro ha soportado tanto por mí durante estos años, pero aun así no cumplí mi promesa. Los incontables seres conscientes de mi mundo serán destruidos y desintegrados.

Es lo que dijo el Maestro: “¡Un pecado sin comparación!”. (Fahui de Nueva York 2016)

El Maestro también dijo:

“... cuando te des cuenta de lo que has perdido, ¡ni siquiera querrás seguir viviendo aunque te lo pidan!”. (Exponiendo y enseñando el Fa en el Fahui del Área Metropolitana de Nueva York, 20 de abril de 2003)

Las palabras del Maestro describían exactamente lo que sentí en ese momento.

De repente, la gigantesca nave espacial detuvo su ascensión. El Maestro apareció por la parte derecha de la nave y se quedó mirándome. La tristeza y la desesperación que sentí fueron realmente dolorosas (sentí como si alguien estuviera cortando y abriendo mi corazón con un cuchillo).

Sentí mucho arrepentimiento. Mi mente estaba en blanco en ese momento, solo podía sentír vergüenza.

Súbitamente, la enorme nave espacial empezó a llamarme y volvió a descender, tocó tierra lentamente. Supe que el Maestro no quería abandonarme, no quería que afrontara las consecuencias de esto porque serían extremadamente horribles. El Maestro me mostró su inagotable e infinita misericordia una vez más.

Una practicante apareció detrás de mí y caminó por encima de la capa de tierra sobre la nave. Empezó a llevarse la mitad de las cajas. Comprendí que el Maestro le pidió a esta practicante que soportara la mitad de mis responsabilidades, para compensar lo que yo había perdido; pero debía rellenar el resto de las cajas por mí mismo, y hacer que coincidieran con los números que tenían encima. Como había perdido, para siempre, incontables seres conscientes debido a mi falta de diligencia, tampoco me iba a resultar fácil regresar a mi mundo original.

Cuando la practicante acabó de tomar las cajas, el Maestro dijo: “Continuaremos la ascensión dentro de tres minutos”. Entonces me desperté del sueño.

El Maestro me dio tres minutos más para hacerlo bien, pero no sé cuan largo es ese período de tiempo en el mundo humano. Solo sé que el tiempo es escaso.

La razón por la que comparto este sueño es porque espero que anime a los practicantes que no han sido diligentes a que aprovechen esta última oportunidad y este tiempo limitado para salir y salvar a la gente, y abandonar sus apegos humanos. Hay que hacer uso de esta última oportunidad para compensar lo que uno ha perdido, de otro modo, el resultado final será terrible. Cada minuto y cada segundo es decisivo, es el momento de nadar o hundirse.

Agradezco al Maestro su infinita compasión. Intentaré hacer mejor las tres cosas, las haré bien desde ahora y me asimilaré al Fa tanto como me sea posible. Este sueño me despertó y se ha convertido en el motor que me impulsa para hacer las tres cosas mejor y vivir de acuerdo a las expectativas y la compasiva salvación del Maestro.